Los gatos son unos seres especiales, ya no sólo por los vídeos que inundan internet, a veces fascinantes y otras tantas graciosas, sino porque tienen una relación única con los seres humanos. Aunque muchas veces parezcan animales muy independientes y poco propensos a expresar sus sentimientos (tal y como harían nuestros colegas caninos), los felinos reservan algunos sonidos sólo para comunicarse con los seres humanos.
Los gatos se comunican vocalmente con maullidos, ronroneos y silbidos. Desde el punto de vista científico, los maullidos y los silbidos no tienen demasiado interés. Su sonido se genera en la laringe, al igual que la vocalización en los humanos y en otros muchos mamíferos. En cambio, el ronroneo sí que ha generado mucha fascinación en el mundo científico desde que Richard Owen demostrara en 1833 que la estructura del aparato hioideo es diferente entre los felinos panterinos o ‘rugientes’ (leones, tigres, etc.) y los ronroneantes (gatos y otros).
Algunas investigaciones que datan de hace medio siglo sugirieron que los ronroneos se producen mediante un mecanismo especial: a través de la contracción y relajación cíclica de los músculos de las cuerdas vocales dentro de la laringe. Este movimiento requeriría de un control y una entrada neuronal constante por parte del cerebro. Por tanto, hasta ahora, lo que se creía es que la producción de los ronroneos dependía completamente del control neuronal.
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Sin embargo, un nuevo estudio dirigido por el científico austriaco Christian T. Herbst, de la Universidad de Viena, lo desmiente. Y es que su investigación demuestra que las contracciones musculares cíclicas no son necesarias para generar los ronroneos. Los resultados del estudio, publicado recientemente en la revista científica Current Biology, muestran que la laringe del gato doméstico puede producir sonidos extraordinariamente graves sin que sea necesaria ningún estímulo neuronal cíclico ni contracciones musculares repetitivas.
Tras realizar un experimento de laboratorio controlado, los investigadores se dieron cuenta de que el mecanismo de producción de sonido observado es sorprendentemente similar al registro de 'aleteo vocal' de los seres humanos. En este sentido, descubrieron que este régimen vibracional se combina con una especialización anatómica inusual y poco estudiada: las almohadillas dentro de las cuerdas vocales de los gatos.
"Las investigaciones anatómicas revelaron una 'almohadilla' única dentro de las cuerdas vocales de los gatos que podría explicar cómo un animal tan pequeño, que pesa sólo unos pocos kilogramos, puede producir regularmente sonidos a esas frecuencias increíblemente bajas (20-30 Hz, o ciclos por segundo), muy por debajo incluso de los sonidos graves más bajos producidos por las voces humanas", afirmó en un comunicado de prensa Herbst.
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Las conclusiones del estudio, por tanto, reflejan que existe un déficit en la comprensión actual del ronroneo felino. Y aunque este estudio no supone un descarte completo de las teorías anteriores, los investigadores señalan que es importante realizar nuevas investigaciones para clarificar la procedencia de este sonido felino.
“Se necesitarán más investigaciones para dilucidar los mecanismos vocales fisiológicos y físicos que subyacen al ronroneo del gato, pero nuestros datos demuestran inequívocamente que las vibraciones de las cuerdas vocales impulsadas por aerodinámica mioeslástica (MEAD por sus siglas en inglés) a frecuencias de ronroneo son posibles, sin entrada neural o contracción muscular activa, y por lo tanto que se requiere una teoría revisada del ronroneo”, concluye el estudio.