El director de Land Life Francisco Purroy: "Compensar emisiones es un lenguaje que se tiene que descartar"
ENCLAVE ODS se reúne con el directivo de una de las empresas que está liderando los esfuerzos de reforestación en España desde su sede en Burgos.
12 mayo, 2024 01:35"Compensar las emisiones es un lenguaje que se tiene que ir descartando". Esta es una de las consignas que arroja el director de Land Life, una empresa de carácter social dedicada a la reforestación de zonas degradadas con sede en Burgos. Esta entidad se inserta en la amalgama de compañías que se dedican a implementar proyectos de absorción de CO2, en las que se incluyen Sylvestris, Land Life o CO2 Revolution.
La empresa, de origen holandés, comezó su andadura en España en 2018 reforestando parcelas de monte en Burgos y Palencia, y hoy su impronta verde se extiende por 14 provincias. Su equipo ya cuenta con 22 profesionales y sigue una estricta política de no convertir la reforestación en un trabajo de voluntarios. Y, en cuanto al saldo de restauración de naturaleza, ha creado bosques mixtos consiguiendo plantar más de 3,9 millones de árboles autóctonos.
Purroy, de camino a Granada para presentar una de las nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia de los proyectos, hace una parada en Madrid para entrevistarse con ENCLAVE ODS y compartir el trabajo que realizan desde la organización que dirige.
En los últimos días, el debate sobre la viabilidad de las medidas para compensar el carbono ha vuelto a surgir, desde la ciencia. La revista Nature publicó el pasado 30 de abril una carta firmada por 34 científicos y científicas internacionales en la que alertan que “la mayoría de las compensaciones voluntarias de carbono actuales no son sólidas ni capaces de neutralizar las emisiones de combustibles fósiles”.
Este grupo de expertos en ciclo del carbono forestal, políticas del clima y mercados de carbono de universidades y centros de investigación no se mostraron contrarios a la propia compensación de carbono. No obstante, argumentan, basándose de numerosos estudios, que “se han detectado problemas importantes y generalizados en muchos protocolos y programas de créditos de carbono”, lo que encasilla a muchos esquemas de compensación muy próxima al greenwashing.
A hilo de estas informaciones, Purroy insiste en que "el primer pilar tiene que ser reducir hasta donde puedas hasta el máximo las emisiones como empresa —y como individuos—". Y como bien dice: "no conozco ninguna empresa que no sea contaminante". Pero lejos de suscribir el argumento fatalista, enuncia otras dos máximas que, para él, son indispensables a la hora de emprender un proyecto de reforestación: "No podemos perder ni una hectárea más de la naturaleza que todavía conservamos; y hay que restaurar la naturaleza allá donde se perdió".
La empresa que dirige se dedica a ejecutar proyectos de compensación de la huella de carbono de las empresas. Su "misión ulterior" de manera muy clara: "Queremos recuperar o restaurar la naturaleza en las 2 mil millones de hectáreas degradadas que hay a nivel global". Una tierra degrada es, por definición, aquella que ha reducido su capacidad actual para seguir desempeñando sus funciones características. Y uno de los factores que está acelerando estos procesos es la desertificación.
En España, se estima que hay más de 9 millones de hectáreas como zonas con un riesgo alto o muy alto de desertificación, principalmente en el tercio sur y los dos archipiélagos. De acuerdo con el Miteco, "la combinación de factores y procesos como la aridez, la sequía, la erosión, los incendios forestales, la sobreexplotación de acuíferos, etc., da origen a los distintos paisajes o escenarios típicos de la desertificación en España".
La deforestación es otro de los factores que precipitan la aridificación de los suelos en nuestro país. Estos dos escenarios —sequía y deforestación— son los que ataja Land Life.
¿Cómo definiría la actividad de Land Life?
Somos una empresa con un proyecto de restauración ambiental, de reforestación de precisión, a través de proyectos a gran escala. Y uno de nuestros focos principales es la Península Ibérica. Trabajamos desde la provincia de Burgos con un equipo de 22 profesionales y nos financiamos a través de empresas que contemplan proyectos de absorción de CO₂ en sus estrategias de acción climática y RSC.
¿Podrían las estrategias de compensación de carbono considerarse una estrategia de blanqueamiento de las más contaminantes?
Hay empresas que van muy en serio, afortunadamente, y que tienen estrategias para reducir sus emisiones para 2030 o antes. Ahora hemos visto que esas promesas han dado un salto de los departamentos de Marketing a las mesas de accionistas. Van hacia el cero neto. Nadie es carbono neutro; no hay que contar milongas. Coincidentemente, y aunque está siempre sobre la lupa el tema de la compensación de las emisiones, las empresas más avanzadas RSC son las que están invirtiendo en proyectos de biodiversidad.
Uno de los principios que defienden las entidades del sector al que pertenecen es la defensa de una "reforestación inteligente". ¿En qué consiste?
Es la combinación de tres componentes. Primero, un diseño técnico y una planificación muy cuidada. Segundo, un pensamiento largoplacista. Y por último, trabajar a gran escala. Cuando plantamos árboles, una tarea realizada por profesionales, trabajamos en torno a un concepto: la resiliencia. Empleamos una mezcla de especies diferentes que permitan al bosque crear un mosaico que sobreviva al paso del tiempo.
¿Cómo se eligen los terrenos susceptibles de ser reforestados?
