Sumérgete en un paraíso de playas paradisíacas y déjate envolver por la tranquilidad y la belleza que solo el mar puede ofrecer con sus arenas blancas y aguas cristalinas. El mundo está lleno de maravillas naturales, pero pocos pueden competir con una playa casi virgen con vistas paradisíacas. Se encuentran en lugares remotos y exóticos, donde la naturaleza se encuentra en su estado más puro. Ya sea en una isla tropical o en un rincón escondido de la costa, estas playas ofrecen una experiencia única y relajante para aquellos que buscan conectar con la belleza natural del mundo.
El archipiélago de Fernando de Noronha es un archipiélago volcánico brasileño, perteneciente al estado de Pernambuco. Se encuentra en el océano Atlántico. Está declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En primer lugar, destaca Baía dos Porcos por el color del agua en diferentes tonalidades; las rocas acariciadas por las olas, en las que se refugian los peces; la tranquilidad de sus aguas, casi sin olas, y la belleza de los alrededores. Es una de las mejores playas de Fernando de Noronha.
El archipiélago de Fernando de Moronha, en Brasil.
La playa Cacimba do Padre es considerada un paraíso para los surfistas, la Praia da Cacimba do Padre es una de las playas más agradables de la isla. También llamada Praia da Quixaba, Cacimba do Padre tiene uno de los arenales más grandes de la isla y es el escenario de importantes eventos internacionales durante la temporada de surf, que va de diciembre a marzo, momento en el que ofrece algunas de las mejores olas.
Es una inmensa y hermosa playa, con una configuración curvilínea que le proporciona una elegancia adicional, y está protegida por un acantilado de 50 metros que ofrece increíbles vistas de la playa. Es, sin duda, una de las mejores playas de todo Brasil.
El Nido de Palawan, con un total de 1.780 islas por descubrir, seduce con sus islotes rodeados de arrecifes increíbles como los de Tubbataha o Apo, centenares de playas de arena blanca y lagunas de coral coronadas de imponentes acantilados de piedra kárstica que acarician la rica flora tropical.
El Nido es, sin lugar a duda, uno de los destinos más conocidos de Filipinas y no es para menos. Sus increíbles paisajes kársticos aguardan uno de los mejores secretos de Filipinas: lagunas escondidas, playas paradisíacas de arena blanca y aguas turquesas, coloridos arrecifes y paisajes únicos en el mundo. Se encuentra rodeado de un buen grupo de pequeñas islas.
Laguna Grande es uno de los sitios en los que podemos recalar si nos lanzamos a conocer las bellezas que rodean El Nido. Sus aguas de color turquesa abrazadas por acantilados y formaciones rocosas configuran un paisaje inolvidable.
Laguna Grande, en Filipinas.
Otro de los lugares que quitan el aliento es Hidden Beach, una joya escondida entre rocas de difícil acceso y elevadísimos acantilados. Sus cálidas aguas propician un baño agradable.
Lalomanu es un pueblo en la costa este de la isla de Upolu, en Samoa. La playa de Lalomanu, una extensión virgen de arena blanca, está enclavada en medio de una exuberante vegetación tropical. Situado dentro de una laguna translúcida en el pueblo que lleva su nombre, este sereno destino se encuentra en el sureste de la isla de Upolu, aproximadamente a una hora de viaje desde la capital, Apia.
Las arenas prístinas se fusionan con el cálido abrazo del océano azul, mientras que la suave brisa y las impresionantes vistas panorámicas. Esta playa no solo es una de las más populares de Samoa, sino que también sirve como puerta de entrada a un paraíso submarino.
La laguna de coral adyacente, parte de una reserva marina protegida, invita a los visitantes a ponerse equipo de buceo y sumergirse en la exploración de la fascinante vida marina tropical. Para aquellos que buscan aventuras sobre las olas, la playa de Lalomanu ofrece una variedad de actividades.
Playa Lalomanu, en Samoa.
Un viaje más allá de la playa de Lalomanu para descubrir las joyas costeras vecinas. Al norte se encuentra la isla Namua, donde podrás nadar junto a las majestuosas tortugas verdes. Aventúrate hacia el sur hasta la isla Nu'utele, un santuario para las aves marinas que anidan en ella. Para el explorador intrépido, una caminata hasta el cráter volcánico inactivo revela a los esquivos zorros voladores, elevándose contra el telón de fondo de los exuberantes paisajes de Samoa.
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