La Torre de la Calahorra se encuentra cerca de la Basílica de Santa María.

La Torre de la Calahorra se encuentra cerca de la Basílica de Santa María.

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La Torre de la Calahorra en Elche o la aparición de la Asunción a un pirata berberisco

Las personas que vivieron en la fortaleza cuentan haber oído voces que provenían del interior de sus mazmorras.

4 julio, 2021 02:22
Alicante

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Muchas cosas se han dicho de la misteriosa Torre de la Calahorra en Elche, la fortificación de origen islámico perteneciente al siglo XII. La torre fue utilizada como una de las entradas a la antigua ciudad amurallada, la Lucentina. Según una leyenda, los pasadizos que hay en su interior conducen hasta el mar. 

Los inquilinos que vivieron en ella aseguran haber escuchado voces tenebrosas provenientes del interior de sus mazmorras, donde según indican desde VisitElche "muchas personas perdieron su vida durante el Medievo".

Las paredes de La Calahorra lograron sobrevivir al terremoto que hubo en 1829, aunque, de ahí que perdiera 10 de sus 25 metros de altura. A lo largo de la historia, ha sido utilizada para diferentes actividades, como torreón de vigilancia, lugar de tortura en la Edad Media o incluso como la sede de la logia masónica de la orden del Gran Oriente de España en 1858.

Una misteriosa luz

La Calahorra de Elche tiene hasta una leyenda propia, la historia del corsario Ben Tragel, un pirata que era temido y conocido por sus saqueos, aunque quizá fue en Elche donde tuvo su última actuación. El pirata y toda su flota se hicieron con un botín de oro y diversos objetos de iglesias y conventos. Tras el hurto, como ya era habitual, Tragel se tomó un tiempo de descanso y se fue hasta el puerto para contemplar el atardecer antes de partir.

Tragel se quedó solo contemplando los primeros rayos de luna y pensando en lo valiente y poderoso que era por haber capturado todo ese botín. Pero de pronto, como si de una aparición se tratase, le pareció ver una luz blanca saliendo detrás de una palmera. Esa luz tenía forma de mujer y la belleza y singularidad de la situación lo cautivaron. Tanto fue así que el pirata, curioso y encaprichado por el resplandor que había visto, trató de seguir a la luz que, poco a poco se iba alejando a través del bosque de palmeras.

Finalmente, el resplandor condujo a Tragel hasta la población, donde el ejército cristiano estaba esperando para capturar a los piratas que habían robado el oro de la ciudad. Los soldados consiguieron apresar a Tragel y lo llevaron hasta la mazmorras de la Torre de la Calahorra donde lo torturaron durante toda la noche.

Vistas a Santa María desde la terraza de La Calahorra.

Vistas a Santa María desde la terraza de La Calahorra. Luis Pueyo Cátedra Pedro Ibarra

Cuenta la leyenda que durante todas las noches, con los primeros rayos de luna, esa luz irradiaba en la celda del pirata y le proporcionaba paz. Los días pasaban y el pirata solo deseaba que llegara la noche para ver aquella figura en la oscuridad. Tan grande fue el hechizo que lo cautivó que Tragel ya ni siquiera deseaba ser libre, vivía por y para el resplandor.

Un día recibió la visita de un amigo berberisco, Zeit, quién le aseguró que muy pronto volvería con las tropas de su hermano para sacarlo de ese lugar. Pero Tragel se negó a aceptar la huída y le dijo a su amigo que el único deseo que tenía en ese momento era el de soltar a un fraile, que tenía encadenado en Orán. El pirata berberisco, que no entendía nada de lo que decía su amigo, decidió hacerle caso sin saber muy bien el propósito de su deseo.

Pasadas unas semanas, el religioso fue liberado y quiso visitar a Tragel, por lo que viajó hasta la Torre de la Calahorra. Ambos estuvieron hablando y el pirata le contó al sacerdote lo que le ocurría cada noche en aquel calabozo. El sacerdote le propuso una solución, la reconversión al cristianismo por medio del bautismo. Y así fue, unos días más tardes mudéjares y cristianos se reunieron en la ermita de San Sebastián para asistir al acto religioso.

Durante el bautismo, Tragel volvió a ver la luz que se le había aparecido todas esas noches y como si de una especie de aparición se tratase pudo ver que la figura que le tenía tan confundido era la Virgen de la Asunción, la misma que le había condenado a vivir en la fortaleza de La Calahorra.

Sin embargo, esta historia tiene un final abierto ya que todas las publicaciones que hay sobre la leyenda terminan con el bautismo del corsario y la aparición de la Virgen de la Asunción, la Patrona de Elche.