Andrea Díaz, en su puesto en el Mercado Central de Alicante.

Andrea Díaz, en su puesto en el Mercado Central de Alicante.

Gastronomía

El Mercado Central de Alicante pierde su mejor restaurante: "El precio es un chollo, pero pagas un peaje"

Andrea Díaz trasladará su proyecto para tener un local propio en el que desarrollar su cocina después de más de dos años en el puesto.

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Alicante
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Desde un pequeño puesto en el Mercado Central de Alicante Andrea Díaz ha conseguido estar entre los 25 mejores nuevos chefs de España. Ahora es momento de abrir una nueva etapa con un local propio y el adiós a este rincón convertido en la meca de la cocina asiática es agridulce: "El precio es un chollo, pero pagas un peaje".

Desde la deseada barra en la que atiende a unos clientes muy fieles que la han aupado hasta ser un restaurante recomendado por la Guía Repsol, Andrea bromea con el lema de Ukiyō, Raw Bar y Cositas, para adelantar que "se vienen cositas".

Y la más importante de ellas es el traslado al casco antiguo, a la calle Cienfuegos. "Nos mudamos", cuenta con una sonrisa. Un gran paso para la elegida por EL ESPAÑOL como una de las 25 mujeres más influyentes en gastronomía en la provincia de Alicante, coronando un año cargado de reconocimientos.

El cambio de ubicación, sin embargo, ha generado incertidumbre sobre las fechas. "Es incierto", concede la chef: "Esto está siendo peor que un parto. Firmaría cuatro partos más".

La razón es que la fecha depende de la firma del traspaso. "Puede ser mañana o puede ser dentro de cuatro meses". Si el cierre es inminente, Díaz tendría que "bajar el cierre e irme a mi casa a ver Netflix".

El nuevo local está ubicado en la calle Cienfuegos, en el barrio. Díaz asegura que tenía claro que quería esa zona y le dará vida.

La chef jura y perjura que mantendrá "esa esencia y esa filosofía" que buscaba tras dejar el alto nivel de las estrellas Michelin.

"Yo me juré y me perjuré que era lo que necesitaba después de tantos años al altísimo nivel de los Estrellas Michelin en las que he estado", afirmó. "Lo voy a mantener, fiel a mis principios total".

En invierno, Ukiyō mantendrá su horario de mediodía. Pero en verano, la intención es operar al revés, abriendo solo por la noche. Y eso es un ejemplo de lo que no era posible en el Mercado por las limitaciones que tiene como establecimiento público.

Andrea explica que en el Mercado Central se adaptaba al medio, "pero si el medio flaquea, entonces pues no va ya con el proyecto".

Sin entrar en detalles, Andrea sí valora que una de las claves del auge de la restauración en el Mercado Central es el precio de la concesión respecto a lo que es el alquiler de un local. "Es un chollo, esto es así", remarca.

Eso permite que la inversión inicial sea mínima y los gastos fijos son "casi inexistentes", por lo que "al final es puro beneficio".

No obstante, "luego pagas un peaje que si eres conformista te es suficiente. Me parece perfecto, pero yo al final no sé hacer las cosas a medias tintas".

La chef reconoce que, aunque el espacio de Ukiyō aísla al cliente para que se centre en "el espectáculo", hay factores externos que influyen.

Hay "cosas muy pintorescas que ofrece el mercado que para mí antes eran pros, pero hay otras cosas pues que son contra", indica.

Andrea Díaz considera que no puede justificar estos contras con un medio como el que tiene, aunque ponga "una copa de 50 €eurosla unidad en este sitio".

La nueva ubicación priorizará la comodidad para los clientes. "Los clientes se merecen ahora ya que puedo y que hemos avanzado una comodidad", valora.

Esta comodidad incluye "espacio, de sitio, de tranquilidad, de diseño y todo", así como mejoras para el equipo.

"Me muero por tener más neveras, me muero por tener otro lavavajillas", expresa sobre la comodidad interna y de trabajo en la que podrá trabajar gracias al traslado.

También busca tener "una chica que nos ayude y no tengamos que estar fregando y me pueda dedicar solo a cocinar".

Una de las grandes mejoras será el espacio de trabajo. Algo tan sencillo y básico como que "voy a tener cocina" y que se debe a que cualquiera de los puestos con restauración en en el Mercado Central no pueden tenerla porque no hay salida de humos.

Ukiyō no es solo japonés, sino "japonés y cositas", por lo que puede incluir "unos callos de morena que te pongo una raya con una velouté de encurtidos".

La chef admite que ahora siente más presión, algo que no quería: "La cabra tira al monte y al final lo llevo intrínseco ahí en mi persona".

"Yo creo que la gente también espera un poco más de ti porque aquí como que has sobrevivido con los medios que tenías, pero ahora de repente los tienes todos", explica.

Díaz lamenta que la gente pase directamente al nuevo local "y no haya visto la esencia" de los inicios de Ukiyō en el Mercado Central.

Aunque las reservas en fines de semana están complicadas, aclara: "No está siempre lleno. El mito ese, hay que desmontarlo".

Señala que entre semana hay facilidad para reservar. Si el traspaso no ocurre pronto, espera que la apertura sea "dentro de dos meses".