En la crianza y el desarrollo de nuestros hijos hay un horizonte de bienestar emocional que, como padres, aspiramos a alcanzar. Sin embargo, vivimos en un mundo cada vez más complejo y exigente en donde cultivar la salud mental de los niños y adolescentes se ha convertido en una tarea indispensable. 

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En este contexto, entran en juego términos como atención, comprensión y acción deliberada con el objetivo de trasmitir los mejores valores a nuestros hijos. Para comprender mejor este desafío y saber cómo abordar la salud mental de los más pequeños, hablamos con Natalia Prado Sanz, psicóloga infantil, juvenil y familiar, y directora de Gimeno, Prado y Valverde Psicología. 

Autocuidado de padres a niños

La experta enfatiza la importancia del autocuidado desde una edad temprana en el desarrollo de la salud mental de los niños y adolescentes. "Desde pequeños, los adultos ejercen cuidado sobre los niños a través de rutinas, higiene, alimentación adecuada, límites y respeto. Todo esto les ofrece seguridad, aprender a respetarse así mismos y a los demás, y establer límites saludables en sus relaciones", afirma la psicóloga. 

Imagen de una familia feliz. miniseries Istock

Natalia Prado identifica varios desafíos comunes en la actualidad de los menores, desde la ansiedad y estrés hasta problemas de autoestima y trastornos alimenticios. Una cuestión donde la influencia de la tecnología, incluidos los dispositivos electrónicos y redes sociales, son también un factor significativo que puede impactar negativamente en el bienestar. 

Para contrarrestar estos retos, Prado subraya la importancia de un ambiente familiar de confianza y cariño, relaciones sociales saludables, y la gestión de emociones. "Las bases que establezcamos desde pequeños, serán los pilares y la forma de funcionamiento en la edad adulta", comenta. 

Rutina y estabilidad emocional

La rutina forma un papel esencial en el día a día de los más pequeños y, es que, gozar de un horario estable y sin sobresaltos impacta positivamente en la estabilidad emocional de los jóvenes. "Les aporta seguridad y previsibilidad, les ayuda con el manejo del estrés y les da cierta sensación de control", tal y como afirma Natalia Prado. 

Sin embargo, la psicóloga también señala que es importante no establecer una rutina excesivamente rígida o inflexible, ya que puede tener el efecto contrario. "Una rutina equilibrada, en la que tenga cabida cierta flexibilidad, es la clave para favorecer la estabilidad emocional de los niños y jóvenes", matiza Prado. 

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En el contexto escolar, horarios consistentes, tiempo de descanso, actividad física, buenos hábitos de alimentación y de sueño, así como destinar un momento concreto del día al baño y no sobrecargar a los niños con demasiadas extraescolares, son aspectos clave en para el día a día. 

Buenas conexiones e inclusión

Prado también destaca el papel fundamental de la conexión emocional con los padres y otros seres queridos para el bienestar. "Una conexión sólida proporciona seguridad y estabilidad emocional", afirma la psicóloga. "El apoyo y la validación de los padres refuerza la sensación de valía personal de los jóvenes", añade. 

Además, mantener una comunicación abierta ayuda a crear un ambiente familiar de confianza y comprensión. Para ello, Natalia Prado sugiere una escucha activa, empatía de padres a hijos, conversaciones desde la calma, tratar de no alterar a los niños, no menospreciar sus pensamientos y hablarles siempre desde el respeto. 

La tecnología: una herramienta de doble filo

Prado también advierte sobre los riesgos del uso excesivo de dispositivos electrónicos y redes sociales, pero también reconoce sus beneficios. "Es crucial equilibrar el tiempo de pantalla con otras actividades y fomentar un uso saludable de la tecnología con límites claros y supervisión", subraya.

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Promover la salud mental de niños y adolescentes requiere un enfoque integral que abarque la atención física, emocional y social. Con el apoyo adecuado y la implementación de hábitos saludables, podemos ayudar a nuestros jóvenes a cultivar la resiliencia y el bienestar necesario para enfrentar los desafíos de la vida con fortaleza y confianza.