Jemma Markham, británica que emprendió en Teruel.

Jemma Markham, británica que emprendió en Teruel.

Teruel

Jemma Markham, británica que emprendió en España hace 30 años: "Cuando empezamos nos decían que estábamos locos"

La empresaria montó un hotel rural de lujo en el Matarraña turolense; este 2025 ha recibido su primera Llave Michelin.

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"Estudié en Londres, pero soy de una zona rural, y eso es importante", comienza explicando Jemma Markham en una conversación con EL ESPAÑOL de Aragón.

La británica lleva más de 50 años viviendo en España y, aunque aún se le nota cierto acento inglés, el amor que siente por Teruel y el Matarraña es más profundo que el de muchos locales.

"Nunca tuvimos miedo de hacer algo distinto. Cuando empezamos todo el mundo decía que estábamos locos. Pero pensamos que si algo es auténtico, habrá quien lo entienda", recuerda.

Y lo entendieron. Treinta años después, el hotel La Torre del Visco es sinónimo de sostenibilidad, tradición, calma y excelencia. Todo empezó con un proyecto de dos aventureros que buscaban la autenticidad y la encontraron en Teruel.

Fue en 1993 cuando Jemma Markham, junto a su marido Piers Dutton (fallecido en 2013), decidieron lanzarse al sector del turismo rural. "Hablábamos mucho de tener un proyecto hotelero en el campo, y después de recorrer miles de kilómetros, de casualidad encontramos esta finca", recuerda.

Exterior La Torre del Visco.

Exterior La Torre del Visco.

Todo lo que hoy se ensalza como tendencia: la sostenibilidad, el cultivo ecológico, economía circular o la gastronomía de proximidad, de kilómetro cero, ya estaba en su ADN mucho antes de que se pusiera de moda.

"Seguimos con los mismos valores del principio", subraya Markham. "Solo los revisamos, los adaptamos, pero no han cambiado", reconoce. Cuidar la tierra, respetar el ritmo de las estaciones, ofrecer una comida de temporada, un ambiente relajado y cercano, familiar.

La finca, de 90 hectáreas, es un pequeño ecosistema autosuficiente. Más de dos mil olivos, un huerto inmenso y ecológico, agua propia, gestión de residuos… "Somos completamente autosuficientes. Aquí no hay televisión".

Y eso, junto con los 12 kilómetros de pista que separan el hotel del pueblo, crea un ambiente de desconexión total. La gente llega y deja atrás el ruido del mundo.

Un lujo con alma

"Lo que más nos repiten los clientes es que La Torre del Visco tiene alma", asegura. Tal vez porque Jemma y su equipo, unas veinte personas que viven en la comarca, lo impregnan todo de humanidad.

"Aquí todos saben estar para el cliente, pero sin artificios. Es un servicio excelente, con calma pero sobre todo con alma. El equipo son grandes profesionales y hacen de la estancia de los visitantes unos días de relax total", cuenta orgullosa.

Suite de La Torre salón.

Suite de La Torre salón.

El hotel La Torre del Visco ha recibido este 2025 su primera Llave Michelin, siendo uno de los únicos 109 hoteles de España que cuentan con ella y el único Relais & Châteaux en Aragón.

Su restaurante, premiado con una Estrella Verde Michelin y un Sol Repsol, es un ejemplo vivo de gastronomía sostenible.

En la cocina se trabaja con lo que da el día: "Bajamos al huerto y de ahí sale el menú. Es el lujo de coger una lechuga y aliñarla con el aceite de nuestros olivos", dice sonriendo. El pescado llega desde la costa mediterránea, la carne es local y los vinos del entorno son cada vez más reconocidos.

La cocina es abierta "y los clientes que quieren, pueden asomarse para ver cómo preparan la comida y preguntar a los chefs", el personal, sencillo y atento, "responde sin problema y pueden crearse tertulias en la cocina muy amenas".

Esteve y Monica, en el huerto de La Torre del Visco.

Esteve y Monica, en el huerto de La Torre del Visco.

Las estancias, todas distintas, reflejan esa misma filosofía: chimeneas de leña, piedra, madera y vistas a un valle donde la naturaleza manda. Los precios varían según categoría y temporada.

Además, dependen "de lo que el cliente busque", pero una noche podrían ser unos 340 euros con desayuno incluido "porque hay que empezar bien" y con vistas a las estrellas. Literalmente.

Cielos oscuros y luz interior

En La Torre del Visco no solo se mira al paisaje; también al cielo. El hotel es miembro de la Starlight Foundation, dedicada a la protección de los cielos oscuros.

Una vez al mes organizan noches de astronomía con un experto que explica el universo con telescopio potente bajo un firmamento limpio, sin contaminación lumínica. "Es algo único en Europa. La gente se queda fascinada", reconoce la británica.

Cielo nocturno en La Torre del Visco.

Cielo nocturno en La Torre del Visco.

Además, ofrecen experiencias que combinan arte, arquitectura y vino: visitas a bodegas con esculturas al aire libre, excursiones por pueblos medievales, rutas a pie o simplemente descanso junto al fuego. Hay quien "no sale del hotel en todo el fin de semana".

La Torre del Visco se adapta a todos los visitantes, llegan de toda Europa: franceses, ingleses y alemanes, pero también de más lejos como China o Japón; eso sí, tienen que querer parar, respirar, y disfrutar de la paz y el silencio del Matarraña.

Además, no solo van personas a desconectar, eventos, bodas o reuniones de empresa cuentan con los salones, jardines románticos y terrazas necesarios para poder desarrollarse con tranquilidad.

Jemma habla con gratitud cuando mira atrás. "Ha habido años duros, claro. Restaurar el edificio medieval, mantener una finca así... Pero jamás hemos pensado que nos equivocamos. Ni un segundo", comenta orgullosa.

Su proyecto, nacido del amor por la tierra y la belleza, ha ayudado a que el Matarraña se posicione como uno de los destinos rurales más deseados de España. "Al principio la zona no tenía ni nombre. Hoy tiene identidad, tiene valores. Y contribuir a este desarrollo es lo que más me enorgullece", reconoce.

Treinta años después, La Torre del Visco sigue siendo lo que siempre quiso ser: un refugio con alma. Un lugar donde el tiempo se estira, el silencio se escucha y la hospitalidad se siente.

"Yo siempre digo que en el campo la hospitalidad es distinta. Aquí todo se comparte. Y compartir la felicidad que da esta belleza es, al final, lo que da sentido a todo esto", ha concluido Jemma.