Ainhoa y Virginia.

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Ainhoa y Virginia, las hermanas que abren su pequeña tienda en el centro de Zaragoza: "Es el momento de lanzarse a la calle"

Esta firma de moda, que comenzó con ventas por Instagram, abrirá sus puertas en el paseo de la Independencia la próxima semana.

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Zaragoza
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Emprender es para valientes y con esa valentía por bandera Ainhoa y Virginia, dos hermanas originarias de La Rioja y afincadas en Aragón, se lanzan a abrir una pequeña tienda en el centro de Zaragoza. En un punto en el que las opciones eran cerrar o apostar, se decantaron por la segunda. Así pues, su marca de ropa, Cafê con Bacon, estará en la calle.

Concretamente, las hermanas abren su tienda en el paseo de la Independencia número 23, en el pasaje Argensola. Tras meses de mucho trabajo, su inauguración ya tiene fecha: el próximo viernes 4 de abril a las 19.00.

Una apuesta arriesgada, pero con la seguridad de que todas sus seguidoras (más de 11 mil) y clientas sean su sustento. Ainhoa y Virginia llevan ya años con su marca, aunque todo empezó vendiendo sus prendas (casual e invitada) por Instagram.

“Cafê con Bacon surgió de la manera más espontánea y atrevida una mañana en la cocina de la casa familiar de La Rioja, mientras nuestra madre preparaba unas croquetas. Una como ingeniera y la otra como pequeña empresaria, siempre nos había unido la curiosidad del emprendimiento juntas. Pero también, la inspiración a través de los viajes, las cosas bonitas y el gusto por la moda. Con esa mezcla, creamos una marca fresca y con personalidad, donde nos encargamos de la búsqueda y selección de prendas diferentes con un toque especial”, resumen las hermanas sobre el origen de todo.

De esta forma, cada una con su trabajo, la marca que empezó como hobby, se les fue “de las manos”. Abrieron su página web para vender online, pero todo seguía creciendo y más adelante abrieron un showroom.

“Dio la casualidad de que, donde tengo mi oficina, los vecinos dejaban libre el local”, señalaba una de las hermanas que al ver la habitación visualizó la idea. “Me recordó a esas de hace 100 años”, justifica entre risas. Por tanto, surgió el showroom como posibilidad de tener un espacio físico donde la gente pudiera ir a probarse las prendas y poder tener un trato más cercano.

Sin embargo, esto se quedaba corto por la disponibilidad de horarios de ellas, que tenían que estar para recibir a las clientas. Y ahí surgió el dilema de cerrar o apostar por estar en la calle. Finalmente, fue la segunda.

Desde el pasado 12 de octubre, Ainhoa cuenta con una fotografía del que iba a ser su futuro local en el teléfono. “Fue verlo y decir ‘si abriera una tienda, sería aquí’”, declara. De esta forma, comenzaron a negociar y el 10 de diciembre lo firmaron, aunque el trabajo al 100% para ponerlo a su gusto lo iniciaron en febrero, con retrasos y viajes de por medio. 

En cuanto al establecimiento, se trata de un sitio pequeño con dos plantas, donde destaca el mármol, la luz natural o su estética francesa. Un espacio acogedor y en el que conseguir una prenda bonita para cualquier ocasión.