
Irene Vallejo sentada en su cuarto de estar. Laura CVela
Irene Vallejo, escritora aragonesa traducida a más de 40 idiomas: “Nunca se ha leído tanto como en estos momentos”
Su libro 'El infinito en un junco' fue galardonado con el Premio Nacional de Ensayo en 2020 y tuvo una gran repercusión internacional.
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No hace buen tiempo en la calle. Este abril inestable trae de cabeza a todos los zaragozanos. Sin embargo, Irene Vallejo nos abre las puertas de su casa y, con ellas, desaparece cualquier rastro de inclemencia. Un oasis de paz nos acoge, apenas alterado por unos ojos grandes y curiosos que quieren enseñarnos cada rincón. Su hijo Pedro hace de anfitrión —y de torbellino—, y tras mostrarnos la cocina, su habitación y hasta el baño, nos sentamos finalmente en el cuarto de estar.
La estancia es amplia, diáfana (una palabra nueva para Pedro), y la conversación fluye enseguida. Varios vasos de agua y unas pastas nos acompañan. Pedro se sienta con nosotras y no duda en aportar su opinión de vez en cuando. Es él quien rompe el hielo. Ha estudiado "la entrevista" en el colegio y ha preparado la suya propia para poner en práctica lo aprendido:
—¿Qué te gusta de ser periodista?
La que iba a preguntar se ve preguntada:
—Poder conocer a mucha gente y contar sus historias.
La respuesta le convence y acordamos que las preguntas irán por turnos: una él, otra yo, a la escritora.
Me toca. El primer tema, siendo el día que es, nos lleva a una feliz coincidencia: "Que el Día de Aragón se celebre a la vez que el Día del Libro es una casualidad maravillosa" comienza Irene. "La literatura aragonesa vive un momento muy fértil, con muchos autores, bibliotecas y clubes de lectura", añade.

Irene Vallejo en su cuarto de estar. Laura CVela
A menudo los aragoneses pecamos de modestos y nos cuesta reconocer nuestras virtudes. "Tenemos autores muy buenos, y una red de bibliotecas y librerías asombrosa. En cada barrio y en cada pueblo se organizan talleres literarios y ferias del libro, verdaderos momentos de encuentro donde compartir gustos e inquietudes", dice. Cuando hablamos de los encuentros en torno al libro, a Irene se le iluminan los ojos.
"Tenemos autores muy buenos, y una red de bibliotecas y librerías asombrosa".
Se emociona al referirse a la expansión de los clubes de lectura: “Cada vez hay más, y suponen una auténtica terapia social. Reunirse cada semana o cada quince días, y charlar de manera despreocupada sobre una lectura compartida es una forma de combatir la soledad. El mundo parece mejor conectado por las pantallas, pero las personas se sienten cada vez más solas. La conversación es un bien necesario, y un club de lectura fomenta el diálogo". Y añade, con cierta ironía: "Este tipo de iniciativas deberían estar subvencionadas. Los clubes de lectura son terapia".
Irene Vallejo ha nacido y crecido en ese entorno de pequeñas editoriales, librerías de barrio y bibliotecas que se sostienen gracias al apoyo vecinal, promoviendo la cultura, el amor por los libros y el saber. "Hoy vivimos una situación inédita en la historia. Es como si se hubieran invertido los papeles: ahora la lectura nace desde abajo y asciende. Antes la cultura era patrimonio de las élites, pero desde hace un tiempo es justo al revés" reflexiona.
Hasta el éxito de 'El infinito en un junco', pasó diez años intentando hacerse un hueco. Vivir de la literatura desde el anonimato era prácticamente imposible. Todo cambió con la publicación de ese ensayo, concebido en las bibliotecas florentinas hace ya seis años. Fue recibido con entusiasmo por crítica y lectores, y se convirtió en un fenómeno internacional. Pese a ello, la profundidad y armonía vital de la escritora se mantienen intactas.
Seguimos hablando de esos encuentros literarios que crecen por toda la geografía, pero la conversación nos lleva a un tema tan nuevo como antiguo: la supuesta muerte del papel frente a las nuevas tecnologías. "La desaparición del libro en papel se ha anunciado muchas veces, pero aquí no se cumple la crónica de una muerte anunciada. El libro ha sobrevivido a saqueos, a incendios… Tiene más fuerza de la que creemos", explica.
"El libro ha sobrevivido a saqueos, a incendios… Tiene más fuerza de la que creemos".
También abordamos el hábito lector entre los jóvenes. En un mundo donde redes sociales y plataformas audiovisuales dominan el ocio, puede parecer que nuestros jóvenes no saben lo que es un libro. "Nada más lejos de la realidad. Los últimos datos reflejan que los jóvenes están interesados por la lectura. De hecho, estamos en el momento histórico en el que más se ha leído, si lo medimos por el nivel de alfabetización. Y los jóvenes leen, escriben, y descubren nuevos autores que aún no han cumplido los treinta", explica.

Irene Vallejo trabajando en su casa.
Una de las plataformas en auge entre adolescentes es Wattpad, una red social literaria donde se publican, leen y comentan historias de todos los géneros. Predomina la novela romántica y erótica, lo que genera cierta polémica sobre la calidad de estas lecturas: "Igual son lecturas más sencillas, pero nunca se sabe si eso no será la puerta a otro tipo de libros, incluso a los clásicos", reflexiona Irene, con una actitud abierta y comprensiva. Leer siempre es positivo.
Para muchos, el primer contacto con los libros son los cuentos. "Es una alegría ver cómo crece la variedad en la literatura infantil. Los cuentos son una gran ventana al mundo para los más pequeños. Hay que leer más cuentos... aunque hacerlo bien no es nada fácil", dice divertida.
Su hijo Pedro, que ha estado con nosotras durante toda la entrevista, tiene varios en su habitación, muchos protagonizados por animales, y coincide con su madre en la importancia de la lectura.
La tarde se escapa sin darnos cuenta. A Pedro viene a buscarlo su abuela, y a mí me reclaman en la redacción. La despedida es pausada, amable, como toda la conversación. Mientras esperamos el ascensor, seguimos hablando (de librerías de barrio, de concursos literarios, de futuras lecturas compartidas...). Las puertas se abren. Hay que irse. En el hall queda un eco suave, una despedida que suena como los buenos libros: íntima, duradera y luminosa.