.... Pero no demasiado: los arquetipos que reinan en la ficción española

".... Pero no demasiado": los arquetipos que reinan en la ficción española

Televisión

".... Pero no demasiado": los arquetipos que reinan en la ficción española

28 noviembre, 2014 08:01

El prime time español es como el PSOE de Pedro Sánchez: quiere caerle bien a todo el mundo. A jóvenes, abuelos, a ellos, a ellas, a los de pueblo, a los de ciudad, a los ricos, a los pobres y a los mediopensionistas, a casados, viudos, divorciados, huérfanos, macarras, pijos, singles e hijos del medio de siete hermanos.

¿Y cómo se consigue caerle bien a todos todo el rato? De ninguna manera. Es imposible. Pero se puede intentar y, a veces, se consigue gustarle a muchos. ¿Cómo? Pues con la técnica del “… pero no demasiado”. 

Cojamos de nuevo, con su permiso, la figura de don Pedro Sánchez y su flamante brand new socialismo obrero español. Apoyan la monarquía… Pero no demasiado, ¿eh? Que son republicanos. Apoyaban la consulta ciudadana sobre el futuro de Cataluña, pero no demasiado porque era anticonstitucional. Y eso que están a favor de reformar la Carta Magna, pero no demasiado porque hacerlo mucho es de populistas.

No estamos en EEUU donde hay tropecientos millones de espectadores y otros tantos canales, públicos y de pago, totalmente segmentados. Allí, quitando las dos o tres networks grandes, los canales persiguen a su público objetivo: urbanitas de la Costa Este, surferos de la Oeste, granjeros de Iowa, granjeros de Iowa con tractor rojo, soccer moms con coches azules… Ser los líderes de audiencia entre su nicho especifiquísimo es la meta. Llegar a otro tipo de audiencia es circunstancial y un valor añadido, pero no está en sus planes. 

Aquí no tenemos esos tropecientos millones de espectadores como para segmentar tanto el mercado. Ni otros tantos canales sino seis. Bueno tres, si los contamos por grupos mediáticos. Y todos, todos, quieren ser líderes de audiencia. Y, para eso, hay que caerle bien a todo el mundo, ofrecer productos que lleguen al público más masivo y variado posible.

Es por eso, y sólo por eso, que en España no ha habido, no hay y (creo) no habrá en un futuro próximo contenidos en el prime time protagonizados por hijos de puta como Walter White o Francis Underwood; ni por amas de casa con pasados criminales como Bree Van De Kamp o Gabrielle Solís; ni por cárceles femeninas hiperrealistas, sucias y llenas de señoras orondas y sin dientes, a no ser que les entren las prisas por hacer la secuela de Mi gitana.

Aquí los protas tienen que ser, ante todo, buenos. Majos. Carismáticos. Y si son muy malos, muy malos, muy malos, también tienen que ser muy, muy graciosos. Y redimirse en la tercera temporada.

En busca de la audiencia masiva

Todos los manuales de guión siempre incluyen un capítulo sobre los arquetipos que pululan por las historias clásicas y modernas: el héroe, el mentor, la némesis, el objeto romántico, la tentación en el viaje, el timador, el alivio cómico… El prime time español, en esa búsqueda de la audiencia masiva y del caerle bien a todos, también cuenta con sus arquetipos propios:

- EL VIUDO: o divorciado. Hombre de mediana edad, herido emocionalmente, gruñón e innaccesible. Pero no demasiado. Porque, además, de gruñón e inaccesible es simpático y cercano. De clase obrera pero con chalé. Sin mucha formación, pero capaz de soltar un speech que dejaría a Martin Luther King blanco. Su arco de temporada suele estar ligado a una nueva oportunidad amorosa que le brinda la vida a través de la aparición de…

- LA DIVORCIADA: o viuda. Al igual que el arquetipo anterior, viene con tara amorosa de casa. Pero ella es mucho más resuelta, moderna, educada y proactiva que su homólogo masculino. Pero no demasiado. Porque además de moderna e independiente es tradicional, madre amantísima de mandil y artífice de los mejores desayunos del mundo. Su condición habitual de MILF hace que, a veces, resulte chocante que le pongan una hija que casi parece su hermana pequeña. Esa hija es…

