Una joven, vecina de Chimillas, llenando una olla de agua.

Una joven, vecina de Chimillas, llenando una olla de agua. E.E Zaragoza

Huesca

El calvario de Chimillas, el pueblo de Huesca que lleva 32 años sin agua potable pero la paga: "No podemos ni cocinar"

Los vecinos aseguran que la factura roza los 100 euros, a lo que le suman el gasto por comprar botellas y garrafas que son unos "50 euros al mes".

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Zaragoza
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El agua es lo más importante para el ser humano. Un bien preciado que siempre es el gran protagonista en todos los eventos canónicos de la humanidad. Prueba de ello fueron los carros del supermercado llenos hasta arriba de garrafas y botellas cuando llegó la pandemia. Hecho que se repitió en el apagón. También había mucho papel higiénico, pero eso es otro tema.

Lo importante es que todos los ciudadanos son conscientes de que hay una cosa sin la que no se puede sobrevivir: el agua. Es por eso que sorprende mucho conocer que hay lugares en España donde, en pleno siglo XXI, no puedan beber del grifo o cocinar verdura con agua que no sea embotellada.

No hablamos de un corte de dos o tres días. Tampoco de semanas, meses ni años. Imagina que vives en un pueblo donde el agua potable es algo así como 'los padres' desde hace décadas. Es el día a día de María Victoria y de María José, dos de los 400 habitantes de un pequeño pueblo de Huesca, Chimillas.

"32 años o más"

"Llevamos 32 años o más en esta situación. Que sepamos que el agua es cancerígena desde 1993. Lo sé porque fue cuando nació mi hija mayor, Paula, y empezamos a comprar botellas para hacer sus biberones", cuenta María Victoria. Dice entre risas que todavía tiene en su cabeza la imagen de su marido "llenando el maletero del coche hasta arriba de agua embotellada".

Y, es que, el pueblo no cuenta con una tienda o supermercado donde poder comprar botellas. Para ello tienen que desplazarse hasta la ciudad de Huesca, que está a unos 3 kilómetros de distancia.

Motivo por el cual, ahora la compran a una distribuidora que les lleva todos los meses "unas cinco garrafas de 20 litros" hasta la puerta de su casa. "Ya me he cansado de arrastrar agua y botellas desde el supermercado hasta aquí", dice.

"Antes las cogíamos más pequeñas, porque yo no puedo subirlas, pero dejaron de hacerlas cuando la dana de Valencia por afecciones en la fábrica", apunta. Todo esto les cuesta "unos 50 euros al mes". Coste al que hay que sumarle otros "100 o 90 euros" de la factura del agua.

"Y, además de esto, también estoy pagando el recibo del agua que me pasa el Ayuntamiento de Chimillas, que además ahora ha subido bastante", reclama. "Sí, nos la cobran pese a que no es potable", reitera.

Un hecho más que reclamado en el pueblo porque "no se puede ni cocinar con este agua". El motivo, señala, "es la cantidad de nitratos que hay en ella, es cancerígena", por lo que únicamente la utilizan para "regar las plantas o ducharse".

Un estudio de la revista Lucas Mallada, realizado entre 2016 y 2017, ya advertía del alto nivel de nitratos que hay en las aguas subterráneas de esta zona de la Hoya de Huesca. Algo de lo que, según señalaban, se da desde hace décadas y, en gran medida, provocado por la agricultura extensiva del cereal junto con el aumento de las granjas de porcino.

La Organización Mundial de la Salud, así como la normativa Europea, consideran que el agua no es apta para el consumo humano por encima de unos 50 miligramos por litro de nitrato. Sobre todo, el riesgo está en bebés que son alimentados con biberón y embarazadas.

En lactantes, una cantidad alta de nitratos puede producir metahemoglobinemia -popularmente conocido como 'síndrome del bebé azul'-, lo que da una coloración azulada de la piel, dificulta la respiración y tiene un riesgo grave si no se trata. En adultos, la exposición prolongada se relaciona con la aparición de cánceres y posibles alteraciones del sistema endocrino e inmunitario.

La... ¿solución?

Hace como "cosa de un par de años" se concedió trasvasar el agua de Huesca para traer agua potable no solo a Chimillas, también a pueblos de la zona como Alerre y Banastás que tampoco pueden beber del grifo. Para ello, se iniciaron en 2023 unas obras de una inversión de 645.000 euros,financiados por la Diputación Provincial de Huesca, en un 80%, y por la Mancomunidad de Aguas que conforman los tres pueblos, con un 20%.

Estos trabajos, que consistieron en "levantar suelos, calles y hasta carreteras que unen los pueblos" supuestamente terminaron en 2024. Pero, desde hace más de un año, los vecinos aseguran que están "sin respuesta alguna" sobre este tema.

El municipio de Chimillas, en Huesca.

El municipio de Chimillas, en Huesca. E.E Zaragoza

"Tenemos un grupo de WhatsApp del pueblo donde preguntamos siempre. Nadie sabe nada y desde el Ayuntamiento no responden a las preguntas", asegura María José. Y esto, sumado a que "se paga un agua imbebible", es lo que ya consigue que los vecinos aseguren que la gestión es "una auténtica vergüenza".

"Después de dos años, nadie dice nada. Se han gastado un pastón en hacer lo que es la obra para poder llevar el agua y no nos han informado de cuándo la vamos a tener, ni mucho menos del motivo por el que aún no la han conectado", denuncia María Victoria.

A lo que conjetura, con habladurías populares propias de este tipo de situaciones: "No sabemos si el problema es que no hay suficiente potencia de luz o que falta una bomba de agua... Lo que sí sabemos es que cuando se hace una obra de esta categoría y con la inversión que se hizo, lo mínimo es asegurarse antes".

El alcalde de Chimillas, Ángel Torres, asegura a este diario que "ya se están haciendo pruebas con la obra que se realizó". Es decir, que la llegada del agua potable al municipio es algo "inminente".

Tanto que el próximo 4 de diciembre los alcaldes de los tres pueblos afectados se reunirán con la Diputación Provincial de Huesca para "ser informados de los avances". "En principio, ya está todo hecho y se está trabajando en los últimos coletazos", confirma.

Álvaro Vescos, diputado de obra de la DPH, asegura que la obra "está completamente terminada" y que, precisamente, en la reunión de la próxima semana se tratará con los alcaldes y técnicos "los problemillas" que impiden que se de bien el servicio. Porque, insiste, "el agua está llegando, pero no lo hace con la presión suficiente".

Tema que tratarán de solucionar con los regidores en la reunión, donde además intentarán calcular una fecha para dar el paso definitivo. "Tenemos que intentar ver las deficiencias que nos cuentan los alcaldes y solucionarlas", señala, y añade que en algunos municipios "ha habido roturas de válvulas y otros problemas que se están solventando".

Sobre las críticas por el precio del agua, Torres expone que durante su mandato "el precio del agua no ha variado". Añade que se cobra "únicamente" un servicio de agua, pero que este es "mínimo".

No obstante, los vecinos reclaman que "sí se ha encarecido" y que no reciben ningún tipo de ayuda para pagar de su bolsillo por un servicio "básico" con el que no cuentan. "Son 50 euros de agua embotellada todos los meses más los 90 euros en cada factura del agua", repite María Victoria.