Una calle de bares, con la imagen de Nieves Sánchez.
Una hostelera, alto y claro sobre el turismo: "Los españoles salen menos y los extranjeros gastan el doble"
La propietaria de una céntrica cafetería de Alicante cuenta que los clientes internacionales representan una de sus principales fuentes de ingresos.
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Los hosteleros en Alicante lo tienen claro: el cliente nacional cada vez ajusta más el bolsillo, mientras que el extranjero multiplica el gasto en bares y restaurantes.
Así lo asegura Nieves Sánchez, propietaria de la churrería Santa Faz, quien resume la situación de forma tajante: "El turista español gasta 5 o 6 euros en desayunar, mientras que el extranjero puede gastar entre 10 y 12, justamente el doble".
En España, los precios no han dejado de subir en los últimos años. La cesta de la compra, la vivienda y hasta una simple salida de ocio cuestan más que antes. Lo que no ha crecido en paralelo son los sueldos.
De lo que no se han privado muchos españoles es de las vacaciones. Eso sí, con un presupuesto más reducido. Cada vez son más los que optan por casas de alquiler, comidas de supermercado y salidas puntuales a bares y restaurantes.
Sánchez, que lleva 26 años al frente del negocio familiar situado en la calle Mayor de Alicante, observa una clara diferencia entre ambos perfiles de clientes.
En el caso del turista nacional, señala que muchos alquilan una casa durante 15 o 20 días y apenas salen a comer fuera.
"El turista más español tiene menos dinero, por así decir, para las vacaciones. Es verdad que ha subido todo, pero no han subido los sueldos, entonces es más fácil coger una casa con la familia y pasarte 15 días ahí", explica.
La hostelera apunta que este cliente suele salir a cenar solo una o dos veces en todo el periodo de vacaciones.
Además, advierte que cada verano recibe menos turismo nacional que en invierno, cuando Alicante se llena de visitantes de otras partes de España.
El turista extranjero
En cambio, el turista internacional se convierte en una fuente de ingresos constante. "Ellos llegan con más ganas de gozar, con más ganas de disfrutar de la calle, salen a comer, a merendar", asegura Sánchez.
Tanto es así que bromea con que si tuvieran la caldera encendida por la tarde, seguirían vendiendo churros a cualquier hora.
El ticket medio refleja la diferencia. Mientras un cliente español gasta entre 5 y 6 euros, el internacional paga entre 10 y 12 euros.
"El nacional desayuna lo mismo todos los días, es gente de oficina, más de continuo. Es menos importe, pero es todos los días. El extranjero gasta mucho más de golpe", compara.
Artesanía y tradición
La churrería mantiene la esencia de la elaboración artesanal. Sánchez explica que la masa de churros y porras se hace cada día y que todo lo que sobra se tira, porque son harinas que fermentan.
Aunque cuentan con maquinaria para algunas tareas, recuerda que el trabajo manual le ha pasado factura: "Yo he tenido una rotura del tendón del supra precisamente por las masas".
El cliente extranjero disfruta especialmente de los productos típicos. "Les gustan la tortilla, les encanta el jamón, les encanta", comenta.
De hecho, Sánchez reconoce que venden "muchísimas más tostadas de jamón con tomate que churros, la verdad".
Una clientela internacional
La propietaria indica que la atención al público extranjero se reparte "mitad y mitad" entre quienes pueden comunicarse en otros idiomas y quienes se defienden con lo básico.
"Nosotros intentamos que nadie se vaya sin desayunar", afirma.
En cuanto a nacionalidades, en Santa Faz conviven a diario ingleses, franceses e italianos.
Este verano, además, la hostelera ha notado una fuerte presencia de visitantes procedentes de cruceros de Italia: "Sobre todo italianos ha habido muchísimo este verano".