Cristian antes de la enfermedad y, a la derecha, junto a su madre en el hospital.

Cristian antes de la enfermedad y, a la derecha, junto a su madre en el hospital. Cedida

Salud

El drama de Cristian, el joven de Dénia con una enfermedad incurable mal diagnosticada: "Está condenado"

La familia denuncia que el joven de 21 años estuvo yendo al médico durante un año con fuertes dolores de cabeza y mareos sin que le hicieran pruebas.

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Alicante
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La vida de Cristian Patrick Minarovicova, un joven de Dénia de 21 años, no se parece en lo más mínimo a cómo eran sus días hace apenas tres años, cuando trabajaba de camarero, jugaba al fútbol con amigos y aún no le habían descubierto una enfermedad incurable.

Lo que comenzó como unos mareos y unos dolores de cabeza a los que los médicos no dieron importancia durante más de un año, terminó siendo un cáncer que hace que no pueda andar por sí mismo durante un tiempo que ni siquiera quiere conocer.

Su madre, Zuzana Minarovicova, una eslovaca que lleva viviendo en España 25 años, cuenta junto a su hijo Cristian a EL ESPAÑOL el calvario que han pasado durante los últimos años entre consultas en las que no le atendieron correctamente y quirófanos de diferentes hospitales.

Ahora están recaudando fondos para poder pagar la rehabilitación y buscando un abogado "que se atreva" para denunciar lo que consideran un fallo en el diagnóstico. "Estamos mirando un abogado, pero encontrar a alguien que se quiera meter en este lío es difícil", asegura Zuzana.

"Me enfada muchísimo que si se le hubiera hecho caso antes se hubieran podido evitar muchísimas cosas. De esta manera él está condenado", lamenta su madre. Zuzana cuenta que los primeros síntomas comenzaron en 2022, cuando Cristian tenía 19 años, con lo que parecían mareos y dolores de cabeza.

"A partir de julio de 2023 fue a peor y los médicos nos decían que tomara pastillas para las migrañas", recuerda. A finales de 2023 la cosa fue a más y en diciembre estuvo dos semanas en las que "empeoró muchísimo y perdió 10 kilos porque empezó a vomitar todo lo que bebía y comía. Ahí tenía visión doble y había perdido el equilibrio", sostiene Zuzana.

"Esas semanas fuimos cinco veces a urgencias y no nos hicieron caso, ni siquiera una triste analítica de sangre. Yo sufro migraña y les decía que eso no es normal", comenta.

Al final, pensaron que podría tener vértigo y lo derivaron al otorrino, quien nada más entrar por la puerta les dijo que Cristian tenía "algo grave" y que lo tenía que ver un neurólogo con "urgencia" ese mismo día.

Cristian junto a su familia en el hospital.

Cristian junto a su familia en el hospital. Cedida

Un TAC confirmó el peor diagnóstico: tenía cáncer de meduloblastoma con metástasis, un tumor maligno que se desarrolla en el cerebelo y que afecta al equilibrio y la coordinación. "Me quedé en shock al ver que metían a mi hijo en la UCI de repente cuando supuestamente no tenía nada", relata Zuzana.

Tras una operación de siete horas, extirparon el tumor de cuatro centímetros y medio que taponaba el líquido que circula por el cerebro y le introdujeron una válvula. El problema no quedó ahí, pues nuevas pruebas revelaron otros tres tumores en la médula espinal.

En febrero de 2024 decidieron que lo mejor para él era llevarlo del Hospital de Dénia al Hospital La Fe en Valencia, donde se le hicieron 30 sesiones de radioterapia con sesiones de quimioterapia.

Nueva vida

Cristian ya tiene el alta y se realiza resonancias periódicas, pero su familia sabe que es una enfermedad incurable y que "volverá, porque nos han dicho que siempre vuelve. De tiempos no hemos preguntado porque nos da terror", confiesa Zuzana.

Esta lucha contra la enfermedad obligó a Zuzana a cerrar su bar-restaurante de Dénia por tener que estar al cuidado de Cristian, que no puede andar por sí mismo, solo con ayuda de un tacatá. Para matar el tiempo, Cristian afirma que se entretiene "jugando a videojuegos y estando con el teléfono móvil".

A través de una recaudación en la página GoFundMe han conseguido ya 3.300 euros con los que han podido pagar sesiones de rehabilitación con las que "ha mejorado mucho". También están recogiendo firmas para que se investiguen más casos como estos.

A nivel psicológico, la enfermedad de Cristian ha cambiado la vida a toda la familia. "Cuando pasa esto se te viene el mundo encima. Ahora veo todo de otra manera completamente diferente, lo que antes era un problema ahora mismo es una tontería", expresa Zuzana.