El vacío en La Moncloa

Pedro Sánchez y Quim Torra en La Moncloa Ballesteros Agencia EFE

Hay espacios que solo se llenan cuando son o están ocupados por quien es el titular de los mismos.





En el caso del Palacio de La Moncloa  -mira que es grande-   hay dos metros cuadrados que pertenecen por derecho propio a la Guardia Civil. Son, uno a cada lado, los de la puerta en la que sus inquilinos reciben de mejor o peor grado a sus visitantes. Siempre los ocupa una pareja de la Guardia Civil en uniforme de gala.





Bueno, siempre no, que el lunes en el recibimiento del presidente de la Generalidad de Cataluña esos dos espacios eran el vacío. Me restregué lo ojos, lo agudicé por discernir si los uniformados se habían mimetizado con los enladrillados muros, pero ¡quiá!, ni rastro.





Di entonces en pensar si la ausencia se debía al designio del presidente del Gobierno de España por no enojar a su visitante o al requerimiento   -atendido-  de la benemérita institución por no verse obligada, a despecho del casero, a proceder a la detención del desleal visitante portador del lacito amarillo con todo su significado.





En esas sigo.