Elena Beloki, en el momento de su detención.

Elena Beloki, en el momento de su detención. Rafa Rivas/AFP/Getty Images

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Beloki, la candidata de Bildu que creció en ETA a la sombra de ' Josu Ternera'

La Policía data su ingreso en la banda en 1978 y su nombre está ligado a varios de los etarras más sanguinarios.

21 agosto, 2016 03:38
Alejandro Requeijo Gonzalo Araluce

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La trayectoria de Elena Beloki se dibuja sobre el anagrama de ETA. Su recorrido está ligado al de históricos de la banda, como Santiago Arróspide, Santi Potros, e Iñaki de Juana Chaos; dos hombres con quienes compartió comando y a quienes les ayudó en labores logísticas. Pero, si hay un nombre que ha marcado su camino, ese es el de José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera. Con él inició su andadura, visitó los zulos terroristas y fue detenida. También lo acompañó en su trayectoria como parlamentario. Beloki es, ahora, miembro de las listas de Bildu por Guipúzcoa para las próximas autonómicas vascas.

Elena María Beloki Resa nació en Areta (Llodio, Vitoria) en 1961. Hija de un navarro que se trasladó a la región en busca de trabajo, no tardó en contactar con los círculos de la izquierda abertzale. Los cuerpos de lucha antiterrorista creen que la ahora candidata de Bildu entró en ETA en septiembre de 1978, y que lo hizo en el comando de información Pagaza.

Las habilidades de Beloki para falsificar documentos de identidad le hicieron ganar galones en el seno de ETA, hasta el punto de que comenzó a asumir labores logísticas de mayor relevancia. Fue entonces cuando entabló relación con varios jóvenes que, a la larga, protagonizarían algunos de los atentados más brutales en la historia de la banda: Santi Potros, De Juana Chaos y, especialmente, Josu Ternera.

Entre las labores logísticas de Elena Beloki figuraba la de comprobar y revisar el material del que ETA disponía en varios zulos. Según fuentes policiales, por entonces ya era una liberada de la banda -con dedicación exclusiva a la actividad terrorista-. En la sombra, y sin llegar a disparar un arma (no tiene víctimas mortales en su historial), las decisiones de quienes apretaban el gatillo se sustentaban en buena medida en la labor de la joven.

Pero una operación policial cambió el transcurso de la actividad de Beloki. En 1982, y tras la desarticulación del comando Araba, la joven abandonó España y pidió asilo político en Francia, el cual le fue concedido, algo habitual en aquellos años. Los informes policiales le atribuyen la confección de algunos de los comunicados de ETA durante aquellos años.

Detenida con 'Ternera' en Francia

La cúpula de la banda terrorista sufrió un duro golpe con los acontecimientos que tuvieron lugar el 11 de enero de 1989. Elena Beloki ya se había erigido como una de las responsables del aparato logístico de la banda, mientras que Josu Ternera participaba en la toma de decisiones de mayor peso de ETA. Una información de aquella fecha de ABC ya los definía como "los cabecillas de la banda".

Ambos viajaban por el sur de Francia cuando fueron detenidos por la Policía gala, acusados de un delito de asociación de malhechores, entre otros. Se les acusaba de haber frecuentado con asiduidad una base logística con la que contaba la banda en la localidad de Saint Pee sur Neville, desarticulada por las autoridades galas en 1987. Allí ocultaban los terrorista una lista con más de 500 nombres de colaboradores, armas, explosivos y planes para atentados. Josu Ternera y Beloki fueron procesados por el Tribunal Correccional de París. Ella estuvo presa en las cárceles de Fleuris Merogis y la de Fresnes.

Para entender el tipo de influencia que entonces ejercía 'Josu Ternera' sobre Elena Beloki basta leer un pasaje del libro de Pilar Urbano sobre el exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. En El hombre que veía amanecer (Plaza & Janes), el exmagistrado relata un viaje a la cárcel de Fresnes junto a la fiscal Carmen Tagle para interrogar a los recién detenidos, Josu Ternera, Beloki y Santi Potros. En un momento del encuentro, Garzón le pregunta a Urruticoechea si "matar a un niño de dos años en el atentado contra la Dirección de la Guardia Civil era su forma de luchar por la independencia y las libertades".  

Recuerda el exjuez que el terrorista miró a la fiscal que le acompañaba y dijo: "Cuando hablemos de las torturas que practican contra nosotros en las cárceles españolas, entonces hablaremos de eso". Unos meses después, la fiscal Carmen Tagle fue asesinada cuando se disponía a entrar en su coche en el aparcamiento de su casa.   

Elena Beloki estuvo tres años interna hasta que el 5 de septiembre de 1992 fue enviada a Marsella por petición expresa de la terrorista. Allí, y bajo la prohibición de abandonar la región de Bouches du Rhone, prosiguió con sus estudios de Periodismo.

