En los años cincuenta una marca de vehículos alemana comenzaba a fabricar habitáculos rodantes. Con la llegada de los sesenta se convertían en una seña de identidad, un icono del inconformismo y la libertad. La época hippie decoró aquellas “furgonetas” con símbolos de paz y colores llamativos. Eran pequeñas casas con ruedas que permitían descubrir el mundo, recorrer los circuitos musicales y localizar lugares paradisíacos.

En el siglo XXI, esos hogares rodantes disponen de todas las comodidades. Muchas zonas de la geografía española como Palencia, Asturias, Galicia o Aragón, cuentan con zonas específicas para acoger a los viajeros de autocaravanas. Algunas son gratuitas y ofrecen estancia limitada, aparcamiento e incluso posibilidades de acondicionamiento del vehículo.

De visita en Palencia

Tener el domicilio vacacional a un paseo de la Calle Mayor, es un lujo. La gran vía palentina, de casi un kilómetro de largo, conserva tramos aportalados en uno de sus lados. Uno de sus orgullos fue servir de plató a películas como Calle Mayor, de Juan Antonio Bardem. La vía principal presume, entre otras construcciones, del Palacio Barroco. Una edificación de aires italianos y reja castellana en balconadas y ventanales.

El edificio primitivo del Casino se construyó en el siglo XVI, aunque su cambio de imagen llegó a principios del siglo XX. La ciudad del río Carrión posee hermosas obras arquitectónicas y artísticas. No es conveniente marcharse sin contemplar el gótico de su Catedral o el del Convento de las Clarisas, aunque son muchas las iglesias y construcciones, de diversas épocas, dignas de visita.

Los puertos asturianos de Navia y Ortiguera

Aparcar el “alojamiento con ruedas” en Navia, ofrece tres días para recorrer esta parada obligada del Camino de Santiago. El río Navia llega como ría al centro de la villa. En el siglo XVI se construyó un recinto amurallado, para defenderse de los corsarios que se acercaban por la ría hasta el mismo núcleo de población. Tan solo se conserva algún tramo.

El concejo de Navia es tierra de marinos y marineros, de pescados frescos, castros celtas y palacetes indianos. Quintas con hermosos jardines, casas palacio y casonas asturianas se diseminan por el entorno del Puerto de Vega. En el muelle la vida se desenvuelve entre barcas de madera, pequeños barcos pesqueros, veleros y yates que se arrullan con el bullicio de bares y restaurantes. Un Cantábrico de barrancos, paisajes espléndidos, calas y playas como Frejulfe, declarada Monumento Natural, o la de Barayo, Reserva Natural Parcial de la Biosfera.

En Ortiguera, el mismísimo faro ofrece posibilidad de aparcamiento. Es uno de los centros de población más importantes del Concejo de Coaña, y su puerto del Ribeiro es uno de los más bonitos de Asturias. Estrecho, bordeado de cañones y con un pequeño espigón, presume de aguas transparentes sobre fondos rocosos. Un puerto espectacular desde el que se contemplan las casas colgadas en la montaña. Viviendas de aire marinero y palacetes de arquitectura indiana, como la Quinta Jardón y sus jardines de influencia francesa, se reparten por un pueblo empinado que se enfrenta al orgulloso Cantábrico.

El entorno natural de Pontevedra

En A Carixa, zona recreativa a orillas del río Deza, existe un hermoso entorno natural y una playa fluvial, además de parking para autocaravanas. Se encuentra a apenas cincuenta kilómetros de Santiago de Compostela. El pueblo, Vila de Cruces, es un municipio atravesado por un bonito puente medieval y decorado por pazos. La comarca del río Deza está repleta de frondosos bosques y rutas naturales.

El sendero situado entre Vila de Cruces y Silleda dispone de un magnífico mirador desde el que se contempla una de las cascadas más espectaculares de toda Galicia. Un salto de agua de casi setenta metros de altura. El camino conduce a una de las grandes joyas del románico gallego. El imponente Monasterio de San Lorenzo de Carboeiro, fundado en el siglo X, se levanta en un magnífico paraje poblado de castaños y robles. Naturaleza mágica y leyendas vinculadas al diablo.

Una parada en Monzón, Huesca

La segunda ciudad más poblada de Huesca es famosa por su castillo templario. La fortaleza está ubicada en una colina que domina toda la ciudad. Es una imponente construcción levantada por los musulmanes en el siglo X. Dos siglos después se instalaron los templarios y añadieron murallas, torres, caballerizas y dormitorios. Un castillo con leyenda oculta y, según cuentan, pasadizos secretos construidos y utilizados por los Caballeros del Temple.

Otra visita obligada es la Concatedral de Santa María del Romeral. El templo es de origen románico, aunque las modificaciones posteriores del gótico, el barroco y el mudéjar lo dotaron de su aspecto actual. El casco antiguo de Monzón presume de otros edificios interesantes. Los amantes del vino pueden descubrir alguna de las bodegas de vino de Somontano.

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