Juan Antonio Samaranch en una foto de archivo de 1988.

Juan Antonio Samaranch en una foto de archivo de 1988. Getty Images

Política Memoria histórica

Juan Antonio Samaranch, de poner a Barcelona en el mapa a defenestrado por Ada Colau

El Ayuntamiento de Barcelona retirará una escultura en su memoria por su "pasado controvertido" durante el franquismo.

23 julio, 2016 01:56
Nerea San Esteban Gonzalo Araluce

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Cuando el rey Felipe VI, entonces Príncipe de Asturias, se despidió de Juan Antonio Samaranch en su funeral, habló de él como "un amigo entrañable", un "español universal" al que "nunca podremos olvidar". Era el 22 de abril de 2010, y aquel "coloso del deporte" dejó una herencia que revolucionó la historia del deporte moderno. Pero su pasado político en los años franquistas le han llevado a ser defenestrado en Barcelona, su ciudad natal: el Ayuntamiento, encabezado por Ada Colau, retirará la escultura en su memoria instalada en el patio interior del consistorio.

Gerardo Pisarello, primer teniente alcalde de la ciudad, confirmó este viernes la decisión, aduciendo al "pasado controvertido" de Samaranch. Según Pisarello, el expresidente del COI es una "figura controvertida", ya que "parte de los barceloneses" valoran su trabajo al frente del organismo olímpico y los JJ.OO. de Barcelona, aunque también "ha aflorado una cara de Samaranch que ha estado oculta mucho tiempo declaradamente franquista".

La escultura en cuestión, que se encuentra en el patio interior del Ayuntamiento de Barcelona, representa una bolsa de deporte con las anillas olímpicas grabadas, un obsequio que el propio Samaranch regaló a la ciudad en recuerdo de las Olimpiadas de 1992.

La escultura que Samaranch regaló a la ciudad en recuerdo a las Olimpiadas del 92.

La escultura que Samaranch regaló a la ciudad en recuerdo a las Olimpiadas del 92. EUROPA PRESS

Por su parte, el concejal de la CUP Josep Garganté indicó que Samaranch se declaró "franquista al 100%" y "aseguró que los españoles lloraban la muerte de Franco"; por ello, pidió eliminar su nombre también del Museu Olímpic i de l'Esport Joan Antoni Samaranch, un extremo sobre el que Pisarello abrirá un debate.

21 años al frente del COI

"Son muchos miles, incluso millones, los que hoy sienten la ausencia y la marcha de Juan Antonio Samaranch -señaló Felipe VI en el funeral-. Aquí en su ciudad, en su tierra y en su patria, y también en todo el mundo". El actual monarca incidió en el carácter universal de su figura. Sus 21 años al frente del Comité Olímpico Internacional revolucionaron el concepto del deporte.

Con él llegaron los Juegos a Barcelona, en 1992. Y su voz también se alzó en 2009 pidiendo que Madrid organizase una nueva cita olímpica. Por entonces ya apuntó que se encontraba "en el final de mi tiempo".

Su trayectoria quedó grabada en el libro Presidente Samaranch: los 21 años de la Presidencia del COI que cambiaron la historia del deporte, el 13 de mayo de 2016. "Es la figura que administró nuestros sueños olímpicos, fue un genio con un talento que hizo posible lo imposible y luchó por hacer realidad sus proyectos e ilusiones", apuntó Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español.

El autor de la obra, Pedro Palacios, apuntó varias características que marcaron la "era Samaranch": integración de la mujer en las esferas olímpicas, la creación de la Agencia Mundial Antidopaje y tribunales para resolver litigios deportivos, la estabilidad económica y la promoción de los Juegos Paralímpicos.

Trayectoria política

Al margen de su trayectoria en el mundo del deporte, el pasado "controvertido" de Samaranch al que se refieren desde el Consistorio barcelonés se centra en su carrera política, que comenzó en 1954 como concejal de Deportes en el Ayuntamiento de Barcelona, un cargo que desempeñó hasta 1962. Dos años después, en 1964, pasó a ser procurador en las Cortes franquistas hasta 1977 , y compaginó este cargo con su designación como Delegado Nacional de Educación Física y Deportes.

En 1973, Samaranch fue nombrado presidente de la Diputación Provincial de Barcelona y poco más tarde se convirtió en el embajador en la Unión Soviética y Mongolia, algo que le ayudó a hacer contactos en Europa del Este que más tarde le valdrían para ser presidente del COI.

Concordia Catalana fue el nombre del partido que en 1975 fundó él mismo, un partido que no llegó a presentarse a las elecciones generales de junio de 1977.