Juan del Val, Premio Planeta con 'Vera, una historia de amor'.

Juan del Val, Premio Planeta con 'Vera, una historia de amor'. Javier Ocaña

Cultura

Juan del Val, Premio Planeta 2025: "Si alguien quiere conocerme de verdad tiene que leerme"

"El feminismo es probablemente el movimiento más importante del siglo XX y parte del XXI".

"En las colas de mis firmas estoy seguro de que hay votantes de todos los partidos".

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Zaragoza
Publicada

Solo ha pasado mes y medio desde que Juan del Val recibió el Premio Planeta 2025, pero ha sido tiempo suficiente para que se escriban ríos de tinta sobre él y sobre su novela.

Hemos quedado a las 17.30 en el Ambito Cultural del Corte Inglés, donde será la firma de libros un poco más tarde. Dispuesta a conocer a la persona detrás del personaje, nos sentamos cerca para hablar del amor, de la vida, la política y la crítica.

No hay pose en su postura. No tiene miedo ni vergüenza, acostumbrado a levantar polémica responde las preguntas sin titubear. Voz grave, mirada directa, pero sin apabullar. Del Val no viene a hablar de su libro, sino de lo que la periodista disponga. Suerte la mía.

El motivo de la entrevista es 'Vera. Una historia de Amor'. Su novela premiada cuenta la historia de una mujer madura que se separa de su marido y conoce a Antonio, un joven de origen modesto y ajeno totalmente a su mundo. El exmarido de Vera no acepta que esta se haya rebelado, y lo que comienza como despecho se va convirtiendo en una venganza siniestra.

Evidentemente hablamos del premio y de la novela, pero no desaprovecho la oportunidad de hablar de las críticas, la política y el feminismo.

Entrevista a Juan del Val

¿Cómo fue para ti recibir el Premio Planeta? ¿Te lo esperabas y qué te motivó a presentar la novela?
Muchísima ilusión. Imagínate la emoción cuando, de repente, te dicen que eres el Premio Planeta. Antes, solo con imaginarlo, ya te desborda y te sobrepasa. Sientes una enorme alegría y piensas en mucha gente que te quiere, en la familia, en tus padres, que en mi caso están vivos y bien para poder compartirlo con ellos.

Cuando empecé a escribir 'Vera' ni siquiera tenía la pretensión de presentarla al premio, pero un amigo mío, editor en Espasa, con quien trabajo habitualmente, leyó más o menos un tercio de la novela y me dijo que lo intentara, que merecía la pena. A partir de ahí, sí escribí la última parte sabiendo que me iba a presentar. Presentarse y ganar son dos cosas que no tienen nada que ver, así que, cuando lo gané, fue una felicidad enorme. Con el tiempo, además, lo ves con más perspectiva y sabes que es algo que va a quedar ahí siempre.

En medio de tanto reconocimiento, ¿cómo has vivido las críticas que ha generado tu novela? ¿Ha sido un premio agridulce?
En absoluto, nada agridulce. Ha sido dulce, muy dulce. Las críticas forman parte de este trabajo. En televisión, a la gente le puede gustar o disgustar lo que digo; puedo caer mejor o peor. Con las novelas pasa lo mismo: mi manera de escribir puede encantar o no gustar, y todo eso es legítimo. Otra cosa es cuando se genera odio y se crea una bola de ruido tan grande como la que se ha intentado hacer conmigo. Pero soy una persona muy mayor y muy vivida, y no es algo que me vaya a afectar en lo esencial. Casi lo he pasado peor por la gente que me quiere y no entendía lo que estaba pasando, sobre todo quienes me conocen. Ganar el Premio Planeta no puede ser jamás agridulce; en mi caso es pura dulzura.

