Letrero en Figueruelas

Letrero en Figueruelas E. E.

Economía

“Ya estoy mirando qué es lo que se vende en China”: Figueruelas se prepara para la ‘invasión’ de 2.000 trabajadores chinos

EL ESPAÑOL DE ARAGÓN visita Figueruelas para saber cómo viven sus vecinos el próximo desembarco de 2.000 trabajadores chinos.

El pueblo, de 1.200 habitantes, se divide entre la ilusión de un futuro prometedor y el escepticismo por la falta de información.

Más información: La casa prefabricada, de acoger a 2.000 trabajadores chinos a solución a la falta de vivienda: “Haremos frente a ese reto”

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Figueruelas amanecía como un viernes más de comienzos de octubre, ya con ventanas engalanadas para celebrar el inicio de las Fiestas del Pilar. Desde bien temprano, algunos mayores acudían a la farmacia a recoger sus medicamentos, y ya aprovechaban para acercarse a la frutería o la carnicería a completar la compra del día.

Las calles despertaban tranquilas, aunque un titular iba a llamar la atención de los vecinos. “CATL inicia su aterrizaje con los primeros visados”, publicaba en portada un medio de comunicación aragonés. Es la comidilla entre los vecinos, que enseguida saben ya de lo que hablas cuando te acercas a hablar con ellos. “Lo de los chinos”, lo llaman, porque muchos todavía no lo creen hasta que no lo vean con sus ojos.

El rumor pasó a ser verdad a principios del verano. Más de un millar de trabajadores procedentes de China van a aterrizar en Figueruelas y los municipios cercanos en los próximos meses para construir la nueva gigafactoría de baterías de Stellantis y la asiática CATL, lo que generó un importante revuelo entre los vecinos.

Poco ha trascendido hasta la fecha de cómo será este desembarco. El Gobierno de Aragón trabaja para la instalación de casas prefabricadas en terrenos disponibles de Figueruelas, Pedrola o Alagón que alberguen a estos trabajadores, que todavía no se han dejado ver por los pueblos. “Aquí no ha venido ningún chino, y, si vienen, les atenderemos”, decían en el bar del pueblo.

La situación no es nueva para Figueruelas, que ya recibió en los años 80 una marea de trabajadores alemanes que participaron en la construcción de la entonces fábrica de General Motors. Ellos se integraron en el día a día de la localidad y su presencia era constante en las calles, e incluso algunos se alojaron en las propias casas de los vecinos, que acogieron con gratitud a quien viniera para convertir a su pequeño pueblo en uno de los referentes de la automoción europea y motor -valga el doble sentido- de la industria aragonesa.

Pero, en aquellos años, Figueruelas no se preparó a tiempo para toda la fuerza que supondría tener a escasos metros una de las fábricas más importantes de Aragón. Vecinos de aquella época recuerdan con cierta pena que, por ejemplo, se construyera antes una piscina al otro lado de la carretera que viviendas o escuelas. “Perdimos ese tren”, recordaba el actual alcalde, Luis Bertol, en diciembre.

Ahora, esta localidad de la Ribera Alta del Ebro no quiere dejar escapar la oportunidad para crecer, pero los vecinos más escépticos alertan sobre la necesidad de disponer de más servicios si se incrementa de forma exponencial el número de habitantes. “El pueblo no está preparado para recibir tantas personas. Solo hay una carnicería, un supermercado, no hay pescadería, no hay viviendas... Primero debe haber servicios”, cuenta un vecino.

Sea como fuere, en las calles reciben con entusiasmo la llegada de esta nueva gigafactoría, que asentará el futuro de la automoción en la comarca y el resto de la provincia. “Que vengan empresas a los municipios es lo mejor que puede pasar. Así la gente tiene trabajo, se puede desarrollar y vivir. En donde no hay movimiento, cada día habrá menos gente porque se irán a las ciudades”, señala Francisco.

En la farmacia de Figueruelas, Irene Gallego saca el ‘manual de costumbres chinas’ para ir estudiando cómo atender a los nuevos vecinos. “Habrá que adaptarnos. Estoy mirando qué es lo que se gasta en China. Yo creo que fitoterapia y cosas sobre hongos, o bálsamo de tigre”, ironiza.

Mientras, en la parcela de 80 hectáreas donde se va a instalar la gigafactoría continúan trabajos de movimiento de tierras, con el deseo de ponerla en marcha en marzo de 2028. No obstante, se espera que las primeras baterías salgan de Figueruelas a finales de 2026, aunque sea desde las propias instalaciones de la actual fábrica de coches.