Jordi Serrallonga buscando huevos de dinosaurio en Flaming Cliffs, desierto de Gobi, Mongolia. Foto: Desperta Ferro Ediciones

Jordi Serrallonga buscando huevos de dinosaurio en Flaming Cliffs, desierto de Gobi, Mongolia. Foto: Desperta Ferro Ediciones

Arqueología

Jordi Serrallonga, arqueólogo: "Indiana Jones ha hecho más bien que mal a la arqueología"

El investigador publica un entretenido manual sobre la disciplina, muy personal, siguiendo sus excavaciones por todo el mundo, siempre con la sombra del mítico personaje interpretado por Harrison Ford.

29 junio, 2023 03:04

Jordi Serrallonga (Barcelona, 1969), arqueólogo "nómada", naturalista y explorador, narra como si fuese parte de una aventura de la saga de Indiana Jones el amargo final del primer congreso donde presentó una comunicación científica. Volvía con su compañero Manuel Duque desde Córdoba con destino a Francia, donde estaba excavando, y en el maletero del coche llevaban materiales arqueológicos de un yacimiento paleolítico. Hicieron noche en Madrid y a la mañana siguiente, al ir a reemprender la marcha, vieron que unos ladrones habían abierto el vehículo. Cogieron la radio, pero también las cajas con las pequeñas piezas de sílex. No eran expoliadores que les habían seguido la pista, sino el reflejo del problema que tenemos en este país con el patrimonio histórico.

Atreverse a comparar a un arqueólogo español con Indiana Jones no suele ser del agrado del investigador. Pero Serrallonga, actualmente profesor colaborador de Prehistoria, Antropología y Evolución Humana de la Universitat Oberta de Catalunya, no encuentra problema en ello. Porque su visión del mítico personaje interpretado por Harrison Ford va mucho más allá del romanticismo y de sus contribuciones a la cultura popular. Para él, Indy es una suerte de referente. 

Y el mismo día que se estrena en cines la quinta entrega de la saga, Indiana Jones y el dial del destino, Serrallonga desembarca en las librerías con Un arqueólogo nómada en busca del Dr. Jones (Desperta Ferro), un manual muy divertido y personal para sumergirse en el mundo de la arqueología viajando por todos los yacimientos en los que ha trabajado el autor, siempre con la sombra presente de las aventuras del personaje cinematográfico.

Pregunta. Indiana Jones tiene parte de culpa de que usted hoy sea arqueólogo. ¿Con qué expectativas acude al cine a ver esta quinta entrega?

Respuesta. Soy de los que creen que era muy necesaria. Yo no descarto la cuarta: forma parte de la saga y cada vez que la veo hay cosas que me gustan más. Hay otras malas que siguen estando ahí, como el exceso de CGI o el personaje del hijo que nos asustó a todos porque pensábamos que nos iban a colocar a un sustituto. Esto es todo lo que llevó a Steven Spielberg, George Lucas y Harrison Ford a hacer una película más. El actor ha dicho que no habrá otro Indiana Jones pero yo no doy el círculo por cerrado. Por qué no pensar en una continuidad de la saga por una línea parecida a lo que se ha hecho con Enola Holmes, la hermana desconocida de Sherlock Holmes, para valorar el trabajo de las arqueólogas mujeres.

Jordi Serrallonga posa sin su característico sombrero fedora en su estudio de Barcelona.

Jordi Serrallonga posa sin su característico sombrero fedora en su estudio de Barcelona. Desperta Ferro Ediciones

P. ¿Quién es Indiana Jones para usted?

R. Un personaje muy serio. Entre los profesores y catedráticos [de arqueología] siempre hay como una autodefensa, una especie de muralla. Yo no pongo ese pero. Nuestra disciplina nace, como explico en los primeros capítulos, de las sociedades de anticuarios, de los coleccionistas y de los cacharreros. Al final lo que les importaba era el objeto. No sabían quién lo había hecho, ni en qué época ni como se ordenaba aquello, simplemente les gustaba. Y duraron más tiempo de lo que nos pensamos.

