Teresa Echeto.

Teresa Echeto. Confitería Echeto

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Teresa, pastelera de una empresa familiar con 135 años de historia: "A muchos les recuerda a su infancia"

La confitería Echeto, ubicada en Jaca (Huesca), ha ido pasando de generación en generación y cuenta con un prestigioso reconocimiento.

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Zaragoza
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En 1890 empezó a escribir su historia la pastelería y confitería Echeto en Jaca (Huesca). Lo hizo de la mano de Lorenzo Echeto y Lorenza Giménez, sin saber que su legado sería centenario y que harían muy felices a miles de personas. Ahora, cerca de acabarse el año 2025, el negocio sigue en pie, con la misma esencia y fuerza que el primer día, tras 135 años de trabajo y la sucesión de cinco generaciones.

Actualmente, está al frente Teresa Echeto, bisnieta de los fundadores, junto a sus hijos Nicolás y Mercedes, quienes cogerán el testigo de la empresa familiar para seguir endulzando a vecinos y visitantes.

La pastelería guarda los pilares y valores de su fundación manteniendo los productos y recetas. “Somos una pastelería tradicional con los productos típicos de cada momento del año”, destaca Teresa. No obstante, confiesa que también se adaptan a los tiempos actuales, sobre todo, señala que sus hijos, al ser jóvenes, quieren experimentar y hacer cosas distintas.

Además, después de 135 años mantiene su ubicación en la plaza de la Catedral de Jaca. “Aquí llevamos toda la vida. Mis bisabuelos empezaron con el trocito pequeño de la tienda y mi bisabuela, cuando se quedó viuda en 1896, compró la casa de al lado y ya se hizo la pastelería grande. Tenía un salón de té que daba desayunos por las mañanas. El negocio ha ido cambiando, pero seguimos aquí”, repasa la pastelera. Eso sí, hace un año tuvieron que trasladar el obrador a un espacio más grande para ganar comodidad.

Imagen antigua de Echeto.

Imagen antigua de Echeto.

Por otro lado, Echeto también dio el salto a la venta online para poder llegar a todos los rincones de España.

Productos de la infancia

En la tienda, las cosas típicas de la zona del Pirineo oscense son las más buscadas, como los lacitos de Jaca o las coronas de Santa Orosia (bizcocho de almendra con un paño de yema de huevo). Aun así, Teresa Echeto insiste en que la demanda depende de la época del año.

“Ahora estamos con los turrones a tope, los panetones y todo el producto de Navidad. Luego vendrá la Pascua y serán los huevos de Pascua, que los hacemos nosotros decorados uno por uno”, detalla.

Interior de la pastelería Echeto.

Interior de la pastelería Echeto. Echeto

Si hay algo que todos los productos tienen en común, es el proceso artesanal, que da una calidad superior a los pasteles. En este aspecto, la pastelera considera que es algo que los consumidores valoran a la hora de decidir dónde comprar.

“Ahora que se habla tanto de experiencias, en la tienda muchas veces sientes eso. Los clientes vienen y se encuentran productos y cosas que le recuerdan a su infancia, a lo que le llevaban sus padres o sus abuelos. Evocan a épocas anteriores y eso a la gente le gusta y le hace gracia”, defiende la pastelera.

Mostrador de la confitería.

Mostrador de la confitería. Echeto

Reconocimientos

El cariño y cuidado que han puesto durante más de un siglo ha dado, sin duda, sus frutos. Así pues, Teresa recuerda los diferentes reconocimientos que han recibido como el del mérito turístico del Gobierno de Aragón en 2009, un Solete con solera de la Guía Repsol, o el de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza.

Sin embargo, para la familia lo más importante es el reconocimiento día a día de los clientes. Tanto de los nuevos como de los de toda la vida: “Lo que más me gusta es cuando viene la gente y se va contenta de tener un espacio que les evoca a su infancia y que les gusta. Y que disfruta del producto”.

Ese respaldo de los usuarios es la mejor recompensa al sacrificio que a veces tiene este oficio. “Es mucho trabajo y mucha entrega. Exige estar en momentos en que todo el mundo está de fiesta. Pero son cosas que asumes y ya está. Ni te las planteas”, señala Echeto.

Imagen antigua de Echeto.

Imagen antigua de Echeto. Echeto

Y es que Teresa no entiende la vida de otra forma. La pastelería ha formado parte de ella desde que nació. “He nacido aquí, en una familia pastelera. Toda mi infancia ha estado rodeada de harina, azúcar y de pasteles y roscones”, confiesa.

“Nosotros hemos disfrutado, trabajando y sufriendo mucho, pero disfrutando. Que es en lo que consiste. Ese amor creo que se lo he transmitido a mis hijos y quieren continuar”, asegura Teresa, que espera un futuro próspero para el negocio. Y es que, la pastelería Echeto es uno de esos lugares únicos que forman parte de la historia de una localidad. Sin duda, Jaca no sería lo mismo sin su confitería.