Nadia Serrano, primera oficial de Bomberos de Alicante.

Nadia Serrano, primera oficial de Bomberos de Alicante.

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Nadia Serrano, primera oficial de Bomberos de Alicante: "Si alguien tiene que ponerte un límite, que no seas tú"

La bombera ha accedido al rango de oficial tras superar oposiciones sin pasar por todos los cargos intermedios; una de las pocas mujeres en España en lograrlo.

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Alicante da la bienvenida a un hito histórico en su Consorcio Provincial de Bomberos con el nombramiento de Nadia Serrano como la primera mujer oficial.

Este logro es especialmente significativo en España, donde pocas mujeres han alcanzado un cargo de tal relevancia en los servicios de emergencia. Y no porque sean menos capaces, sino porque pocas se atreven a intentarlo, debido a la falta de referentes en el sector.

Serrano, que lleva más de siete años en el servicio y ya había sido una de las primeras jefas de equipo o cabo en Alicante, se muestra entusiasmada con su nuevo rol, aunque todavía "aterrizando" durante sus primeros días.

Su nombramiento representa un paso más en una carrera dedicada a la vocación de servicio, ascendiendo por medio de oposiciones, sin necesidad de pasar por todos los cargos intermedios.

"Es otro puesto totalmente diferente al que estaba desempeñando", explica Serrano, quien ahora afronta con ganas de aprender y de aportar todo lo que pueda al servicio, buscando lo mejor para los trabajadores, la población y los ciudadanos.

Un rol de alta responsabilidad

Como oficial, Nadia se integra en la "cúspide dentro de la organización del servicio". Aunque aún no tiene un departamento asignado, explica que cada oficial asume diferentes responsabilidades, desde la prevención de riesgos laborales y la gestión de material de seguridad (EPIs), hasta la formación del personal, la intervención operativa, infraestructuras y la prevención a nivel poblacional.

El camino hasta este puesto ha sido largo y exigente. El acceso a la escala de inspección, a la que pertenece el cargo de oficial, se realiza mediante una oposición libre para la que se requiere un título universitario.

Nadia, psicóloga de formación, ya era bombero antes de opositar para este nuevo cargo. Su preparación ha sido una constante en su vida durante más de diez años, ya que "nunca he dejado de prepararme".

Describe el proceso como un "temario muy muy extenso que conlleva pues estudiar muchísima legislación, muchísimos procedimientos", calificando las oposiciones en general como "muy duras".

Su experiencia en la preparación de diferentes oposiciones le ha permitido aprovechar la inercia y los conocimientos previos.

Falta de referentes

Nadia ingresó como bombera en 2018, con 33 años, después de haber trabajado como psicóloga. La decisión de cambiar de carrera surgió de su pasión por el deporte y la constatación de la falta de referentes femeninos en el cuerpo de bomberos, lo que la llevó a pensar que "no podía conseguirlo".

Sin embargo, decidió no quedarse con las ganas: "Si no lo hago ahora, sé que no lo voy a hacer nunca". Compaginó su trabajo con el entrenamiento y el estudio, lo que fueron "épocas pues un poco pues lo más complicadas".

Nadia Serrano en el parque de bomberos de San Vicente

Nadia Serrano en el parque de bomberos de San Vicente

Actualmente, con 41 años, celebra haber logrado entrar en un servicio que considera "de los mejores de España".

Además, ha sabido unir sus dos pasiones, realizando un máster en psicología de emergencias, convencida de la necesidad de aplicar la psicología en múltiples ámbitos de la profesión.

La doble cara de la profesión

Cuando se le pregunta sobre lo que más le gusta de su trabajo, Nadia se refiere a su experiencia como bombera, destacando "la ayuda a las personas".

Explica que el agradecimiento de alguien a quien se ayuda, incluso en una intervención aparentemente sencilla como la apertura de una vivienda para asistir a una persona mayor, es lo que "realmente nosotros aportamos".

El objetivo es "que ese momento malo sea menos malo".

Sin embargo, también reconoce la parte más dura: llevarse "situaciones negativas" y la "mochila" de emociones que esto implica. Destaca la importancia de "cuidar al cuidador", un reto para todos los servicios de emergencia.

Durante una intervención, el miedo no se procesa en el momento, ya que la concentración está puesta en la situación y la persona. Es después cuando llega un "bajón" y las emociones afloran, especialmente tras situaciones difíciles o fallecimientos.

La gestión de estas emociones no siempre es fácil, y aunque el apoyo entre compañeros es fundamental, Nadia enfatiza la necesidad de buscar ayuda profesional cuando sea necesario.

Un mensaje para futuras generaciones

A las jóvenes que estén considerando esta profesión, Nadia les da un consejo claro: "Si alguien tiene que ponerte un límite, que no seas tú". Su lema es "no me quiero quedar con ningún si", instando a intentarlo si de verdad es lo que se desea.

Aclara que no se trata solo de la fuerza física, aunque es necesaria una buena condición, sino que el trabajo también requiere empatía, paciencia y gusto por el trabajo en equipo.

Finalmente, Nadia agradece la oportunidad de dar visibilidad "al mundo de las emergencias" y anima a "todo el mundo, mujeres, hombres" a que si de verdad desean este trabajo, "que luchen porque es un trabajo maravilloso".