»Renegar de todo esto sería como cargarnos nuestras propias raíces. Estos personajes, con sus errores y aciertos, fueron los que permitieron que existieran museos como el Británico, el Louvre o el de Pérgamo. Si no hubiesen preservado estas piezas, si no las hubiesen incluso robado o expoliado, no tendríamos estos libros fantásticos que nos han hecho estudiar arqueología como los de C. W. Ceram (El mundo de la arqueología o Dioses, tumbas y sabios). La idea que de pequeño tenía de la arqueología era sacar objetos con un pico y una pala. O sea que no es Indiana Jones, como dicen muchos, el que ha dado una mala imagen de la arqueología. La gente sabe separar entre el personaje cinematográfico, que existió, y el arqueólogo real.

P. Muchas de las críticas consisten en que Indiana Jones es alguien a quien no le importa destruir yacimientos en su búsqueda de un tesoro. El objetivo de la arqueología moderna no es descubrir una joya de oro, sino reconstruir la historia que hay detrás de esa pieza...

R. Si desde la primera película (En busca del arca perdida, 1981) nos hubieran planteado un arqueólogo que actúa nosotros como hacemos ahora hubiera sido todavía más falso. Podrían haber hecho un arqueólogo tipo Howard Carter. Pero tenía mala prensa y caía mal a los del gobierno egipcio porque era un tipo paciente, pausado y callado que no daba titulares. Si lo hubiesen querido llevar a la pantalla nos hubiese quedado quizás una película más estilo de La momia (1959), con Peter Cushing haciendo de arqueólogo.

Los que querían ser ladrones lo han continuado siendo, incluso en el siglo XXI, y no es por culpa de Indiana Jones

P. ¿Cree que Indiana Jones ha tenido una influencia más positiva o negativa para la arqueología?

R. Lo digo sin medias tintas: ha hecho más bien que mal. Los que eran ladrones de tumbas han seguido siendo ladrones de tumbas tras ver las películas. Existían desde muchísimo antes, desde la época de los egipcios. En la saga hay constantemente críticas a eso y se las podrían ahorrar, como el diálogo entre Marcus Brody e Indiana Jones en el que se dice "el museo va a comprar los objetos y no hará preguntas". En la cuarta entrega cuando se meten a buscar la calavera de cristal aparece una inscripción que dice que está prohibida la entrada a los huaqueros, pero como van con la pala dicen que la cosa no va con ellos.

»Los que querían ser ladrones lo han continuado siendo, incluso en el siglo XXI, y no es por culpa de Indiana Jones. No he conocido ningún arqueólogo o arqueóloga que una vez llegado al yacimiento se ponga a excavar en plan Indiana Jones. Sabe que tiene que excavar con otra metodología. Sí que conozco muchos que después de haber estado criticando mucho a Indiana Jones, de repente aparecen con sombreros fedora en una entrevista. ¿Por qué? Pues porque evidentemente Indiana Jones es un referente.

P. Metodológicamente, ¿qué se podría decir que hace bien Indiana Jones?

R. Hay una cosa que me gusta de él y es que dibuja bien. El dibujo es una manera de fijar un dato. La foto no te va a permitir aislar los elementos que están alrededor. Pero Indiana Jones utiliza más metodología para encontrar los yacimientos de la que pensamos, como el cabezal de Ra, sin el que no podría haber hallado el punto donde está el pozo de las almas. En la tercera entrega se ve que cada paso que da lo hace gracias a la libreta de campo de su padre.

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P. ¿Por qué ha centrado su ámbito de investigación en las zonas más remotas del planeta como Tanzania, Machu Picchu o Mongolia?

R. Mi primera excavación fue de niño, cerca de mi casa, y lo hice al tuntún, peor que Indiana Jones. Mi sueño era dedicarme a la arqueología y estaba obsesionado con ir a África para buscar nuestros orígenes más remotos. Empecé trabajando en varios lugares paleolíticos de España y después tuve una beca con la que me fui a Francia, que era como ir a la cuna de la humanidad europea. En el libro insisto en que el conocimiento no tiene por qué estar en un lugar exótico. Aquí tenemos un tesoro maravilloso como es Atapuerca. No hace falta irse a África si lo que queremos estudiar son las primeras ocupaciones en Europa.

