El municipio de Altea, en una imagen de Shutterstock.
El mejor pueblo para tener casa en la playa, según ChatGPT: "Belleza mediterránea sin agobios turísticos"
"Estilo de vida relajado, pero con oferta cultural y gastronómica", son dos de las ventajas que señala la IA de esta localidad alicantina.
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Tener una casa en la playa es uno de esos sueños que muchos alimentan todo el año y, si se puede cumplir en la provincia de Alicante, mejor que mejor. Pero ¿cuál es el mejor sitio para hacerlo? Le hemos preguntado a ChatGPT, y lo tiene claro: Altea.
Aunque existen decenas de localidades con mar a lo largo del litoral alicantino, Altea destaca por una combinación que no es fácil de encontrar: belleza, tranquilidad, servicios y potencial de revalorización.
Ubicada en la comarca de la Marina Baixa, Altea es uno de esos lugares que se te quedan en un rincón especial del corazón. Sus casas blancas, las cúpulas de tejas azules y su entorno natural la han convertido en uno de los destinos más valorados. De hecho, su singular arquitectura le ha valido el apodo de 'la cúpula del Mediterráneo'.
"No está tan masificado como Benidorm ni tan explotado como Torrevieja, lo que le da un equilibrio ideal entre vida tranquila y ambiente costero", destaca ChatGPT.
La localidad ha sabido conservar su esencia pese al crecimiento urbanístico. Su aire bohemio y artístico, su oferta cultural y su ritmo relajado la han convertido en un refugio ideal para quienes buscan calidad de vida frente al mar.
Una joya frente al mar
Uno de los mayores encantos de Altea es su casco antiguo, catalogado como Conjunto Histórico del Baluarte y Recinto Renacentista de la Villa.
Pasear por sus calles empedradas, atravesar el Portal Vell, -una de las antiguas entradas amuralladas-, y perderse por rincones llenos de buganvillas y miradores es casi una obligación.
Desde la calle Salamanca hasta la Glorieta del Maño, cada tramo ofrece una postal diferente. El recorrido culmina en la plaza de la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, con su famosa cúpula azul y blanca que corona el perfil del pueblo.
La experiencia puede continuar hasta la Torre de Bellaguarda y, desde ahí, seguir hacia el mar para descubrir playas de grava y bolos con aguas cristalinas.
Playas tranquilas
Entre las playas más recomendables están la del Mascarat, ideal para desconectar, y la de la Olla, con un islote al que se puede llegar nadando o en kayak.
También destacan la cala del Soio, la playa de Cap Negret con vistas a la montaña, y la extensa playa de Cap Blanc.
Para los amantes del deporte, Altea ofrece una interesante oferta náutica en sus tres puertos deportivos, así como campos de golf y rutas de senderismo que atraviesan dos joyas naturales: el Parque Natural de la Serra Gelada y la Sierra de Bernia.
Una de las rutas más populares es la del Forat de Bernia, con un mirador natural desde lo alto de la montaña que regala vistas espectaculares al mar.
Vivienda con vistas
La oferta inmobiliaria en Altea es variada. Desde apartamentos junto al mar hasta chalés en urbanizaciones con encanto. Según ChatGPT, "los precios en Altea han subido, pero siguen siendo más razonables que en otras localidades del norte de la Costa Blanca".
Sin embargo, esta afirmación no es del todo cierta, ya que el municipio es uno de los más caros, concretamente el sexto de la lista, por detrás de Moraira (4.082 €/m2 ), Jávea (3.781 €/m2 ), Benissa (3.658 €/m2 ), Calpe (3.347 €/m2 ) y Benitachell (3.295 €/m2)
Según datos de Idealista de mayo de 2025, el precio medio del metro cuadrado en Altea se sitúa en 3.278 €/m2, un 10 % más que en mayo de 2024. Esto confirma que es una zona con una evolución estable y un claro potencial de revalorización.
"Comprar ahora puede ser una jugada inteligente si buscas invertir a medio plazo", destaca ChatGPT, que también valora la buena conexión de la localidad, a través de la AP-7, TRAM y autobuses, sin sufrir el colapso de otras zonas costeras más saturadas.
Altea tiene todo lo necesario para una vida tranquila y completa: colegios, centros de salud, comercio local, restaurantes con encanto y una agenda cultural activa. Pero, sobre todo, tiene algo que no se compra: "un ritmo de vida que invita a quedarse", según resume la IA.