23-F, todo atado y bien atado II

Portada del 'Diario 16' del 23-F de 1981. Gustavo Catalán

En la edición de “El País” del 14/03/1980 se informaba sobre una entrevista concedida por Josep Tarradellas al semanario portugués “O Tempo” en las que manifestaba: “las autonomías no constituyen una solución para España” y defendía, en relación al problema vasco, “un tipo de negociaciones como las que el general De Gaulle sostuvo con los argelinos”.

El 03/01/81 Alfonso Armada visitó al Rey de España en su residencia de Baqueira-Beret, en una reunión que se alargó hasta la madrugada, y durante el propio mes de febrero, solo días antes del 23-F, el ex-preceptor del monarca visitó a éste en la Zarzuela hasta en ocho ocasiones, que constan en los registros de Palacio. Ese número fue superado por las realizadas al Jefe de Estado, en ese mismo periodo por su compañero de academia militar, el comandante José Luis Cortina, las cuales trufó con entrevistas con el embajador estadounidense, Todman, y al nuncio pontificio, monseñor Innocenti.

Antonio Tejero fue reclutado para protagonizar el acto desencadenante de los hechos previstos, solo unos pocos días antes del 23-F. Pero su posicionamiento, no dejando acceder a Alfonso Armada al salón de plenos del Congreso de los diputados para proponer sus medidas de excepción, nominándose así mismo como presidente de un gobierno del que formarían parte Felipe Gonzalez, Manuel Fraga y Luis María Ansón, entre otros; desencadenó que el mensaje del Rey, a todos los españoles, se emitiera por TVE, a las 01h14’ de la madrugada, solo unos minutos después del abandono de Armada de Las Cortes, no sin antes realizar una “discreta” llamada telefónica, dando cuenta del fracaso de su gestión; todo ello siete horas después de la ocupación del Congreso y casi cuatro horas después de finalizada la presencia militar en RTVE.

En el margen temporal entre la salida de Armada del Congreso y la emisión del mensaje del Jefe de Estado por TVE, Juan Carlos I llamó a Jaime Milans del Bosch, ordenándole la retirada de la tropas de las calles, lo cual aceptó sin ningún problema, todo ello reforzado con un telex del monarca en el que se incluía el texto de “después de este mensaje, ya no puedo volverme atrás”.

Lo más sorprendente de los hechos ocurridos aquel 23-F, es que se sigan considerando secreto de Estado las grabaciones telefónicas realizadas en aquellas horas. Mientras continúen sin ser públicas y desclasificadas, nuestra democracia no será plena, sino tutelada.

En el libro escrito por Pilar Urbano, titulado La gran desmemoria, se rememoran varias conversaciones entre Juan Carlos I y Adolfo Suárez, en las semanas previas al 23-F, entre las que destaca la siguiente, sobrando los comentarios sobre ella:

‘…Suárez espeta al Rey: "Hablemos claro, señor, yo no estoy en el cargo de presidente porque me haya puesto ahí su Majestad". A lo que le contesta: "Lo que no es normal, por muy legítimo que sea, es que yo diga blanco y tú negro. Las cosas han llegado a un punto en que cada vez coincidimos en menos temas", expresa don Juan Carlos. El cruce de reproches crece en grados. "Me temo que empezamos a dar la impresión de dos jefaturas que en lo importante discrepan", dice Suárez. Y recuerda al Rey que es presidente por las urnas, en las que obtuvo 6.280.000 votos (en 1979). “Tú estás aquí porque te ha puesto el pueblo con no sé cuántos millones de votos... Yo estoy aquí porque me ha puesto la Historia, con setecientos y pico años. Soy sucesor de Franco, sí, pero soy el heredero de 17 reyes de mi propia familia. Discutimos si Otan sí u Otan no, si Israel o si Arafat, si Armada es bueno o peligroso. Y como no veo que tú vayas a dar tu brazo a torcer, la cosa está bastante clara: uno de los dos sobra en este país. Uno de los dos está de más. Y, como comprenderás, yo no pienso abdicar.

La frase pronunciada por Francisco Franco, quien designó a Juan Carlos de Borbón como su sucesor, a título de Rey, de “Todo atado y bien atado”, encaja como anillo al dedo en los sucesos del 23-F. Seguramente no sucedió lo que estaba previsto que sucediera, pero los imponderables fueron administrados y toda la oligarquía, políticos de unos partidos y otros (nacionales y autonómicos), banca, empresarios y, por supuesto, la comunidad internacional, supieron sacar ventaja y constituir el Estado que ha llegado hasta nosotros, aunque ya no seamos quienes fuimos hace casi cuarenta años, pero sí siendo conscientes que las consecuencias del “entente cordiale” que se instauró ese 23-F, entre silencios y complicidades, está en el origen de la crisis que sufrimos hoy.

“…puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. (Abraham Lincoln)