P. Después de tantos años de carrera, ¿cuál diría que es su mayor aporte a la investigación científica?

R. A mí me gusta mucho la docencia. Esa es la parte chunga de Indy, se prodiga popo por clase y se escapa hasta por una ventana. El respeto que has de tener por los alumnos es total porque son los futuros arqueólogos, paleontólogos, antropólogos... A mí me gusta que descubran al acabar las asignaturas que hay una prehistoria que es apasionante. Al final lo que se trata es de reunir información que nos permita contar cuentos fundamentados en historias científicas. ¿Por qué hay una deposición de 29 individuos adultos en la Sima de los Huesos? Pues los científicos están intentando reconstruir los cuentos que nos ofrezcan una explicación. Pero si actúas de una manera ética y científica, lo que jamás dirás es que esto fue así.

La sombra del arqueólogo se recorta en los mismos sedimentos de Flaming Cliffs que acogieron a Roy Chapman Andrews, desierto de Gobi, Mongolia.

La sombra del arqueólogo se recorta en los mismos sedimentos de Flaming Cliffs que acogieron a Roy Chapman Andrews, desierto de Gobi, Mongolia. Desperta Ferro Ediciones

P. ¿Cuáles son las grandes dificultades a las que se enfrentan los arqueólogos hoy en día? Muchos de sus colegas lamentan la falta de financiación y la agotadora burocracia para conseguir las ayudas.

R. El peligro mayor que puede tener un arqueólogo es el que puede tener cualquier persona de este planeta, que somos los propios humanos. Y como para trabajar necesitamos financiación, que nos viene desde estancias ocupadas por Homo sapiens, pues estaría de acuerdo con esa radiografía. Si tienes algún motivo de estudio que está muy presente en tu región lo mismo puedes conseguir un cierto apoyo de instituciones locales, como ha pasado en Atapuerca. Tienes un Museo de la Evolución Humana y una infraestructura para visitar los yacimientos espectaculares. 

»Todavía hay una tendencia por parte del político, pero también de la población, de que los que nos dedicamos a la arqueología, a la paleontología, a hacer agujeros básicamente, incluso a los que miran por un telescopio hacia el cielo, somos científicos románticos. Es decir, que lo hacemos porque nos gusta y que todo lo que descubrimos sirve para ampliar las enciclopedias. Todo esto ha hecho que tengamos una financiación escasísima y el arqueólogo necesita laboratorios, pero a tope.

Indiana Jones es un referente para los arqueólogos

P. Curiosamente, las noticias de descubrimientos arqueológicos son de las más leídas en los medios de comunicación.

R. ¿Qué ocurre? ¿Cómo puede ser que sea un tema tan agradable y tan buscado tenga esa financiación tan baja? Pues porque nos consideran disciplinas románticas. Solo hay una excepción, y esto se ve muy bien en las películas de Indiana Jones: cuando ese objeto sirve para reivindicar o para afianzar tu identidad nacional o tu antigüedad como pueblo, tu fuerza como pueblo, tu fuerza como creencia religiosa, etcétera. Si es algo que puede tener una trascendencia brutal porque se pueda convertir en un lugar para que vaya la gente a visitarlo, para que ese político de turno adquiera mayor relevancia en los medios, entonces, aunque sea puntualmente, hay una inyección de fondos sospechosamente elevada.

»Antes los arqueólogos éramos muy torpes porque encontrábamos cosas, lo publicábamos en un reporte y ahí se quedaba. Ahora hay gabinetes de prensa en las universidades que montan una gran parafernalia porque cuanto más aparezca en prensa, más posibilidades hay de obtener esas ayudas que cuesta tanto conseguir. Antes no hacíamos divulgación. Yo lo que encuentro se lo paso a mis alumnos porque quiero que salgan tesis y tesinas. No tiene sentido hacer de Gollum y "mi tesoro" y acumularlo todo.

P. El desarrollo de la divulgación también conlleva el riesgo de incurrir en la arqueología del espectáculo, ¿no cree? Ahí tenemos el ejemplo de Zahi Hawass, quien por cierto luce también un sombrero de fedora a lo Indiana Jones.

R. En la arqueología hay gente muy buena que es muy mediática y que van a abrir las vías para otros compañeros. Los tres codirectores de Atapuerca [Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell], por ejemplo, que tienen detrás un currículum impresionante y de una validez científica increíble, han permitido que otros puedan hacer su labor de una manera quizá más fácil. Pero tenemos a veces personajes que hacen una arqueología del espectáculo y decir que se parecen a Indiana Jones sería incluso un insulto para él. Son más bien burócratas o los que llevan la arqueología a un terreno muy fácil de vender.