Una directiva de una empresa.
Las mujeres representan el 37,4% de los cargos directivos en las empresas de Alicante: "Pesa mucho el rol de género"
La psicóloga Pilar del Pueblo aborda los desafíos del emprendimiento femenino y la doble carga de la mujer.
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Según los últimos datos de la Asociación de Empresarias, Directivas y Profesionales de Valencia (EVAP), las mujeres representan el 37,4% de los cargos directivos en las empresas de la provincia de Alicante.
Aunque la cifra ha crecido lentamente en los últimos años, la brecha de género en el liderazgo sigue siendo evidente.
En la Comunidad Valenciana, del 19% de la población activa que ocupa cargos de responsabilidad, solo el 36,3% son mujeres frente al 63,7% de hombres.
Datos por provincias
Por provincias, la mayor concentración de empresarias y directivas se da en València, que agrupa el 53,5% del total. Le sigue Alicante, con un 37,4%, mientras que Castellón se sitúa a gran distancia, con apenas un 9,1%
Además, el 84,3% de las mujeres que lideran lo hacen porque han tenido que emprender su propio negocio, mientras que solo el 15,7% ostenta cargos directivos dentro de empresas ajenas.
Un dato que refleja las dificultades estructurales que todavía enfrentan para acceder a puestos de mando dentro de organizaciones consolidadas.
"El rol de género sigue pesando"
Desde EL ESPAÑOL de Alicante hemos hablado con Pilar del Pueblo, vocal del Colegio de Psicología de la Comunidad Valenciana y psicóloga del trabajo, que analiza esta realidad desde la perspectiva de la psicología laboral.
Según diversos informes, como el citado con anterioridad, la mayoría de empresarios en España siguen siendo hombres, y además las mujeres suelen tardar más en hacerlo.
Esta diferencia tiene un claro trasfondo psicológico y social: "Tiene que ver mucho con el tema del rol, con la conciliación y con la educación que todavía persiste dentro de la sociedad".
Aunque existen mujeres en puestos de dirección y altos cargos, los patrones tradicionales siguen repitiéndose. "En los casos de empresarias o autónomas, conciliar se vuelve algo mucho más complicado", explica.
Como ejemplo, menciona la reducción de jornada para el cuidado de hijos, una medida que eligen en torno al 90% de las mujeres, mientras que los hombres que optan por ella lo hacen, en su mayoría, por motivos de formación o estudio.
La doble carga
Del Pueblo advierte que el papel de cuidadoras de menores o personas dependientes sigue recayendo mayoritariamente en las mujeres, lo que repercute directamente en su bienestar psicológico.
"Todos los estudios nos dicen que la salud de las mujeres en el ámbito laboral y empresarial es peor que la de los hombres", afirma.
La razón principal es la "doble carga de trabajo, tanto en el ámbito profesional como en la vida cotidiana", que se traduce en ansiedad, problemas de conciliación y, en muchos casos, en la renuncia a proyectos.
"A menudo ni siquiera disfrutan del permiso de maternidad completo", subraya la psicóloga, señalando que esta presión lleva a muchas mujeres a abandonar antes su carrera empresarial.
Gestionar el miedo y la culpa
Para quienes se plantean emprender, Del Pueblo recomienda tener claros los objetivos y trabajar en la gestión emocional.
"Es importante mantener la ilusión, pero también prepararse para los momentos difíciles y para manejar la culpa o la sensación de no estar haciéndolo bien", aconseja.
La psicóloga es tajante cuando se le pregunta si las mujeres son más propensas a estos sentimientos: "Absolutamente".
Aunque tengan trayectorias sólidas, muchas sienten culpa o bloqueo porque, mientras están trabajando, piensan en las responsabilidades domésticas.
"El conflicto de rol, las expectativas y la culpabilidad son cuestiones cruciales que hay que trabajar”, insiste.
Por eso, recomienda construir una red de apoyo familiar y social. "La logística y el apoyo deben ser una labor de todos: pareja, familia o entorno cercano".
El síndrome del impostor
El llamado síndrome del impostor afecta con frecuencia a las mujeres en posiciones de liderazgo. Según Del Pueblo, este fenómeno se manifiesta "en la sensación de no merecer el éxito y en una autoexigencia extrema en la que nunca es suficiente".
A menudo tiene su origen en entornos donde no se reforzaba ni se reconocía el trabajo. "Nos acostumbramos a hacer muchas cosas para merecernos el reconocimiento", explica.
La psicóloga recomienda tomarse un momento para analizar el camino recorrido y reconocer los méritos propios: "Si estoy aquí, ha sido por mi trabajo, mi esfuerzo y mis capacidades. Hay que permitirse sentirse orgullosa".
Con su experiencia como consultora de empresas, Del Pueblo destaca que las mujeres que alcanzan puestos directivos o se consolidan como autónomas "tienen muy claras las cosas porque les ha costado mucho llegar".
Son perfiles, afirma, con una enorme capacidad, objetivos definidos y una visión muy realista del esfuerzo que conlleva liderar. "En muchos casos son personas muy completas y muy válidas, precisamente porque su recorrido ha sido más exigente", concluye.