El pasado viernes, el líder de los socialistas alicantinos, Alejandro Soler, anunció su intención de presentarse a las primarias del PSPV-PSOE para encabezar una nueva era en el socialismo de la Comunitat Valenciana. Y, pese a que siempre me ha unido a él la simpatía mutua y he considerado a Soler una persona honesta y trabajadora -incluso cuando fue acusado falsamente por su exmujer-, esta noticia no me ha generado personalmente ningún optimismo. No por él. No por nuestra provincia. Simplemente porque la deriva de su partido hacia la nada desde que está dirigido por Pedro Sánchez no me permite albergar ninguna esperanza en la socialdemocracia alicantina, valenciana o española.

Coincide este anuncio con la publicación de Carne Gobernada (Ariel, 2024), de Fernando Savater, un ensayo iconoclasta, que he devorado en apenas dos tardes. Un texto en el que he visto reflejada mi propia evolución ideológica desde la juventud y en el que he podido disfrutar de reflexiones a bocajarro de uno de los pocos españoles que no se muerde la lengua en decir lo que a muchos nos cuesta decir por decoro o temor a ser etiquetados como "fachas". Un miedo que, por fortuna, se va diluyendo en esta España cainita.

Reitero, aprecio a Soler en lo personal, pero dudo mucho de que ningún socialista valenciano o español pueda salvar ya a su partido del erial en el que se va a convertir cuando comunistas, anticapitalistas, exetarras o separatistas le den la puntilla. Si ni siquiera García-Page, el único socialista que gana elecciones, es oído cuando diagnostica la situación de su partido.

Nunca he oído ni una palabra de Soler crítica con Sánchez. Y en su último acto con Santos Cerdán en Elche llegó incluso a manifestar al mediador con el prófugo Puigdemont "desde el PSOE te agradecemos tu gran labor realizada para dialogar y finalmente llegar a acuerdos que llevarán a España a continuar en el camino de los valores sociales que nos identifican como partido". Esos son los mimbres del futuro PSPV-PSOE.  

No hay esperanza en el PSPV-PSOE. Su seguidismo del viaje de Sánchez hacia el desastre final no permite albergar expectativas. "La situación de España es cada vez más patética", afirma Savater y coincido con él palabra por palabra. "El pánico a la extrema derecha se convirtió en la única defensa de alcance popular de un ejecutivo de trayectoria indefendible", añade el filósofo (que no quiere ser calificado como tal) y lo suscribo.

Sólo los paniaguados y subvencionados viven mejor con el "progresismo" en el poder. No existe la superioridad moral pretendida por una izquierda que es capaz de justificar sus medios (alianzas con terroristas y prófugos) para lograr un fin que solo les beneficia a ellos (mantenerse en el poder) sobre la base de una supuesta amenaza de que gobierne la extrema derecha. Vox está en el Gobierno autonómico de Carlos Mazón desde hace meses y ninguna de sus decisiones ha afectado a las libertades de los valencianos. 

Como dice Savater, "la izquierda ideológica es solo un apósito para tener buena conciencia y excusar atropellos propios y ajenos". Al fin y al cabo, muchos nos hemos dado cuenta de con el paso del tiempo que "las mejores personas que hemos conocido en nuestras vidas, eran de derechas".