El director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, dijo hoy que la organización está aumentando su asistencia a unas 400.000 personas en la región de Kasai, en la República Democrática del Congo (RDC), donde unos 3,2 millones de ciudadanos sufren hambre.

"Estamos aumentando nuestra asistencia como podemos, tratando de lograr acceso y seguridad", dijo Beasley en una teleconferencia con medios desde Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, país en el que en total unos 7,7 millones de congoleses experimentan una "grave inseguridad alimentaria".

El PMA alimenta actualmente a unas 100.000 personas y planea aumentar su asistencia a 400.000 hasta finales de año y a "muchos más si recibimos el acceso y los fondos necesarios", indicó.

Según Beasley, unos dos millones de niños sufren malnutrición aguda y otros dos millones de manera moderada.

"Si no recibimos los fondos que necesitamos urgentemente, parte de estas personas estarán literalmente al borde de una hambruna", dijo el director ejecutivo del PMA.

Esta organización solo dispone de 1 % de los 135 millones de dólares en fondos necesarios para los próximos ocho meses para atender a los ciudadanos de la región de Kasai, afirmó. El PMA ha adelantado 25 millones de dólares mientras espera poder "sensibilizar a los donantes".

Beasley reconoce que hay una cierta "fatiga" entre los donantes para la región, pero sostiene que "no podemos dejar que niños inocentes se conviertan en víctimas" del conflicto en la región.

De acuerdo con el director ejecutivo del PMA, en la región de Kasai ha habido aproximadamente un millón de desplazados internos en los últimos doce meses, lo que convierte la situación de estas personas en la "peor" en un periodo de doce meses, indicó Beasley.

"El tiempo es esencial. Tenemos que solucionar esta situación inmediatamente", recalcó, aunque reconoció que la atención internacional en estos momentos no se encuentra en la región de Kasai sino más bien en los más de 600.000 refugiados rohinyás que han huido a Bangladesh desde el pasado 25 de agosto.

Pero Beasley advirtió que, de no atender esta crisis humanitaria, las consecuencias podrían sentirse toda la región y toda África.