Un chicle pegado a una zapatilla.

Un chicle pegado a una zapatilla. IStock

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La escandalosa cifra que Zaragoza gasta para quitar los chicles de las aceras: "Recogemos miles al día"

Los equipos de limpieza limpian, aproximadamente, unos 700 chicles al día.

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La limpieza de las calles de una ciudad depende en gran medida de la responsabilidad de sus habitantes. Sin embargo, uno de los grandes problemas que enfrentan muchas ciudades, incluida Zaragoza, es la suciedad generada por la indiferencia de los ciudadanos al no hacer un uso adecuado de las papeleras.

Chicles pegados en las aceras, colillas abandonadas en las paradas de autobús, y papeles tirados sin pensar en el impacto que tienen en el entorno, son solo algunos de los residuos que se encuentran a diario en las vías públicas. A pesar de los esfuerzos de los servicios de limpieza, estos comportamientos incívicos continúan siendo una constante en las calles, creando no solo un ambiente poco higiénico, sino también generando un coste elevado en recursos y tiempo.

Los chicles

Uno de los retos más insidiosos en la limpieza urbana de Zaragoza es la retirada de chicles pegados en las calles. Un residuo que parece inofensivo pero que representa una gran carga económica y logística para la ciudad. Así lo asegura José Miguel Marco, encargado general de limpieza pública de FCC, quien reitera que la goma de mascar tiene uno de los procesos más costosos en términos de "tiempo, personal y medios materiales".

Uno de los equipos de limpieza del Ayuntamiento limpiando chicles de la acera de la plaza del Pilar, en Zaragoza.

Uno de los equipos de limpieza del Ayuntamiento limpiando chicles de la acera de la plaza del Pilar, en Zaragoza. Daniel Marcos Ayuntamiento de Zaragoza Zaragoza

"Actualmente, tenemos dos equipos especializados en la limpieza de chicles. Cada uno está formado por un vehículo y cuatro personas que trabajan de lunes a sábado", explica Marco. Pero es que, además, esta tarea implica una inversión anual de aproximadamente 250.000 euros, solo para la retirada de chicles.

Aunque este gasto está incluido en el presupuesto global del servicio de limpieza, es un coste que podría destinarse a otros aspectos de la limpieza de la ciudad "si las personas fueran más responsables y utilizasen las papeleras adecuadas", afirma Marco.

En total, entre ambos equipos se retiran aproximadamente unos 700 chicles al día, lo que equivale a una cifra anual de 255.500 chicles retirados de las calles de Zaragoza. Las zonas de mayor concentración, como paradas de autobús, plazas y calles comerciales, son las más afectadas, ya que son los puntos donde más personas transitan y, por ende, donde más chicles se desechan.

El proceso de retirada no es sencillo. A diferencia de otros residuos, como papeles o colillas, los chicles requieren un tratamiento especializado. "No se pueden retirar con las barredoras tradicionales ni con los equipos de fregado de calles", afirma Marco. "El chicle está tan pegado al suelo que solo se puede eliminar mediante vapor de agua, lo que desintegra la goma de manera efectiva". Este proceso no solo es costoso, sino que también consume tiempo, ya que se debe aplicar de manera meticulosa en cada mancha.

Excrementos y colillas

Aunque la retirada de chicles es costosa y laboriosa, es solo una parte del problema más amplio de la limpieza urbana. Otros residuos, como las colillas, papeles o excrementos de perros, también representan una carga significativa para el sistema de limpieza de la ciudad.  

La limpieza de chicles con agua a presión.

La limpieza de chicles con agua a presión. Daniel Marcos Ayuntamiento de Zaragoza Zaragoza

Las colillas de cigarro, pequeñas pero omnipresentes, son uno de los residuos más difíciles de manejar en la limpieza de la ciudad. Marco señala que las colillas constituyen una parte significativa de los residuos que se recogen con las barredoras. "El 40-50% de lo que recogemos durante la barrida son colillas", explica. Aunque su tamaño pequeño puede parecer inofensivo, el impacto es considerable, ya que muchas veces son arrojadas en lugares públicos como paradas de autobuses y puertas de bares, donde las papeleras están disponibles.

Lo que hace que las colillas sean especialmente problemáticas es su dificultad para ser retiradas. "Son tan pequeñas que se las lleva el viento, y su tamaño las hace complicadas de recoger de manera eficiente", comenta Marco. Esto se traduce en una mayor cantidad de tiempo y recursos dedicados a su limpieza, recursos que podrían ser utilizados en otros aspectos de la ciudad si los ciudadanos fueran más responsables.

El problema de los excrementos de perro es otro de los puntos críticos en la limpieza urbana. Desde el Ayuntamiento señalan que se limpian unas 900 'cacas' al día, más de 328.000 al año. Aunque cada vez más propietarios de perros están cumpliendo con la responsabilidad de recoger las heces de sus mascotas, "siempre queda un pequeño residuo". Para abordar este problema, Marco explica que los dueños deben usar vinagre y agua para limpiar y eliminar los residuos de orina y excrementos.

En el caso de la limpieza de excrementos, son necesarios cinco equipos por la mañana y otros cinco por la tarde. Aunque cabe destacar que un turno corresponde al mantenimiento de las papeleras caninas y otro a la limpieza, habiendo 3 equipos en cada turno dedicados a la retirada de excrementos. 

Los Grafitis

El vandalismo en forma de grafitis también es un tema recurrente. Las pintadas en edificios, marquesinas y otros elementos urbanos no solo dañan la estética de la ciudad, sino que también requieren un esfuerzo considerable para su eliminación. "No solo hay que limpiar la pintura, sino que también hay que reparar y restaurar la fachada o cristal donde se ha pintado porque el producto se adhiere a los poros podría dañarse el material", explica Marco.

El coste de este tipo de vandalismo es difícil de cuantificar, pero desde el Ayuntamiento estiman que se retiran más de 120 pintadas al día, siendo más de 40.000 al año. Marco cuenta que para limpiar los grafitis son necesarios ocho grupos de limpieza por la mañana y seis por la tarde (cada equipo elimina 9 grafitis al día). 

"Si la gente no tirara colillas o no dejara los excrementos de sus perros en la calle, podríamos dedicar esos recursos a otras tareas de limpieza y mejorar la calidad de vida en la ciudad", recuerda Marco.