El 17 de septiembre de 2018 el pequeño Aarón con tan solo dos años murió a consecuencia de los golpes que su padrastro José Antonio P. de 25 años le dio. "Se había vuelto a mear. Entonces le di en el culo y después perdí la razón y le di en la cabeza", así lo recogía en su momento el sumario del caso por el que fue condenado junto a la madre del niño, Cristina J. Ahora el Supremo avala que la pena para ellos sea la prisión permanente revisable después de haberlo recurrido al considerar que no era aplicable para menores.

En la sentencia del Pleno de la Sala de lo Penal hecha pública este miércoles se ratifica la jurisprudencia que considera compatible la prisión permanente revisable con la muerte alevosa de un niño.

La sentencia estima el recurso de la acusación particular y condena de esta forma tanto a la madre (por comisión por omisión) como al hombre con el que convivía la misma, quien fue el autor de la paliza que derivó en la muerte del menor, en septiembre de 2018 en la casa en la que convivían los tres.

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En el texto recuerdan lo que sucedió aquel jueves de hace cuatro años atrás y lo sitúan como el final de un proceso de malos tratos continuados. José Antonio y Cristina llevaban cinco meses viviendo juntos en un piso de Elche con el hijo de ella, nacido en 2016.

La muerte de Aarón

La sentencia recoge la extrema dureza de los antecedentes probados. "En distintos días, José Antonio, guiado por un ánimo de menoscabar la integridad física del menor, ejerció fuerza física sobre A.G.J., quien dada su corta edad no tenía capacidad para defenderse, propinándole todo tipo de palizas y golpes (bofetadas, puñetazos, etc.) en distintas partes del cuerpo".

La sentencia prosigue apuntando que todo esto le había causado "distintas lesiones
(hematomas, eritemas, fracturas, etc.) de las que nunca recibió atención médica pero que fueron constatadas posteriormente". Si el padrastro es considerado el autor, la madre aparece citada como que "lo consentía, no haciendo nada para evitarlo", y sabiendo que eso sucedió "en distintos días".

Si eso fue antes del fatídico 13 de septiembre, aquel día se desató el infierno. "En la mañana, José Antonio, conociendo la alta probabilidad de que se pudiera producir la muerte del menor y aceptándolo, ejerció fuerza física sobre el menor, A.G.J., propinándole una paliza, con golpes por todas partes (bofetadas, puñetazos, incluso estampándolo contra alguna superficie etc.), que impactaron en distintas partes de su cuerpo, llegando a oprimirle el cuello con tanta intensidad que impedía que el niño respirara hasta que el menor se desvaneció, perdiendo la consciencia".

Todo eso sucedió estando la madre en la vivienda, "siendo consciente de lo que su pareja estaba haciendo, incluso que le estaba oprimiendo el cuello con tanta intensidad que impedía que el niño respirar hasta que el menor se desvaneció, lo consintió, no haciendo nada para proteger al menor e impedirlo".

Las sentencias

Por el asesinato de Aarón ambos fueron condenados a prisión permanente revisable
con la accesoria de inhabilitación absoluta y costas desde la Audiencia Provincial de Alicante. Un fallo que se recurrió por su severidad en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana y que ganaron al "apreciar la concurrencia de la circunstancia atenuante de reparación del daño, procediendo la imposición al mismo de la pena de 20 años de prisión".

Finalmente, el Supremo considera que la pena impuesta desde la Audiencia Provincial es aplicable en el caso de quien asesina a un menor cuando la pena por este crimen, el asesinato, ya recoge la alevosía. La sentencia cuenta con un voto particular suscrito por tres magistrados, señalan desde el Consejo General del Poder Judicial.