Interior de una iglesia de Zaragoza.

Interior de una iglesia de Zaragoza.

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He pasado mil veces por delante de esta iglesia de Zaragoza y no sabía que era un auténtico tesoro: sus increíbles pinturas

Se la conoce como la Capilla Sixtina de Zaragoza debido a que lo más sobresaliente de este templo son las pinturas que adornan sus cúpulas y paredes.

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España es uno de los países con mayor número de iglesias y templos religiosos del mundo, reflejo de su profunda historia cristiana y de la importancia que ha tenido la religión en la identidad cultural del país. Desde majestuosas catedrales hasta pequeñas ermitas rurales, estos edificios no solo cumplen una función litúrgica, sino que también son testigos del pasado y del arte en sus diferentes épocas.

Las iglesias españolas abarcan una impresionante diversidad de estilos arquitectónicos, desde las basílicas visigodas y las iglesias románicas medievales hasta las imponentes catedrales góticas, los templos renacentistas y los fastuosos edificios barrocos.

Cada una de ellas cuenta una parte de la historia del país y muestra la evolución artística a lo largo de los siglos. Y además, muchas de ellas pasan desapercibidas para la mayoría, caso de la Iglesia de la Mantería, también conocida como la Iglesia de Santo Tomás de Villanueva, lo único que ha sobrevivido del antiguo Convento de Santo Tomás de Villanueva, y un lugar en Zaragoza que esconde un auténtico tesoro.

La iglesia de la Mantería.

La iglesia de la Mantería. Wikipedia

Se trata de un pequeño templo que está ubicado en la Plaza de San Roque, una tranquila plaza en el Coso Alto de Zaragoza, cerca del Edificio de la Adriática, el primer rascacielos de la ciudad.

En cuanto a su exterior, la iglesia es uno de los mejores exponentes del barroco en Zaragoza, destacando especialmente los dos torreones que flanquean su fachada principal y su detallada ornamentación.

Se la conoce como la Capilla Sixtina de Zaragoza debido a que lo más sobresaliente de este templo son las pinturas que adornan sus cúpulas y paredes. Fueron realizadas por Claudio Coello, uno de los grandes pintores del barroco español, en 1685. 

De la extensión original de las pinturas, solo se conservan las que cubren los techos y cúpulas, a partir de las cornisas, ya que las de la parte inferior de las paredes se han perdido, lo que representa aproximadamente la mitad de la superficie pintada originalmente. Además, con el reciente colapso de una cúpula, también se han perdido las pinturas que la decoraban. El resto de las pinturas parece estar en un estado bastante deteriorado, y se teme que se pierdan si no se lleva a cabo una restauración.

Interior de la Iglesia.

Interior de la Iglesia. Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón

Las obras de restauración de la iglesia finalizaron en 2010, gracias a la financiación del Gobierno de Aragón e Ibercaja. Sin embargo, desde entonces no se ha tomado ninguna medida para preservar las pinturas de Coello, que se encuentran en grave peligro. A pesar de que los zaragozanos no podemos disfrutar de ellas y el edificio está declarado monumento nacional desde 1946 y Bien de Interés Cultural desde 2001, no se ha hecho nada para protegerlas.

Además, cabe destacar que la iglesia sufrió varios daños durante la Guerra de la Independencia y la Desamortización. A lo largo de los años, fue utilizada como prisión para mujeres, almacén, entre otros usos. Desde 1883, está bajo la propiedad del Colegio de las Madres Escolapias. Fue en 2001 cuando una parte de su cúpula se desplomó.

Desafortunadamente, este templo permanece cerrado la mayor parte del tiempo, abriendo solo en ocasiones especiales. Los cultos no se celebran de manera regular en este templo, por lo que solo podrás encontrarla abierta en ocasiones especiales, como bodas o bautizos. En cualquier caso, por ejemplo, en la Semana Santa se suele abrir para mostrar los pasos de la cofradía del Prendimiento.

En definitiva, la Iglesia de la Mantería es un tesoro arquitectónico y artístico de Zaragoza, y aunque no está siempre abierta, su riqueza histórica y cultural la convierte en un lugar digno de ser visitado cuando está accesible.