Memorizar no siempre es una tarea sencilla. Imagínate que un crupier coloca diez cartas sobre la mesa, mostrándolas una a una y luego volteándolas rápidamente. Tu desafío es recordar el número, el palo y el orden en que aparecieron las cartas. ¿Serías capaz de recordar cada una de ellas? 

Es muy probable que encuentres dificultades en alguno de estos tres aspectos. Quizás se te olvide algún palo o el orden de apertura de alguna carta. Sin embargo, hay personas que tienen una capacidad asombrosa de memorización. Algunos de los conocidos como ‘atletas de la memoria’ son capaces de recitar cientos e incluso miles de cartas con un simple vistazo. 

El actual récord mundial Guinness lo ostenta el británico Dominic O’Brien, que en 2002 fue capaz de recitar una secuencia de 2.808 cartas (54 barajas) después de ver cada carta solo una vez, cometiendo apenas unos pocos errores por el camino.  

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A pesar de esta sorprendente habilidad, según reveló un estudio científico publicado en la revista Neuron en 2017, esta capacidad de memoria no parece estar asociada con una anatomía cerebral extraordinaria o una superioridad cognitiva general. En cambio, los ‘atletas de la memoria’ mejoran su rendimiento a través de estrategias mnemotécnicas

En este sentido, la técnica más utilizada es el método de loci —plural de la palabra latina locus, que significa lugar o ubicación—, un enfoque que se lleva utilizando desde hace siglos e incluso milenios. 

Cómo funciona el método de loci

El funcionamiento es sencillo, pero muy efectivo. Se trata de una estrategia mnemotécnica que consiste en crear una imagen mental de la información que se desea recordar y luego asociar dicha imagen a una ubicación específica en un mapa mental

Dicho en otras palabras, piensa un lugar que conozcas muy bien, preferiblemente uno que tenga muchas características definitorias. Podría ser una calle repleta de tiendas por la que pases todos los días para coger el bus o el metro que te lleve hasta el trabajo, o el recorrido de tu casa desde que cruzas la puerta de entrada. 

Por ejemplo, señalan desde Art of Memory, tus primeras diez ubicaciones podrían ser: tu dormitorio, en tu cama; tu dormitorio, en tu armario; baño; pasillo; otro dormitorio; escaleras; salón; comedor; cocina; porche delantero. Una vez establecidas, siempre viajarás por tu mapa mental en el mismo orden. 

Una vez fijadas las ubicaciones, ubica cada elemento que quieres memorizar e imagina ese elemento en un lugar o ubicación de ese mapa mental. Pongamos el ejemplo de que quieres memorizar la siguiente lista de la compra: maíz, leche, zanahorias, pollo, ajo, champú, lentejas, fregasuelos, mayonesa y salsa picante. 

Usando el ejemplo anterior de mapa mental, colocarías el maíz en la primera ubicación. Esto es, debes imaginar una mazorca de maíz en la cama de tu dormitorio. Un buen truco, aseguran desde Art of Memory, es exagerar la mazorca de maíz convirtiéndola en una mazorca gigante.

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Luego coloca sucesivamente cada elemento en orden en función de los habitáculos establecidos en tu mapa mental: armario-leche; baño-zanahorias; pasillo-pollo; segundo dormitorio-ajo; escaleras-champú; salón-lentejas; comedor-fregasuelos; cocina-mayonesa; porche delantero-salsa picante. 

Cuando hayas dominado estos diez primeros elementos, puedes comenzar a ampliar gradualmente tu mapa mental. Por ejemplo, podrías intentar expandirlo hasta treinta ubicaciones, y una vez que te sientas cómodo con esas treinta, podrías intentar colocar dos elementos dentro de cada ubicación.

Según los expertos en memoria, este método resulta sumamente efectivo para recordar tanto elementos de una lista como los temas a tratar en un discurso. Para recuperar o recordar la información, simplemente visualízate caminando nuevamente por ese mapa mental y recoge mentalmente lo que necesitas recordar de cada ubicación.