Su paso por las prisiones francesas durante los primeros años de la década de los noventa no alejaron a Beloki de la disciplina etarra, ni tampoco de su principal mentor. La ahora candidata de Bildu también estuvo al lado de Josu Ternera el tiempo que éste ejerció como parlamentario vasco por Euskal Herritarrok entre 1998 y 2001. Si alguien quería hablar con Urruticoechea, antes tenía que pasar por ella. Así lo relata en primera persona el escritor Antoni Batista en su libro Adiós a las armas. Una crónica del final de ETA (Debate):

“Me presenté en el despacho de Euskal Herritarrok y en el umbral de la puerta pregunté por Josu Urrutikoetxea. El portero dijo un momento y me dejó en el pasillo. Salió Elena Beloki, sólo la conocía por la prensa y porque la detuvieron junto a él, sabía que eran amigos. ‘¿Te conoce?’. ‘Sí, dile quien soy’. Despachó la consulta pertinente, me hizo pasar y estreché la mano del diputado Josu Urrutikoetxea”.

Para entonces Beloki ya compaginaba esa función de cancerbera del gran jefe de ETA con sus funciones en el aparato internacional del brazo político de la banda terrorista. Entre 1996 y 1999 fue responsable para Europa de XAKI, organismo que luego encabezó y que terminó siendo ilegalizado por actuar a las órdenes de ETA. Beloki Resa ya había sido responsable de comunicación de una plataforma llamada KEA (Kanporako Erakunde Amankomunatuak/ Estructura Mancomunada del Exterior) encargada de paliar la descoordinación que reinaba en el frente internacional del MNLV. En esos años pudo poner en práctica sus estudios de Periodismo cursados en el país galo ejerciendo como responsable de la publicación ‘Euskadi información’ y de ‘Info Euskal Herria’.  

Así resume sus actividades la sentencia de la Audiencia Nacional por la que fue condenada en 2007 a 13 años de cárcel en el sumario 19/98 contra el entorno de la organización criminal: “Beloki realizó una profusa actividad dentro de la estructura de relaciones exteriores bajo el directo control de ETA, por lo cual recibía sueldos mensuales, así como el pago de diversos gastos propios con cargo a la Kordinadora Abertzale Socialista (KAS) hasta su real disolución”. Según se detalla en el sumario, Beloki cobraba un sueldo de 110.000 pesetas (660 euros), aunque también le pagaban otros gastos como la reparación de su coche, que costó 20.000 pesetas (120 euros).   

Un sobre para el IRA 

En la misma sentencia de la Audiencia Nacional se recoge cómo el procesado Mikel Egibar Mitxelena declaró que un miembro de ETA le encargó entregar un sobre a Elena Beloki para que ella se lo hiciese llegar a los terroristas del IRA “al objeto de plantear una reunión entre la mencionada organización y ETA, lo que realizó”.

El Tribunal Supremo rebajó su condena hasta los ocho años y medio al no apreciar la condición de dirigente etarra que había considerado la Audiencia Nacional. Pero el Alto Tribunal le impuso la “inhabilitación especial de empleo o cargo público” durante otros ocho años y medio. En esa misma sentencia se inhabilitaba igualmente a Iker Casanova, algo que no impidió que durante la pasada legislatura pasase a ocupar un escaño en la Cámara de Vitoria en sustitución de Laura Mintegui.

El de Casanova es el precedente al que se aferran tanto Otegi como la propia Beloki para sortear su inhabilitación al no haberse recogido de forma específica en la sentencia los cargos para los que se les impedía ejercer. Al figurar como última de la lista de Bildu para las próximas elecciones autonómicas del 25 de septiembre, se antoja improbable que llegué a conseguir escaño.      

El nombre de Elena Beloki fue el epicentro de la polémica en el verano de 2008 cuando la Audiencia Nacional le permitió salir de la cárcel para someterse a un proceso de inseminación artificial. Tras haber pasado por las cárceles de Soto del Real (Madrid),  Castellón, Villena (Alicante) y Nanclares de Oca (Álava), la etarra salió en julio tras depositar una fianza de 6.000 euros de fianza y la obligación de presentarse en el juzgado más cercano a su domicilio cada 15 días. Su pareja, también en prisión, era el líder de Gestoras Pro Amnistía, Juan María Olano.

Beloki nada más salir de prisión el pasado 5 de agosto.

Beloki nada más salir de prisión el pasado 5 de agosto.

El auto de la Audiencia Nacional por el que se le dejaba en libertad se basaba en un informe médico que apelaba a su “disponibilidad clínica” y a la necesidad de disfrutar de “unas condiciones psicológicas adecuadas”, incompatibles con la cárcel a juicio de los jueces. No fue un verano agradable para las víctimas del terrorismo pues sólo unos días después quedó definitivamente en libertad el histórico etarra José Ignacio de Juana Chaos. Los destinos de ambos etarras volvían a cruzarse.

Beloki regresó a prisión para seguir cumpliendo su condena, que finalizó el pasado 5 de agosto. A su salida de la cárcel de Villena (Alicante) la esperaban familiares y amigos que no dudaron en fotografiarla y subir la imagen a una cuenta en Twitter en la que se celebran todas y cada una de las salidas de presos de la banda siempre que se hayan mantenido fieles a la disciplina del Colectivo de Presos de ETA. Beloki posa sonriente a sus 55 años, con el puño en alto.

Tan sólo 12 días después, Bildu anunció su presencia en la lista electoral como candidata al Parlamento de Vitoria, el mismo edificio que recorrió años atrás a la sombra de su principal mentor Josu Ternera. Siempre bajo el paraguas de ETA o su entorno del que no se ha separado en 38 años.