Nacho Lahorga, secretario general de ADEA.

Nacho Lahorga, secretario general de ADEA. E.E.

Opinión

No hace falta irse lejos para llegar lejos

Nacho Lahorga, secretario general de ADEA
Zaragoza
Publicada

Durante mucho tiempo creí que para hacer algo grande, había que estar en una ciudad grande.

Que si no te mudabas a Madrid o Barcelona, ibas a quedarte pequeño. Invisible. Como si el éxito tuviera coordenadas geográficas. Y sin embargo, aquí estoy.

Grabando vídeos con el móvil por las calles de Zaragoza, lanzando preguntas que hacen llorar a millones de personas, y recibiendo mensajes de padres, hijos, amigos y parejas que vuelven a hablarse después de años sin hacerlo.

Y todo eso, desde aquí. Desde Zaragoza. Solo siendo yo.

Porque antes de preguntarle cosas profundas a los demás por la calle, aprendí a preguntármelas a mí mismo.

Y eso pasó aquí. Caminando por la ribera del Ebro con los auriculares, o pasando frío en el Puente de Piedra en invierno mientras grababa con los dedos congelados.

Porque, aunque muchos vean solo el vídeo final, lo que no saben es que detrás de esa pregunta que lanzo hay muchas horas de silencio.

Y fue en medio de ese silencio, que descubrí algo: No hace falta irse lejos para llegar lejos.

Hoy mis vídeos llegan a EEUU, Argentina, a Colombia, a México, a cada rincón de España…Y muchos creen que esto se graba en una gran ciudad. Que detrás hay un equipo de marketing. Una productora. Un guion perfecto. Y no.

Detrás hay una mochila, un móvil, un micro… Y un chaval de Zaragoza que empezó haciéndose preguntas incómodas y que decidió compartirlas.

Porque entendí que a veces, una simple pregunta puede comenzar a cambiar una vida. Y que muchas personas solo necesitaban un pequeño empujón para volver a decir “te quiero”, “te echo de menos”, o “perdón”.

Ese empujón no ha salido de Nueva York, ni de Madrid, ni de ninguna oficina de diseño emocional. Ha salido de la Plaza del Pilar, de la ribera del Ebro, de mi barrio Las Fuentes.

Zaragoza no tiene Times Square, pero tiene madres que te abrazan después de que su hijo les diga lo que nunca se atrevió.

Zaragoza no tiene metros abarrotados, pero tiene ancianos que te cuentan su historia si les preguntas.

Zaragoza no tiene el postureo de otras ciudades, pero tiene autenticidad.

Y quizá por eso, lo que sale de aquí llega tan lejos. Porque lo real se siente, aunque estés a miles de kilómetros. No hace falta mudarse para cambiar de vida.

A veces, solo hace falta parar. Escucharte. Y tener el valor de compartir lo que encuentras. Incluso si ese sitio es Zaragoza.