Tere, la experta turronera de Turrones Picó. Turrones Picó
Una experta turronera elige entre el turrón de Alicante y el de Xixona: "Es la receta exquisita"
Tere, de Turrones Picó, explica las diferencias entre ambos dulces en su nueva tienda en el Mercado Central.
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La eterna división entre quienes prefieren el turrón de Alicante o el de Xixona vuelve cada Navidad. Dos bandos que tienen tienen un origen común en la cuna del turrón.
Ambos se elaboran en Xixona, pero muchos alicantinos, sobre todo los más jóvenes, no saben diferenciarlos ya que su textura, proceso y resultado final poco tienen que ver.
"El turrón de Xixona nace del de Alicante", explica Tere, una maestra turronera de Turrones Picó, una de las sagas más históricas del sector, fundada en 1927.
La firma, que está a punto de cumplir un siglo de vida, acaba de abrir su primera tienda física en Alicante, ubicada en el Mercado Central (puestos 86 y 87), donde atienden de lunes a sábado de 9:00 a 15:00.
Este espacio está llamado a ser un punto de peregrinación gastronómica para quienes buscan entender —y saborear— la diferencia entre los dos grandes clásicos navideños.
Antes de decantarse por uno de los dos, la experta señala sus diferencias en un vídeo en redes sociales.
"El turrón de Alicante es la almendra con la clara de huevo", indica. Se trata del turrón más antiguo en la tradición xixonenca, vinculado históricamente a los gremios artesanos y a una forma de producción menos mecanizada.
Pero lo que muchos desconocen es que el turrón de Xixona nace del de Alicante. "Una vez hecha la masa del turrón de Alicante, se pasa por el molino", explica la artesana.
Es esa molienda la que rompe la almendra y transforma la mezcla en una pasta homogénea, cremosa y de color tostado. El resultado es el popularmente conocido como turrón blando.
Para Tere el turrón de Xixona es "la receta exquisita" de las navidades.
Desde Turrones Picó llevan haciendo esta receta casi un siglo "con almendras y miel de primera calidad", apunta.
Dulce historia
La historia de Turrones Picó comienza en la década de 1920, cuando Antonio Picó Mira abrió su primer obrador en pleno corazón de Xixona, elaborando turrón de manera artesanal y vendiéndolo en mercadillos locales.
Aquella pequeña iniciativa quedó marcada por un obligado parón durante la guerra civil española (1936-1939), que interrumpió temporalmente la producción.
La actividad se retomó en los años cincuenta con la incorporación de los hijos del fundador, etapa en la que la marca se convirtió en fábrica y comenzó su distribución a nivel nacional.
En 1977 la empresa dio el salto al polígono del Espartal, una ampliación que consolidó su crecimiento en plena expansión del sector.
En 1988 llegó otro hito clave con el primer spot televisivo, que introdujo al icónico Abuelo de Picó, una figura que aún hoy forma parte del imaginario popular del turrón.
La empresa continuó modernizándose sin renunciar a la tradición, y en 2020 lanzó el spot Hola Mundo, con el que buscó reforzar su presencia y conectar con las nuevas generaciones.