- LA INTELIGENTE DESCOCADA: chica de 16 años inmersa en plena revolución hormonal que la empuja a cometer las mayores barbaridades e irresponsabilidades posibles. Bueno, tampoco esas barbaridades son demasiado bárbaras ni las irresponsabilidades demasiado irresponsables porque la inteligente descocada no es demasiado descocada, pero sí muy inteligente. Y buena. Y madura a pesar de su inmadura edad. Y siempre volverá al redil, como Dios manda, a pesar de las tentaciones constantes que sentirá por culpa de

- EL DESPLEGABLE: dejando a un lado el eterno debate de si se dice "LA Superpop" o "EL Superpop", el desplegable de esta revista es dominio absoluto de este rebelde sin causa de 17 años (siempre tiene 17 para que sea el repetidor de la clase de la inteligente descocada). Cañón, amante de las camisetas ajustadas para que le aprieten mucho y se pueda despojar de ellas para estar más cómodo. Es duro y malote. Y violento. Pero no demasiado. Porque también es tranquilo, pacífico, sensible y más romántico que Pimpinela de buenas. Es capaz de escribir las mejores declaraciones de amor a pesar de no haber leído ni el manual de instrucciones de su moto. Como el desplegable es duro como el granito y no se entrega a las emociones en público, necesita alguien de confianza, un escudero con el que verbalizar lo que siente. Ese escudero es…

- EL COLEGA CON MOTE GRACIOSO: “Chucho”, “Chino”, “Pichi” o un derivado con “ch” son nombres válidos para este personaje. El nombre de un animal también vale. Este arquetipo es el mejor amigo del desplegable y fiel seguidor en sus fechorías de malote. Se caracteriza por una inteligencia muy residual, un corazón que no le cabe en el pecho y un sentido épico de la amistad que le empuja hasta a dar su vida, si hace falta, por su admirado y querido desplegable.

- EL TRAVIESO DIABLILLO: hermano pequeño de la inteligente descocada que alcanzará la adolescencia allá por la cuarta temporada. Hasta entonces su papel es hacer gamberradas no demasiado hirientes junto con sus amiguitos de trama, convencer al desplegable para que dé el paso de tirarse a su hermana mayor y atraer a los más pequeños de la audiencia.

- LA CHACHA ANDALUZA: este arquetipo tal cual está en desuso (a pesar de algún intento por recuperarlo, con la misma actriz que lo popularizó en los 90), pero admite cualquier variación como la vecina cotilla o la tabernera ordinaria pero no demasiado. Representa la sabiduría del pueblo, de la calle, la que no enseñan los libros sino una vida llena de trabajo honrado y sacrificado que el personaje encara con una actitud positiva y jovial. 

- LA VOZ DE LA EXPERIENCIA: la abuela, el tío abuelo, el párroco, el jefe de la oficina, el suegro… Este personaje es todo bondad. Y nunca lo es demasiado. Es el más veterano del elenco, y no sólo encarna la moraleja que deben aplicar en sus vidas los protas más desorientados sino que sirve para conectar con los espectadores de más edad, los que dominan el mando a distancia y están representados por esa figura demiúrgica que todo guionista teme y venera a la vez: la “Abuela de Cuenca”.

Por supuesto me dejo otros arquetipos en el tintero, pero me atrevo a decir que estos son los principales. Durante muchos años estos roles se han repetido en el gran género televisivo de la ficción nacional: la dramedia, o lo que es lo mismo, ni demasiado cómica ni demasiado dramática. Un poco de las dos. Con un toque de misterio. Y romance. Y acción. Y aventura. Y fantástico sin pasarse. Lo justo para llegar a todos los gustos.

Una fórmula que muchos llamamos y llamaremos "agotada", a pesar de que sigue pariendo éxito tras éxito y manteniendo la industria viva. Una fórmula que apenas ha cambiado desde el nacimiento de las televisiones privadas y para la que muchos apostamos por una renovación, imitando las propuestas británicas y americanas, cuando son ellos los que ahora nos compran los formatos y nos imitan a nosotros. 

Igual a Pedro Sánchez le sale bien la jugada, le acaba cayendo bien a todos, vendiendo como nuevo lo mismo que llevan haciendo desde la Transición, y ganan las elecciones. O, quizás, la fórmula cambia de un día para otro cuando alguien, de repente, aparece de la nada y apuesta por otra vía genuinamente nueva y pone el parqué patas arriba asegurando que si queremos, podemos. O ninguna de los dos. O ambas. Pero no demasiado. 

* Jaime Vaca, guionista de series como Los Serrano, Velvet, coordinador de guión de Física o Química y Cuéntame un cuento. Actualmente en Chiringuito de Pepe.