Teatro romano de Clunia.

Teatro romano de Clunia.

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De los vacceos a Roma: una evocadora escapada por la Ribera del Duero burgalesa

Con los bucólicos paisajes de los viñedos como telón de fondo, hacemos un sorprendente viaje de 2.000 años en media hora. Una apasionante escapada corta hasta los orígenes de una de las zonas vitivinícolas más visitadas, a través de dos espacios donde la historia se siente en primera persona.

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Hay lugares en los que el tiempo parece detenerse. Donde basta un paso para retroceder miles de años. En la Ribera del Duero burgalesa, entre extensiones de viñedos, pinares y pueblos medievales, el viajero puede vivir una de esas experiencias que no entienden de relojes: un viaje en el tiempo que va de la Hispania celtibérica a la romana en tan solo unos kilómetros.

Una curiosa ruta que une Territorio Vacceo, en Roa de Duero, con la ciudad romana de Clunia Sulpicia, en Peñalba de Castro. Dos mundos antiguos que pueden descubrirse en un solo día: ¿preparado para dejarte sorprender?

Territorio Vacceo: el latido de los primeros pobladores

En Roa de Duero, donde el río serpentea entre viñedos y campos de lavanda, la historia se vive al aire libre. Allí se alza el Parque Arqueológico y Medioambiental Territorio Vacceo, un espacio único donde la historia se toca, se huele y se aprende.

Entre casas de adobe, herramientas y talleres, los visitantes pueden modelar cerámica, tallar piedra o encender fuego como lo hacían los vacceos, el pueblo prerromano que dominó las fértiles tierras del Duero entre los siglos V y I antes de Cristo.

La aventura comienza en un poblado de la Edad del Hierro, con chozas levantadas con las mismas técnicas que sus antiguos habitantes.

Territorio Vacceo.

Territorio Vacceo.

Continúa por un oppidum vacceo, centro fortificado que muestra la organización de estos pueblos, y termina en una domus romana fielmente recreada, donde el visitante entra en el tablinum, el triclinium o la tabernae, comprendiendo cómo evolucionaron los oficios y la vida cotidiana hasta la llegada de Roma.

Los talleres de arqueología experimental son el alma del Territorio Vacceo: niños y adultos aprenden jugando a reproducir mosaicos, cerámicas o joyas visigodas, descubriendo que el pasado se comprende mejor cuando se toca con las manos.

La experiencia cronológica de Territorio Vacceo termina con la llegada de Roma. Pero ¿y si pudiéramos abrir en la misma jornada ese capítulo y bucear en sus usos y costumbres? ¡Hecho!, hoy en día basta recorrer 60 kilómetros para trasladarnos entre ambas culturas. ¿Avanzamos?

Territorio Vacceo-Roa de Duero.

Territorio Vacceo-Roa de Duero.

Ave César: ¡los viajeros te saludan!

A solo media hora de viaje desde Roa de Duero, la carretera asciende suavemente hasta el Alto de Castro. Allá encaramada emerge Clunia Sulpicia, una de las ciudades romanas más importantes de la antigua Hispania.

No hace falta acercarse mucho para vislumbrar los restos de lo que hace 2.000 años fue un lugar neurálgico para el Imperio romano. No es casualidad que fuera testigo de un episodio que cambió la historia de Roma: aquí, el gobernador Servio Sulpicio Galba fue proclamado emperador tras la muerte de Nerón.

El yacimiento luce orgulloso el que es, sin duda, su gran emblema: el teatro, uno de los mejor conservados de la Península Ibérica. Excavado parcialmente en la roca y con capacidad para casi 10.000 espectadores, su enormidad impresiona y cautiva.

A su alrededor, los trabajos arqueológicos han alumbrado más y más retazos de la importante ciudad romana que fue.

Termas de Clunia.

Termas de Clunia.

En la actualidad se puede pasear por el foro, centro político y religioso, presidido por el Templo de Júpiter y flanqueado por pórticos con antiguas tabernae donde se desarrollaba la vida comercial; recorrer las termas, conocidas como Los Arcos I y II, que conservan parte de su sistema de hipocausto, aquel ingenioso suelo radiante que mantenía templadas las estancias del caldarium, el tepidarium y el frigidarium; o admirar los mosaicos y patios de las casas, testigos de la vida doméstica de una sociedad refinada.

Por su parte, los restos del acueducto y del sistema de alcantarillado recuerdan la ingeniería avanzada que distinguió a Clunia Sulpicia, capital de la Hispania del Norte.

Un día, dos milenios… ¡y mucho más!

En un mismo día, el viajero puede pasar del barro al mármol, de la fragua prehistórica al foro romano. De los vacceos a Roma: un trayecto de apenas 60 kilómetros que recorre más de veinte siglos de historia.

Y si aún se quiere más… ¡se tiene más! La Ribera del Duero burgalesa está llena de pequeños tesoros que permitiendo extender aún más la escapada entre viñas, piedras cargadas de historia y silencio.

Casa nº3 en Clunia.

Casa nº3 en Clunia.

Toda hoja de ruta por la Ribera del Duero burgalesa ha de recalar en Peñaranda de Duero, joya medieval con su castillo, su plaza porticada y el Palacio de los Condes de Miranda.

En Caleruega, entre campos de lavanda, famosa por ser cuna de Santo Domingo y tener la bodega subterránea tradicional más antigua de la Ribera del Duero.

En Gumiel de Izán, con su trazado medieval, y su imponente iglesia de Santa María, que se ha dado en llamar “la Petra española”. O en Moradillo de Roa, con su Cotarro, una impresionante red de 157 bodegas subterráneas y 5 lagares tradicionales.