Javier junto a su compañera, ambos con ropa abrigada y junto a una estufa.

Javier junto a su compañera, ambos con ropa abrigada y junto a una estufa. E.E Zaragoza

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Javier, carnicero, sobre el frío en el Mercado Central de Zaragoza: "Los clientes no se quitan ni el gorro"

Los detallistas de la lonja zaragozana siguen a la espera de que comiencen los trabajos para cerrar la parte superior del edificio con 126 ventanales.

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El Mercado Central de Zaragoza reabrió sus puertas el 6 de febrero de 2020 tras dos años de reforma y una inversión de 12 millones de euros. Sin embargo, cinco años después, los detallistas aún trabajan "a medias" en unas instalaciones que siguen arrastrando lo que consideran un importante fallo: la parte superior está abierta, sin ventanales que garanticen una temperatura "cómoda" en el interior de la lonja.

"Llevamos años esperando a que acometan el cierre del claristorio", explica Pedro Huerta, encargado de Pescados Pedro. Una intervención que, según señala, aliviará los extremos térmicos que padecen tanto comerciantes como clientes.

"En verano pasamos muchísimo calor y en invierno hace un frío que no se puede aguantar. Hay días que estamos prácticamente a la misma temperatura que en la calle… o incluso peor", afirma. Este último verano, relata, algunos puestos llegaron a trabajar "con 31 grados dentro del mercado".

Pedro Huerta, abrigado con una bufanda en su pescadería.

Pedro Huerta, abrigado con una bufanda en su pescadería. E.E Zaragoza

La situación asegura que es especialmente complicada para las pescaderías, que no pueden recurrir a estufas, bombas de calor ni sistemas de aire acondicionado por cuestiones sanitarias. "No podemos usar nada que expulse aire, está prohibido porque podría mover bacterias. Así que cuando hace frío nos abrigamos hasta arriba y cuando hace calor, lo sufrimos igual. No queda otra", explica Huerta.

No obstante, hay vendedores que, pese a llevar capas y capas de ropa, colocan en el interior de sus puestos mini estufas y radiadores. "Es como si estuviéramos en la calle", confirma Javier Oñoa, detallista de la carnicería Montori Barranco.

"Nos quejamos todos"

Tanto él como su compañera van con abrigos dentro del mercado. "Nos quejamos todos, tanto los que trabajamos como los que vienen a comprar, que no se quitan ni el gorro", señala.

Las obras para ejecutar el cierre del claristorio -que se realizarán desde el exterior y permitirán que el mercado siga abierto con normalidad- deberían haber comenzado ya, según les han comunicado. "Si se cumplen los plazos, podrían estar terminadas a principios del próximo año", calcula Huerta.

Algunos clientes con gorros y abrigos en el Mercado Central, este viernes.

Algunos clientes con gorros y abrigos en el Mercado Central, este viernes. E.E Zaragoza

Para los detallistas, esta intervención supondrá por fin completar una reforma que, pese a sus mejoras, dejó sin resolver un punto clave. "Ha sido el mayor fallo del mercado. Una vez lo arreglen, será el mercado que realmente necesitamos", asegura Huerta.

Y es que la actuación contempla la colocación de un sistema de climatización basado en 126 ventanas motorizadas (63 en cada lado), que se abrirán de forma automática según las necesidades en los 252 metros lineales que van a ocupar.

Los detallistas, clientes y turistas que paseen, trabajen y compren en el mercado podrán gozar de un mayor confort. Pero es que, además, el sistema de apertura estará conectado con la centralita de detección de CO2 y la centralita de detección de incendios para que, en caso de producirse llamas o aumento de dióxido de carbono se abran.

Los trabajos se ejecutarán en dos fases y tendrán una duración aproximada de tres meses, incluyendo el periodo de fabricación de las nuevas ventanas. La empresa a cargo -tras una primera licitación que quedó desierta en 2024- es Obras Especiales Edificación e Infraestructuras S.A.U., que acometerá la obra por 1.151.795,33 euros (IVA incluido).