La lucha de los emigrantes

Inmigrantes en el centro de la Autoridad de Inmigración Anti-Ilegal en Trípoli. Ismail Zitouny Reuters

El racismo es el clasismo de quien odia a quienes quieren labrarse un futuro mejor en una tierra, un país que les dé la oportunidad de poder desarrollar todo su potencial.

Cuando escucho el discurso de odio de quienes se sienten superiores y dicen defender a occidente y a España de una invasión, me produce pena y me río de su ridículo discurso cargado de odio.

El ultranacionalismo español, no rechaza los yates de los jeques porque vienen cargados de petrodólares y sí alimenta la ignorancia de quién ve inferior al diferente.

Es emocionante escuchar las historias de quienes llegan a nuestro país y es penoso escuchar los argumentos de quienes les rechazan.

Los que protestan porque les quitan el trabajo deben tener en cuenta que si alguien cruza desiertos y mares, en condiciones límite, sin recursos, sin títulos ni vida laboral demostrable, les quita el trabajo, igual el problema es de ellos.

Es imposible sentirse superior a personas que logran sobrevivir a tan dura vida, porque están demostrando sus grandes capacidades que están por desarrollar para su propio bien y el del país que les acoge.

Las corrientes migratorias siempre han existido y existirán y nadie las para porque están motivadas por la supervivencia pura y dura.

La extrema derecha proyecta en quien odia, sus incapacidades y complejos.