Un grupo de seguidores colombianos disfruta de la etapa en Zaragoza.

Un grupo de seguidores colombianos disfruta de la etapa en Zaragoza.

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Zaragoza vibra con La Vuelta y se entrega a los ciclistas en un final de etapa con mucha emoción: "Es un privilegio verlo"

Philipsen se ha impuesto por la mínima en un final muy ajustado que ha hecho disfrutar al multitudinario público de la capital.

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Zaragoza
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Nadie en Zaragoza se ha querido perder este sábado la llegada de La Vuelta Ciclista a España. Una cita única que no se vive todos los años no podía tener otro recibimiento. Zaragoza se ha entregado, ha vibrado y ha empujado a cada uno de los ciclistas del pelotón en la etapa ocho de la ronda nacional, en la que se ha impuesto el belga Philipsen por la mínima.

Sin embargo, bien hay que señalar que el triunfo era lo que menos importaba a los zaragozanos. Eso sí, los favoritos del público eran Ayuso, Vingegaard o el aragonés Pablo Castrillo. También destacaban los seguidores colombianos que animaban a sus compatriotas.

A las 8.00 de la mañana había comenzado el montaje en el entorno del paseo María Agustín para que todo estuviera listo a mediodía. Entonces, los aficionados comenzaban a instalarse a lo largo del circuito detrás de las vallas (algunos estaban en la meta desde las 12.00).

La mayoría de los asistentes se agrupaban cerca de la Puerta del Carmen, donde la meta, y a lo largo del paseo María Agustín, pero también había muchos que esperaban en otros puntos, aprovechando que el circuito este año pasaba por diferentes partes de Zaragoza.

En esa línea, una vecina del centro señalaba que era un auténtico “privilegio” poder ver este gran evento “desde la puerta de casa”.

Multitud de gente espera la llegada del pelotón.

Multitud de gente espera la llegada del pelotón. E.E.

Ese pensamiento era común entre el público zaragozano, satisfecho de tener La Vuelta en la ciudad, de nuevo, dos años después. “Da mucha vida, es muy importante que se celebren estos eventos”, señalan dos señoras.

Otras jóvenes cuentan que no son seguidoras del ciclismo, pero se habían animado a ir por ocio, para ver el ambiente: “Menos mal que está si no no habría nada que hacer a las 16.00 de la tarde”.

“Es emocionante ver como el pelotón recorre mi ciudad, Zaragoza, se ve El Pilar y otros monumentos”, afirma otro hombre.

Sin embargo, eran muchos los que habían llegado de fuera para ver la etapa, ratificando el impacto económico que supone para la ciudad. “Venimos de Sabadell. Soy un amante de la bicicleta, queríamos venir a Zaragoza y con La Vuelta era la excusa perfecta”, explican dos jóvenes vistiendo la camiseta del Real Zaragoza y del Espanyol. Además, uno de ellos confiesa que han aprovechado para ver la ciudad.

Las camisetas del Real Zaragoza dominaban detrás de las vallas y uno de los asistentes defendía orgulloso que quería que el escudo se viera en televisión por todo el mundo.

Aunque casi todo el mundo disfrutaba del ambiente y de la cita especial, a algún impaciente se le hacía larga la espera y señalaba que se “cansaba”. “Al menos estamos a la sombra y están los bares”, comentaba uno. “Solo se les ve un segundo”, reflexionaba.

Aun así, las ganas de ver en directo a los ciclistas primaban entre el público, donde también destacan las banderas de Palestina o Uruguay y aquellos que seguían La Vuelta a través del móvil.

El público en el paseo María Agustín.

El público en el paseo María Agustín. E.E.

Animados por un speaker, los espectadores calentaban motores y practicaban para la llegada del pelotón. Llegado el momento, la primera vez sobre las 17.11, la calle resonaba de aplausos y gritos, unos que se intensificaban con el último esprint justo antes de la meta, a las 17.38. En ese momento, los corredores alcanzaban los 70 km/h, pero la gente conseguía ver a sus ídolos y grabar la escena para el recuerdo.

Jasper Philipsen imponía en la etapa de 163,5 km que había comenzado en Monzón y en la que retiene el maillot rojo de líder el noruego Torstein Traeen.

Una gran experiencia

“Me ha sorprendido verlos de cerca, está muy fuertes”, manifestaba una mujer todavía emocionada. Con mucho sentimiento lo habían vivido un grupo de colombianos, residentes en Zaragoza, que declaraban que había sido “muy bonito” y que les había encantado vivirlo.

El espectáculo terminaba y ya muchos desean que La Vuelta regrese el próximo año a Zaragoza. Sin duda, un evento universal que une a todos los públicos, pequeños, mayores, hombres, mujeres, locales y turistas…

Con la posterior entrega de premios, y discursos, la multitud desfilaba, mientras otros permanecían en las terrazas de los bares, también llenas. No obstante, algunos establecimientos del paseo María Agustín confesaban que habían trabajado, pero había habido “menos consumo” del que esperaban, por lo que las expectativas no se habían cumplido.

Pese a ello, las sensaciones han sido muy positivas, Zaragoza se ha lucido al mundo y suma otro éxito deportivo en la ciudad. Algo que espera repetir pronto.