Juan del Val durante la presentación de su novela 'Vera, una historia de amor', el 4 de noviembre en Madrid. Foto: Gtres. A la derecha, portada del libron folletín melodramático y costumbrista

Juan del Val durante la presentación de su novela 'Vera, una historia de amor', el 4 de noviembre en Madrid. Foto: Gtres. A la derecha, portada del libron folletín melodramático y costumbrista

¿Cuál es tu opinión sobre el papel que han tenido las redes sociales y los medios en la percepción pública sobre ti y tu novela?
Todo ese ruido, esa inmensa bola que se retroalimentaba entre el odio de las redes sociales y los medios, es también un punto de ficción. Se les hace demasiado caso a las redes y los propios medios les otorgan demasiada importancia, convirtiendo en noticia cosas que no lo son. Luego está la realidad: gente yendo a comprar la novela, emocionándose con ella, las presentaciones, las firmas sin parar… Esa es la realidad, lo que se toca de verdad. Que alguien haga una crítica literaria, buena o mala, entra dentro de lo normal y lo acepto. Lo que no acepto es que se critique una novela que no se ha leído o que se pontifique en Twitter como si todo el mundo fuera experto en literatura, mientras algunos ni siquiera escriben sin faltas de ortografía. Eso ya es otra cosa.

¿Crees que hoy en día cualquiera se siente con autoridad para opinar de todo, incluso en literatura? ¿Nos hemos convertido en 'expertos de opinión'?
Ahora cualquiera se siente experto en todo. Muchas de las cosas que se han publicado sobre mí nacen de las redes sociales. Alguien decide tener notoriedad, se mete conmigo, eso le genera tres titulares y continúa, y así se forma una bola de ruido sin fondo. Me hace gracia esa especie de guardianes de la pureza literaria que hablan como si supieran mucho de libros, pero en realidad solo se están metiendo con un personaje televisivo o sumándose a una corriente que consideran "la guay". A toda esa gente no le hago el menor caso. Además, parece que quien habla mal de algo sabe más que quien habla bien, y no es así: muchas veces es solo una pose para marcar distancia con 'los ignorantes' a quienes les gusta esa novela o ese disco.

Hay gente polarizada, por supuesto, pero la inmensa mayoría convive y se entiende con quien piensa distinto.

Desde tu experiencia, ¿qué pesa más en tu carrera hoy en día, el rol de escritor o el de personaje público? ¿Cómo te gustaría que te vieran en el futuro?
Nunca lo valoro en esos términos. Soy escritor porque lo soy, porque llevo muchísimos años escribiendo y ese bagaje es una parte muy importante de mí. Si alguien quiere conocerme de verdad, tiene que leerme: ahí está mi sensibilidad y mi manera de ver el mundo. El personaje de televisión no es ficticio, también soy yo, pero no soy yo completo porque la tele no permite mostrar todo, por ejemplo la sensibilidad. Trabajo en televisión y estoy orgulloso; soy guionista y estoy orgulloso; soy escritor de novelas y lo reivindico. No pienso entrar en la mediocridad de tener que ser una sola cosa para que te tomen en serio. Quien encasilla a los demás es muy mediocre, así que no voy a encasillarme yo.

Hablando de encasillar, muchas veces se habla de una sociedad polarizada, especialmente en política, si eres una cosa no puedes ser la otra. ¿Cómo ves esa polarización en tu entorno y en la relación con tus lectores?
Lamentablemente, sí hay polarización, pero tiene mucho más que ver con los medios y con las redes sociales. La calle es otra cosa. Hay gente polarizada, por supuesto, pero la inmensa mayoría convive y se entiende con quien piensa distinto: se trabaja con compañeros que votan diferente, uno lee unas novelas y otro otras, uno prefiere un cantante y otro, otro. La obsesión por encasillarnos viene de la política y se transmite a través de los medios, pero cada vez está más lejos de la realidad. En las colas de mis firmas estoy seguro de que hay votantes de todos los partidos. Si la vida fuera como las redes sociales, sería invivible: a mí me tirarían huevos por la calle y, sin embargo, lo único que recibo es cariño, filas llenas y buenas ventas de la novela. Ahí es donde se nota la realidad: cuando alguien decide pagar 20 euros por un libro.

Hablando del premio en términos económicos, ¿en qué se ha invertido el dinero?
El premio está en el banco, estupendamente. Hubo un malentendido con eso de que ya nos lo habíamos gastado, pero el premio sigue a buen recaudo.

Juan del Val en Zaragoza.

