Castellar Miguel junto a su marido y su hija de 2 años en Cork

Castellar Miguel junto a su marido y su hija de 2 años en Cork E. E.

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Castellar, zaragozana a 2.000 kilómetros de su casa en Navidad: "Es duro por no poder juntarte con toda la familia"

Esta joven de 33 años, este año celebrará las fiestas en Cork, donde vive, al no poder volver a su casa.

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Zaragoza
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La Navidad son días de juntarse en familia. Vuelven a prepararse las mesas largas para acoger a primos, cuñados, abuelos. Un momento de reencuentro en el que las familias aprovechan para ponerse al día y para lo que muchos significa volver a casa y en las que estaciones de trenes y aeropuertos se llenan de la magia de los reencuentros.

Una realidad para muchos, pero para otros es una estampa que tienen que ver desde lejos. Castellar Miguel es protagonista de esos pocos que no pueden desplazarse para celebrar la Navidad con los suyos.

Esta joven de 33 años reside en Cork (Irlanda), pero la falta de vacaciones y su avanzado embarazo de siete meses le ha imposibilitado la vuelta a casa. No es la única en su familia que pasa unas navidades fuera de casa, ya que su marido Pablo vive unas fechas particulares, ya que es argentino y para él es costumbre celebrarlo entre sol y calor y no entre capas de ropa y copos de nieve.

A pesar de celebrar las fiestas entre esa familia que se elige y se construye, Castellar admite que "hay morriña", ya que además comparte ciudad con otros dos hermanos que sí que han podido volverse. "Al final pasas de celebrarlo con más de 20 personas a nosotros que nos juntamos 5", cuenta algo apenada desde Irlanda.

La separación es dura, ya que para ella es el tercer año consecutivo que pasa estas fechas señaladas lejos de Zaragoza y se pierde las extensas sobremesas, juegos y copas con los suyos. Sin embargo, mira el lado positivo: "Las videollamadas lo arreglan, nos vemos igualmente".

Eso sí, esta familia de casi cuatro miembros no ha pasado solos la Nochebuena y Navidad, han tenido compañía, ya que en Irlanda hay una red extensa de extranjeros que no pueden volver tampoco a casa: "El 24 lo pasamos con mi vecina que es polaca y la Navidad la hemos celebrado con una pareja vasca", cuenta.

A pesar de que no es lo mismo, no pierde la ilusión por estos días ya que las tradiciones no las pierde. Por ejemplo, en su casa ya es una costumbre cenar solomillo al roquefort que prepara su madre. En esta ocasión, su marido le cocinó el mismo plato "para sentirme como en casa".

No es lo único ya que no es una Navidad sin la decoración esencial: "Me he encargado de toda la decoración y he puesto el portal de Belén que no podía faltar", cuenta. No es lo único ya que ha decidido traer Zaragoza hasta Cork y en su casa resuenan villancicos del colegio Agustín Gericó "que me encantan".

Una vez pasadas la Nochebuena y la Navidad, Castellar ya mira hacia Nochevieja, en la que se reunirá con sus dos hermanos que vuelven a pasar a Cork el fin de año. Así se juntarán todos y mantendrán viva la tradición de las doce uvas, pero una hora más tarde: "Con la diferencia horaria aprovechamos y nos ponemos la televisión canaria y así no nos perdemos las uvas", señala divertida.

Y entre tanto kilómetro de diferencia, tampoco se pierde la tradición de los Reyes Magos, más aún con una niña de dos años en la familia. Según relata, en otras ocasiones, familias españolas montan su propia cabalgata de Reyes con algunos padres disfrazados y repartiendo regalos, pero este año no ha podido ser.

Aunque eso no hace que el día sea menos especial y a la pequeña no le llegue regalo gracias a sus abuelos "que envían todos los años un regalo para que lo pueda abrir". Y no hay día de Reyes sin roscón y en Cork tampoco se lo iban a perder: "Siempre comemos sin falta gracias a que una chica española vende roscones para estas fechas y siempre le compramos".

A pesar de que sean unas fiestas navideñas a casi 2.000 kilómetros de distancia, Castellar las vive como si estuviera muy cerca de los suyos y las siguientes que pueda volver ya serán una familia de cuatro al completo que se unirá a la amplia familia que comparte en Zaragoza.