Campoamor dialoga con una manzana de la UE

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El humor en el arte llama la atención por su escasez. Es la más difícil performance. No es risa, aunque la suscite. Es la distancia que se establece entre la ironía, la burla y el escarnio. Supone una gran firmeza, una rara capacidad para sobreponerse al dolor en situaciones límite. Distiende lo trágico. Burla la grave seriedad del profeta. Incomoda al dogma sectario y a las impávidas realidades de idealista.

De nuevo, apelo a Campoamor, a su sencillez olvidada, a su mano hábil para que me ilumine por tan intrincados vericuetos.

Campoamor dialoga con una manzana de la Unión Europea

CAMPOAMOR

Si con simple dentellada

se penetra en tu blancura,

dime, poma de ternura,

¿quién te espetó esa bisagra?,

¿la competencia acaso?,

¿o esa manía germánica,

marcial, perenne, atávica,

de imponer su marca-pasos?,

¿la picaresca española

nacional como el chorizo?

¡Dios te libre del postizo

devenir de la escayola!

MANZANA

Hablas bien, poeta en ciernes,

pero a mí ya no me extraña

que por ser yo fruta sana

se me descorazone.

Puedo ser fiel y brillar

en impávido oropel,

más sólo al oro de ley

prometí yo lealtad.

CAMPOAMOR

A nadie engaña el fulgor

de quincalla en tu figura,

ni el gozne con que simulas

distinguida condición.

Eres solo vil metal,

nada noble en ti palpita,

sin decoro solicitas

un abrazo fraternal.

MANZANA

¿Habrá, en algún lugar,

sin la bisagra alemana

tan solo una manzana

que consiga prosperar?

Mida bien cada palabra

tu lengua de lenguaraz

impertinente y agria:

poeta de lo ineficaz.

Yo brillo con luz global

y a ti ni te ven con lupa,

la hosca nube en ti se agrupa,

truena mucho y riega mal.