En la pasada edición de la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur), el alcalde de Alicante, Luis Barcala, expresó con orgullo que el castillo de Santa Bárbara es el monumento histórico más visitado de la Comunidad Valenciana. No en vano, el año pasado registró su récord de visitas: más de 672.000 personas desde que en enero del año pasado comenzó la gestión público-privada de manos de ESATUR.

No creo que ni la izquierda que tanto denostó el concurso para la gestión privada cultural, musical, teatral y gastronómica de la fortaleza tenga argumentos ahora para continuar con su cerril visión de los servicios públicos. Al final, la iniciativa privada gestiona mejor que la pública. Se pongan como se pongan socialistas, nacionalistas y comunistas, es más eficiente, profesional, reduce la burocracia y agiliza los procesos para dar un mejor servicio.

Los datos no dejan lugar a dudas: según las estadísticas, de los 672.055 visitantes, el 80% manifestó que era la primera vez que visita la fortaleza. Cerca de 446.000 eran visitantes extranjeros y el resto nacionales. Este año, el objetivo es llegar a los 800.000.

Turistas del Reino Unido, Alemania, Francia, Polonia, Noruega, Italia, Bélgica, Ucrania y Estados Unidos, por ese orden, han disfrutado de las maravillosas vistas y estancias del baluarte alicantino. Pero también, muchos alicantinos que vuelven a subir al castillo para disfrutar de las actividades culturales que con la simple gestión pública apenas existían.

Y para que se siga alcanzando récords, el castillo necesita que su propietario, el Ayuntamiento de Alicante, resuelva de una vez los problemas de accesos que nos echan a atrás a algunos alicantinos a la hora de, por ejemplo, llevar a nuestros hijos a las jornadas culturales o lúdicas en fin de semana.

Hay que afrontar de una vez por todas la sustitución del ascensor de los años 60 del siglo pasado por una infraestructura nueva que no esté estropeada cada dos por tres. El Ayuntamiento tiene recursos para hacerlo y todos coincidimos en que el castillo es pieza fundamental de la promoción turística de la ciudad, motor de la economía en múltiples sectores.

El ser humano ha hecho grandes logros tecnológicos. No es normal ni asumible que no se puedan salvar los casi 150 metros que hay desde la playa al baluarte por culpa de un ascensor averiado. No valen más parches, se ha demostrado que el ascensor necesita un cambio integral.

Además, desde que se limitó el acceso con el coche privado al castillo, la simple llegada de taxis y VTC desde las inmediaciones -una subida que no compensa a los profesionales la bajada de la bandera- tampoco es una solución. Alicante necesita al menos dos líneas de autobús directas con el castillo que sean plenamente identificables para turistas extranjeros con una rotulación propia. Una, desde la estación del Marq del Tram y otra desde la Puerta del Mar.