El diseño técnico y el estudio es una parte clave de lo que hacemos. Y ahí es donde también es necesaria tener una buena base tecnológica. Si no tienes una fuerte base tecnológica, es muy difícil hoy en día progresar en este tipo de proyectos. En la mayoría de terrenos degradados arrastran un historial de sobreexplotación agrícola y pastoril o incendios recurrentes y son terrenos en los que en general no se observa una buena regeneración natural del bosque. Por lo que si no se interviene va a ser difícil recuperar ese ecosistema.
¿Es qué consisten las etapas preliminares?
Una pregunta clave es "Si no haces nada, ¿qué va a haber ahí dentro de 50 años?" Consideramos esa línea base y valoramos la aridez y otras características. El criterio principal es si realmente merece la pena actuar ahí, porque si no actúas esa naturaleza va a costar tantísimo que se recupere por sí misma. Con el ritmo al que avanza el cambio climático se pone cada vez más complicado.
Desde vuestra organización ponéis mucho énfasis en el valor de la tecnología, ¿cuál es vuestra relación con ella?
La tecnología es algo que está en el ADN de la compañía. Cuando conseguimos beneficios los reinvertimos en tecnologías y en soluciones de restauración de naturaleza para poder seguir escalando los esfuerzos. En todas las fases de los proyectos —diseño, implementación, seguimiento y monitorización— empleamos tecnología.
Recientemente, habéis firmado un acuerdo con la Universidad de Granada (UGR) para continuar con el desarrollo de soluciones tecnológicas…
Nos hemos asociado con la Universidad de Granada para la creación de un Aula de Restauración Ecológica para promover actividades conjuntas de investigación, formación, transferencia y difusión en restauración de ecosistemas. Dos tecnologías en desarrollo son las semillas encapsuladas y la siembra de precisión con drones.
¿Puede contarnos algo más sobre las semillas recubiertas?
Para que la siembra sea efectiva y germinen las semillas necesitas, por un lado, protección frente a las minorías de roedores o insectos para evitar que se las coman. Y, por otro lado, necesitarás protección contra aves, hervívoros y mamíferos como los jabalíes y los ciervos. En muchos casos no solo un recubrimiento —o coating—, sino también un sustrato extra que le aporte nutrientes y humedad.
¿Habéis realizado pruebas con esta nueva generación de semillas?
En Australia ya se están sembrando las semillas modificadas. En España, continúa en desarrollo de la mano de la UGR e Incotec. Es una casuística bastante compleja por los condicionantes de cómo está el suelo, la presión herbívora, las condiciones climáticas y la presión sobre las semillas y sus plantas germinadas.
¿Hay otra tecnología prometedora en la que estéis trabajando?
Estamos trabajando en vehículos autónomos de plantación que puedan trabajar 24 horas los 7 días de la semana: eso va a ser cuello de botella que afrontaremos en el futuro.
¿Por qué lo consideráis un cuello de botella?
Cada vez es más difícil encontrar gente que quiera trabajar en el monte todos los días. Es un trabajo muy duro y va a haber lugares o situaciones en las que costará disponer de ese trabajo manual y necesitaremos la ayuda de la tecnología. El rover, un vehículo autónomo, sería capaz de preparar el terreno haciendo el hoyo y sembrar, poner la semilla o colocar un plantón forestal.
Un aspecto que ha criticado en anteriores ocasiones ha sido la forma de calcular la absorción de CO2 utilizada por el Miteco…¿qué criterio debería priorizar a la hora de hacerlo?
El trabajo del Miteco, a traves de la Oficina Española de Cambio Climático, ha sido sensacional facilitando el lanzamiento de este tipo de proyectos e impulsando la iniciativa privada en acciones para la restauración de naturaleza. No obstante, como sucede con todos los certificados, tiene rango de mejora; no es excepción.
Nos da la impresión de que sobreestima la captura que vas a conseguir en 35 o 40 años. Se obtiene el mismo cálculo de captura de carbono independientemente de la altitud. Obviamente no tiene nada que ver una plantación en en Galicia en cuanto a captura de carbono que en Jaén. Además, para los cálculos no consideran ni latitud, ni pluviometría, ni tipo de suelo,... En fin, todo el conjunto de condiciones edafoclimáticas particulares de cada lugar.
La actividad de Land Life no ha estado libre de polémica. Actualmente hay un proceso judicial abierto que acusa a la compañía que dirige de ser responsable del incendio de Ateca (Zaragoza) declarado el 18 de julio de 2022 que hectáreas de monte y cultivos…
Cuando se produjo el incendio sufrimos muchísimo. Son los días más duros en la vida profesional de todos los que estamos en Land Life. Nos encanta la naturaleza, estamos comprometidos y nunca hemos pensado que un accidente así pudiese suceder. Por supuesto, jamás me compararé con gente que perdió su modo de vida, su cosecha, sus árboles frutales o los vecinos que vieron las llamas ahí al lado del pueblo. El caso está en la investigación. Se está demorando mucho.
Las pesquisas indican que se trató de un accidente…
Por todos los informes del Seprona. Sabemos todo lo que investigamos nosotros. Parece claro que fue una chispa que se ocasiona con el cazo de la araña y la máquina que está preparando los hoyos. Se prendió la hierba seca y el fuego corrió sin que nadie pudiera pararlo. Está claro que fue un accidente. Un mal accidente, como todos los accidentes. No conozco ninguno que no sea evitable. Creo que nosotros hicimos todo lo posible por evitar las causas que lo provocaron. Además, nos tocó restaurar las 400 hectáreas quemadas.