Nos acercamos al 8 de marzo, y quizá es momento oportuno para evocar la importancia que para les Fogueres albergó la incorporación activa de la mujer en el seno de sus comisiones y su propio engranaje interno, incentivada en ese periodo de renovación que benefició a nuestras fiestas una vez iniciada la década de los 80.

Es cierto que nos tendríamos que remontar hasta 1932 para encontrar la primera comisión totalmente femenina de nuestra celebración; la fundacional del Carrer Quiroga, germen de la actual de Sèneca-Autobusos. Fue un punto de partida sin continuidad, en una presencia femenina que durante décadas se limitó a la presencia de las bellezas y damas de honor en los distritos, curiosamente instaurados a partir de ese año, y formalizado en las comisiones a partir de 1933.

Durante décadas, y sobre todo en el ámbito de restricción de libertades instaurado por el franquismo, la presencia de la mujer en unas fogueres en su mayor parte débiles y unas comisiones menguadas en presencia numérica, aparecía como simple apoyo de una fiesta totalmente masculina.

Pero algo empezaría a cambiar en los primeros años setenta, con esa comisión totalmente femenina de Ángeles-Felipe Bergé, presidida por Teresa Martín García, y cuyas foguereras vestían una adaptación femenina del traje de foguerer que no pocos denominaban con ironía ‘traje de cordobesa’.

Poco a poco empezaron a destacar puntales femeninos en algunas comisiones, como Encarnita Soler en Calvo Sotelo o África Rubio en Foguerer-Carolinas. Verdaderas jabatas, creadoras de escuelas de festeros, quienes involuntariamente fueron abriendo paso a una presencia más activa en el conjunto de nuestra celebración.

Puede decirse que fue 1980 el año de partida de este nuevo paradigma integrador, aún de manera tímida, a lo que contribuyó no poco la autorización del traje de labradora en la indumentaria de la Fiesta, ya que hasta entonces solo se autorizaba el de novia alicantina.

Poco a poco irían apareciendo las primeras presidentas; Ana María Vidal en Alipark, Mª Carmen Lora en Ángeles-Felipe Bergé. Las primeras mujeres en la Comissió Gestora; Mª Carmen Baldó, Yolanda Escrich, Lupe Samper… Pero lo más importante es que se vislumbraba una importante incorporación de mujeres en el seno de las comisiones, en realidad artífices de ese enorme crecimiento del censo y, en consecuencia, del alza en la representatividad social de nuestras fiestas.

Ese es, a mi juicio, el gran logro de esa revolución silenciosa y pocas veces señalada, que hace ya cuatro décadas favoreció la incorporación de la mujer en el seno de las comisiones; el de permitir con su presencia activa, que les fogueres demostraran encontrarse a la altura de los tiempos que le habían tocado vivir.

Por fortuna, esa presencia es hoy masiva, y es probable que actualmente nos encontremos con más mujeres que hombres formando parte de las comisiones, algo que estoy seguro sí se produce en las diferentes hogueras infantiles, donde la presencia de niñas es arrolladora.

Así pues, con absoluta naturalidad y sin aspavientos, Alicante demostró su personalidad abierta e integradora en las fiestas del fuego, lo que en 2019 permitiría que hasta 33 comisiones de foguera fueran presididas por mujeres, y que en el otoño fuera elegida Toñi Martín-Zarco como la primera presidenta de su Federación. Una revolución silenciosa, callada, reivindicativa y, sobre muy saludable para nuestro Sant Joan.