El símbolo amarillo de los delincuentes

Roger Torrent este martes en la reunión de la Mesa del Parlament Efe

La importancia de los símbolos es superior a aquello que se presume. La representación de un conjunto de personas con los mismos ideales, intereses, metas o fines mediante un pequeño objeto revela al resto esa pertenencia. Desde una camiseta de fútbol, una bufanda o una bandera, un uniforme o una gorra, incluso un parche o un lazo prendado en la ropa son, entre otros, algunos ejemplos.

Fue en 1993 cuando en España se comenzó a usar el lazo azul en señal de repulsa del terrorismo. ETA, una banda armada, aún a día de hoy, había secuestrado al industrial vasco D. Julio Iglesias Zamora. Ese color de tela, cruzado y unido a las sencillas prendas del pueblo, contra el terrorismo inhumano de unos malnacidos, pudo considerarse una de las primeras señales de rebeldía como un enorme grito del silencio. Además, la conformación del lazo, simbolizaba una letra “A”. Sí, la inicial de “ASKATU”: LIBERTAD, en vascuence. Tras ese secuestro, vinieron otros; atentados con víctimas mortales, estudiantes con las manos pintadas de blanco; velas en plazas, calles, estaciones de tren... símbolos del dolor de un pueblo contra la barbarie terrorista.

El Golpe de Estado en Cataluña se pretendió “solucionar” con unas elecciones en 55 días, merced a la aplicación del Gobierno de España, presidido por Mariano Rajoy, del artículo 155 de la Constitución Española de 1978. Ni la eficacia de la Guardia Civil ni de la Policía Nacional, ambos a la cabeza en el nivel de aciertos a nivel mundial, han sido capaces de culminar las investigaciones de esa intentona sediciosa.

Algunos de sus líderes están encausados por delitos de sedición, rebelión y malversación de fondos públicos, incluyendo cinco de ellos allende de nuestras fronteras nacionales, dentro de la Unión Europea, a cuerpo de rey, mientras los primeros están en la cárcel o libertad condicional. Sus acólitos eligieron el color amarillo, casualmente el mismo que los nazis entregaban a los judíos con el símbolo de la estrella de David, para diferenciar del resto de la población.

Nuestros compatriotas -siguen siendo españoles y eso les molesta- portan lazo o bufanda de color amarillo; colocan esos anagramas en puentes, fachadas, edificios, incluso en iglesias de culto católico, apostólico y romano. Su odio a España se manifiesta apoyando a los internos y fugados. ¿Cómo explicará la Iglesia Católica Apostólica y Romana cuando llegue la campaña de la Agencia Tributaria de recaudación de impuestos y muchos no señalemos la “X” para entregar un porcentaje de nuestra declaración a los fines de esa comunidad que tratan de destruir el ordenamiento constitucional?

La sociedad catalana está dominada por una conjunción de partidos, cuyos fines son la consecución de la República Catalana; sí, así es, siguen siendo legales y financiados por los impuestos de todos los españoles. ¿Estamos financiando su “revolución”? Afirmativo, somos así de incongruentes en nuestro hermoso país, solamente superados por permitir la estupidez de pagar a quienes tratan de destruirnos. Ellos “disparan” sus ideas con financiación ajena. ¡Menuda “castaña” de revolucionarios! Más parece una “robolución”. ¿Verdad?

Tras las elecciones mencionadas, con un ímprobo esfuerzo, han conseguido formalizar la Mesa del Parlamento Autónomo de Cataluña y elegir a su Presidente. Éste, con un patético lazo amarillo en la solapa, divide al propio Parlamento, mientras debería de ser imparcial entre los suyos y la oposición. Ese individuo ha utilizado medios públicos -como el resto de los “revolucionarios” a costa de todos los españoles- para visitar a los huidos de la Justicia, así como a los individuos internados en prisión preventiva por los delitos relacionados anteriormente. ¿Por qué no realiza contacto con los violadores, acosadores, asesinos, ladrones, traficantes y resto de delincuentes de la Comunidad Autónoma en prisión? Según parece es representante de todos y no sólo de unos pocos delincuentes. Por cierto, ¿cómo diferenciar un delito justo de otro injusto?

Su división de buenos y malos, justos e injustos, a costa de todos los ciudadanos es, cuando menos, discutible a nivel básico. El Derecho no es una ciencia matemática, sino que una misma ley puede ser interpretada por dos proposiciones contradictorias puestas en valor por una persona. Aquello incomprensible es la utilización de la simbología, medios públicos y toda la parafernalia por parte del Presidente del Parlamento a favor de unos imputados, presos preventivos y huidos de la Justicia. ¿Se reuniría también con terroristas, pederastas, violadores, traficantes de droga y personas, o hace distinción?

En España, según está demostrado, la iniquidad de los cargos electos en algunos Parlamentos está fuera de toda duda. ¿Cómo van a regular de manera imparcial los Plenos si ya se decantan por una opción delictiva?

55 días no fueron suficientes, don Mariano.