Goirigolzarri (1)

Edificio de Bankia en Madrid/Reuters

Edificio de Bankia en Madrid/Reuters

Por Mario Martín Lucas

En las semanas pasadas han aparecido en prensa las gratificaciones obtenidas por los 30 ejecutivos mejor pagados de la bolsa española, cuyas remuneraciones conjuntas, en 2015, han superado los 252 MM euros, a una media por cabeza, algo superior a los 8 MM euros anuales. Por encima de los 10 MM euros se sitúan Javier Monzón (Indra), Pablo Isla (Inditex), Carlos de Palacio Oriol (Talgo), José María Oriol (Talgo), Felipe Benjumea (Abengoa, a pesar de estar en preconcurso de acreedores) o Juan Béjar (FCC), al margen de los 46 MM euros que recibió Ángel Cano al abandonar su responsabilidad como consejero delegado en BBVA, a los 54 años de edad.

Entre 5 y 10 MM euros se sitúan Sánchez Galán (Iberdrola), César Alierta (Telefónica), Ana Botín (Santander), Francisco González (BBVA) o Florentino Pérez (ACS), y cierran la parte baja del rango de esa élite empresarial, con entre 2 y 3 MM euros, Borja Prado (Endesa), Antonio Brufau (Repsol), Manuel Manrique (Sacyr) o Carlos Torres (BBVA).

Los detalles de esa lista ponen el foco en una pregunta sobre el actual presidente de Bankia: ¿Qué mueve realmente a Goirigolzarri? ¿Cuál es su motivación para ponerse al frente de Bankia, junto al reducido grupo de tres personas que se incorporó con él, tras la nacionalización de 2012?

José Ignacio Goirigolzarri, bilbaíno, formado en Deusto y fiel al terno azul marino oscuro que distingue a los financieros de la orilla derecha del Nervión, abandonó el BBVA en 2009, con 55 años, después de haber ingresado en el Banco de Bilbao en 1977 y de haber desarrollado su carrera bajo las influencias de Sánchez Asiaín, Emillio Ybarra Churruca, José Domingo Ampuero o Pedro Luis Uriarte; por entonces desempañaba la función de consejero delegado y número dos del banco, tras Francisco González, recibiendo una indemnización superior a los 54 MM euros, tras desvanecerse sus aspiraciones de suceder a aquel, con la modificación de los estatutos del banco sobre la edad máxima de su presidente.

En el periodo entre su salida del BBVA y su llegada a Bankia, creó un blog (goirigolzarri.com) y constituyó la fundación Garum, además de ser vicepresidente de Deusto Bussines School y dedicarse a gestionar su propio patrimonio financiero. Con su gran experiencia y siendo aún joven para el mundo de los negocios, parece bastante lícito y razonable que quisiera volver a la gestión, pero ¿por qué Bankia, nacionalizada, asumiendo un límite salarial de 500.000 euros anuales, según se ve, bastante alejado de sus colegas, incluso en empresas de bastante menor tamaño? Las respuestas ciertas solo las tendrá él, pero desde luego es interesante el ejercicio sobre sus expectativas, objetivos y motivación sobre ello.

Alguien podría decir que fue su sentido de Estado, o incluso de patriotismo, lo que le llevó a hacerse cargo de la situación financiera más compleja de la reciente historia de España. Una pena que quienes pensaron en él, no lo hicieran en el momento en que eligieron, por ejemplo, a Rodrigo Rato, con lo cual nos habríamos evitado algunas decisiones incomprensibles de éste, además de algunos presuntos delitos. Los desaguisados de Miguel Blesa empezaron hace veinte años y siguen esperando a ser depurados por la Justicia.

El actual presidente de Bankia ha aplicado una política de reducción de activos no productivos, en el más amplio sentido de la palabra, poniendo al banco nacionalizado en la vía de los beneficios pero, eso sí, lejos de vislumbrarse la posibilidad de la devolución de las ayudas públicas.