Imagen de archivo de Calatayud

Imagen de archivo de Calatayud Ayto Calatayud

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Calatayud asume la titularidad de las acequias urbanas tras un acuerdo histórico con la Comunidad de Regantes

Más de 3.500 metros de canalizaciones que discurren soterradas por terrenos municipales se han cedido al consistorio porque era preciso regularizar su propiedad.

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Calatayud, como muchas ciudades de España, tiene bajo su suelo acequias. Estas estaban antes que la ciudad y ayudaban a transportar el agua para regar los campos. Con el avance del asfalto y los edificios, la huerta ha ido menguando, pero las acequias continúan existiendo y la ciudad también se nutre de ellas como si fueran tuberías ocultas bajo el suelo urbano

Que no se vean, no quiere decir que no existan. Ahí están y la ciudad hace también uso de ellas, como tuberías del agua. Sin embargo, que la ciudad utilice las acequias no implica que sea la responsable de ellas.

Tradicionalmente, las comunidades de regantes han sido propietarias y responsables legales de sus acequias: cualquier grieta, hundimiento o siniestro relacionado con las acequias urbanas recaía sobre ellas.

En Calatayud era así hasta hoy. En un acuerdo histórico e insólito, el ayuntamiento municipal ha asumido la titularidad de las acequias que atraviesan el subsuelo de Calatayud. “No conozco ningún ayuntamiento que haya afrontado este asunto de forma consensuada con la comunidad de regantes”, explica a El Español José Manuel Pablo Uriol, representante de la Comunidad de Regantes Bilbilitana.

La peculiaridad de este acuerdo es que pone punto final a la situación que se da en muchas comunidades de regantes, en las que la ciudad crece sobre las acequias y acarrean problemas y pleitos sobre quién asume la responsabilidad: “Más que poner fin a un problema, impide que el problema se genere, pues cuando hay un susto luego no se sabe de quién es la responsabilidad”, afirma Jose Manuel.

Una acequia de Calatayud.

Una acequia de Calatayud. Ayuntamiento de Calatayud

Tras el acuerdo alcanzado y firmado, la Comunidad de Regantes deja de ser propietaria y titular de las acequias urbanas que cubren más de tres kilómetros de la ciudad (Anchada, Madiavega y Pepitas), que pasan a ser municipales.

“El subsuelo de Calatayud es muy soluble y ha provocado históricamente sustos graves, como el hundimiento de la casa azul hace 20 años, probablemente por fugas de agua”, reconoce Pablo Uriol.

Las acequias que discurren bajo Calatayud siguen en uso y su función de riego está garantizada y bajo gestión de la comunidad, pero la titularidad y el mantenimiento de las conducciones corresponde ahora al consistorio. Un acuerdo que celebran los regantes tras 10 años de negociaciones y que se ha producido por “la buena relación” entre las dos entidades.

Una situación nada parecida a la que mantienen con el Ministerio de Transportes. “El Estado (demarcación de carreteras) pretende que la comunidad de regantes asuma la conservación de las obras hidráulicas que pasan bajo la autovía A-2”, critica el bilbilitano.

La autopista, en su tramo de Calatayud, pasa por encima de una acequia, y el riesgo económico de mantener esa infraestructura sería inasumible para los regantes. “El Ministerio debería tratar con justicia y pagar el mantenimiento de las obras que hizo para su conveniencia”, sentencia José Manuel.

La comunidad ha presentado un recurso contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, defendiendo que la titularidad debe recaer en el Estado. Si el tribunal no les da la razón, la comunidad “desaparecería”.

“Si no nos dan la razón, sería el final de la comunidad de regantes de Calatayud, porque no podría asumir semejante riesgo. Lo mejor sería extinguir la comunidad y que no riegue nadie”, concluye Pablo Uriol con rotundidad.

El contraste entre el Ayuntamiento de Calatayud que "asume su parte justa y protege el interés común" y el Estado que "quiere escurrir el bulto" queda subrayado en la voz de José Manuel: mientras la ciudad resuelve el problema de fondo, la administración central mantiene el conflicto abierto a costa del futuro de la comunidad de regantes.