Juan del Val en Zaragoza. E.E

Hablemos de la novela, ¿qué quisiste transmitir con esta historia de amor?
Es una historia de amor entre dos personas que, a priori, tienen muy poco que ver entre sí por condición social, bagaje y biografía. Ese es el hilo conductor de la novela, un viaje de la protagonista hacia su autoconocimiento. Pero hay mucho más amor, e incluso desamor: amor entre hermanos, amor de madre a hijo, con todo lo no dicho en las relaciones. También hay desamor, venganza y celos, como los del marqués cuando entiende que su mujer se ha ido definitivamente. Al final es una historia de amor desde muchos lugares y perspectivas. Soy un autor de personajes, y me interesa profundizar en todo lo que no se ve, en ese interior.

Tu novela combina una estética muy cuidada con muchas emociones. ¿Cómo logras ese equilibrio?
Me interesa mucho esa combinación entre una superficie estética muy luminosa, con gente guapa y una ciudad bonita, y todo lo que ocurre por debajo en los personajes. Eso es recurrente en todas mis novelas. Además, intento envolverlo todo en una literatura fácil, con un lenguaje sencillo, que a algunas personas, bastante ignorantes, les confunde. Reivindico la escritura fácil para que el lector pueda leer con facilidad; fácil no significa simple. La novela es muy compleja en sentimientos y pensamientos, pero mi obligación es ponértelo fácil para leer. Hay una lectura lineal, en la que lo pasas bien, y otra más profunda para quien quiera ir más allá. Probablemente hay más profundidad de la que puedan imaginar quienes descalifican mi literatura como "sencilla".

Es notable que la protagonista es femenina y hay escenas íntimas muy explícitas. ¿Qué desafíos representa eso para ti como escritor hombre?
La paradoja es que siempre me cuesta menos escribir personajes femeninos y sobre lo femenino. En casi todas mis novelas, las protagonistas son mujeres y me siento bien escribiendo sobre ellas y en su piel. A mí, en realidad, me costaría más escribir desde un punto de vista masculino. No sé explicar exactamente por qué, pero no debo hacerlo mal, porque muchas lectoras me han dicho que les parece increíble que todo esto lo haya escrito un hombre. Eso significa que no cometo demasiados errores. Es un mundo que me fascina y que observo mucho. Algunas lectoras me han comentado que, al no ser mujer, tengo cierta distancia para observar y contar con precisión algunas cosas. Siempre lo hago con el máximo respeto. Si las mujeres que me leen sienten que lo que cuento es verdad, entonces es que voy por buen camino.

La lucha de la mujer por sus derechos, el feminismo va avanzando poco a poco. ¿Cuál es tu posición sobre cómo está evolucionando y qué significa para ti ser feminista?
El feminismo, para mí, es sobre todo una actitud y un comportamiento, no una palabra. No es lo que se dice, sino lo que se hace. En el caso de un hombre como yo, tiene que ver con cómo te relacionas con las mujeres y el respeto hacia ellas. Creo que el feminismo es probablemente el movimiento más importante del siglo XX y parte del XXI, y por supuesto se ha avanzado, aunque queda mucho por hacer. Me produce mucha tristeza cuando se utiliza el feminismo para hacer politiquería (que no política) y se pierde el foco sobre quién es el verdadero enemigo del feminismo: el machismo, no el hombre. No basta con decir 'soy feminista'; hay que serlo.

¿Cómo se es feminista?

Al final, lo que cuenta es el comportamiento a lo largo de la vida: cómo hablan de ti las mujeres que te han conocido, que han trabajado contigo de igual a igual o incluso dependiendo de ti. Ahí se ve si eres feminista o no. Es un movimiento que ha cambiado el mundo y que aún tiene muchísimo trabajo por delante, aunque haya gente perversa que intenta sacar rédito solo declarándose feminista cuando en realidad no lo es.

En mi caso, siempre he procurado comportarme como feminista: he estado con mujeres muy brillantes, he trabajado para una mujer infinitamente más brillante que yo, que ganaba más dinero que yo, y a mí se me reconocía como 'el marido de'. Eso dice mucho de cómo entiendo el feminismo. Otra cosa es el que habla y se etiqueta; ya hemos visto ejemplos de hombres que se definían como muy feministas y cuya conducta con las mujeres ha demostrado justo lo contrario.