Hay quien no cuenta con una piscina en su casa para soportar las altas temperaturas que suele traer consigo el verano. Por ello, la opción que escogen muchos es acudir a otro tipo de lugares de baño, como pueden ser ríos, lagos o pozas. No obstante, siempre hay que tener en cuenta que existen riesgos si no se toman las precauciones debidas a la hora de decidir zambullirse en ellos.

En primer lugar, porque son sitios en los que se suelen dar gran parte de los ahogamientos en nuestro país. Según el último informe de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, en 2022 se ahogaron en España un total de 394 personas. De ellas, 54 en ríos, 52 en piscinas y 71 en otro tipo de masas de agua. En total, 177 ahogamientos acumulados más allá de las playas, con 217.

Las causas principales de que se produzca tal cantidad de muertes por ahogamiento en nuestro país están en no saber nadar bien, los despistes de los padres o las imprudencias que pueden llegar a cometer los adultos. Y más en un territorio como el nuestro, repleto de pozas naturales, lagos y espacios fluviales.

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Lo que ocurre en estos lugares es que se pueden originar corrientes, remolinos y cuentan con una profundidad desconocida que puede resultar peligrosa. Más, si cabe, cuando no se cuenta con la presencia de socorristas o equipos de rescate que puedan ayudarnos en una situación complicada.

Por este motivo, las precauciones que se deben tener en cuenta en estos espacios para evitar sustos son, por ejemplo, que si nos encontramos en una poza o un embalse, no hay que tirarse al agua de cabeza. No sabemos qué puede llegar a tener el fondo, si puede ser pedregoso o pantanoso.

Por este motivo, desde la Generalitat, por ejemplo, proponen que, en caso de que sea un espacio con socorrista, se obedezcan sus instrucciones en todo momento, así como los consejos de seguridad y advertencia existentes. Además, después de una comida, si se ha estado al sol, se deberá entrar lentamente en el agua. Si una vez dentro no se siente bien, deberá salir rápidamente y avisar a alguna persona.

Baño en un río. iStock

Asimismo, en el caso de embalses, ríos o pozas naturales, deberá asegurarse de que está permitido bañarse. Según la Agencia Europea de Medioambiente, muchos espacios de este tipo pueden presentar riesgos biológicos o químicos para la salud. En total, solo el 55,9% tienen una calidad excelente del agua. El observatorio ciudadano de la sequía en España baja, sin embargo, ese porcentaje y sitúa al 52,9% de las aguas superficiales en buen estado.

El porcentaje restante no llega a ser apto para el baño por varias causas que pueden ir desde filtraciones de los fertilizantes utilizados en la agricultura, los purines de la ganadería intensiva, las aguas residuales o, incluso, la pervivencia de químicos antiguos como los de los antiguos detergentes con fosfatos. Todo ello hace que se acumulen en estas masas de agua ciertas cianobacterias y algas.

En algunos casos, y dependiendo de su concentración, la presencia de estos organismos puede ser peligrosa para nuestra salud. Se puede producir un daño hepático masivo o, incluso, pueden ser inductores de tumores digestivos. No obstante, las zonas más peligrosas para el baño están indicadas y queda en nuestra responsabilidad como ciudadanos el hacer caso o no a las prohibiciones y tomar las precauciones que sean necesarias.