Trieste es una ciudad un tanto peculiar. Se encuentra muy próxima a Eslovenia y fue parte del Imperio Austrohúngaro, aunque tiene una identidad totalmente italiana. Trieste destaca por ser un crisol de culturas, influencias y ambientes muy diferentes. Esta ciudad italiana fue hogar de muchos artistas que se establecieron en ella en busca de paz e inspiración como James Joyce, Ernest Hemingway y Umberto Saba, entre otros.

Trieste fue la punta del diamante del Imperio Austrohúngaro, cuyos territorios iban desde Polonia al Mediterráneo y desde los Balcanes a Baviera. Algo que caracteriza a la ciudad es el particular viento que sopla en ella, Bora, que limpia cualquier atisbo de niebla, haciéndola brillar de una forma mágica.

En Trieste, por un lado están las montañas, las colinas del Karsc, y por el otro el mar. Entre medias se encuentran los bellos edificios del puerto, los palacios que se encuentran a lo largo de la ciudad y el Castillo de Miramare. No solamente destaca por los paisajes que ofrece al estar situada entre el mar y la montaña, ya que también es un territorio de frontera. Esto crea un cruce espectacular de culturas y religiones, lo que se puede apreciar en muchos de sus edificios y monumentos.

La Plaza de la Unidad es la plaza central, la más grande y bella de la ciudad. Se asoma al golfo de Trieste y es centro de importantes eventos, como conciertos y otros espectáculos. A su alrededor se encuentran importantes edificios, tales como el Palacio Comunal, el Palacio Modello, Casa Stratti con el antiguo Café de los espejos, el Palacio del Lloyd Triestino o el del Gobierno. Otras plazas que destacan en la ciudad son la Plaza de la Bolsa y la Plaza Goldoni.

La plaza de la Bolsa está presidida por el edifico de la Bolsa, un edificio que data de 1806 y que hoy es la sede de la cámara de comercio de la ciudad. Por otra parte, la zona de San Giusto se encuentra en la parte más antigua y característica de Trieste y destaca por sus estrechas calles desarrolladas en varios niveles. Es en esta zona donde se encuentra la Catedral, finalizada en el siglo XV y en la que sorprende su rosetón blanco en la fachada, además de los mosaicos y las obras de arte en su interior.

Al otro lado de la basílica se encuentra el Castillo de San Giusto, desde donde se ofrecen unas bellas vistas panorámicas de la ciudad. Este castillo se construyó en varias fases, de ahí que se puedan apreciar en sus muros estas irregularidades. Hoy día se trata de un centro de exposiciones, donde se puede contemplar la armería, el Lapidarium y el Museo.

Otros templos religiosos que se pueden encontrar en Trieste son: la iglesia de Santa María la Maggiore, de estilo neoclásico del siglo XVII, la iglesia de San Silvestro, mucho más pequeña y una de las más antiguas y la de San Spyridon, una iglesia ortodoxa con grandes cúpulas azules.

Uno de los vestigios que todavía hoy se pueden apreciar de la época romana es el Teatro romano, con una capacidad máxima de 6.000 espectadores. Se pueden contemplar los restos bien conservados que datan del siglo I d.C. Otro elemento romano del siglo I que se puede encontrar en esta ciudad italiana es el Arco de Riccardo.

Un lugar para recorrer en la ciudad es el Gran Canal, uno de los mejores sitios para contemplar la puesta de sol. Además, es una buena zona para tomar algo o cenar con unas vistas a edificios principales como el Palacio Carciotti y la iglesia de San Sanador Antonio, un templo de estilo neoclásico que preside la plaza del canal.

A las afueras de Trieste se encuentra el Castillo de Marimare que en su día fue residencia de Maximiliano de Habsburgo. La visita al castillo será una grata actividad y pasear por sus jardines merecerá mucho la pena. Se construyó entre 1856 y 1860 y sobre él ronda la leyenda de que todo aquel que pase una temporada viviendo entre sus muros, morirá antes de tiempo. Fue esto lo que le pasó al archiduque Maximiliano de Hasburgo cuando aceptó el encargo de emperador de México, donde le esperaba una muerte prematura. En las inmediaciones, que han sido declaradas reserva natural protegida, se pueden ver gran variedad de aves marinas.

No hay que olvidarse de unos de los lugares más característicos de Trieste son sus cafés, que siempre han supuesto un verdadero punto de encuentro, cultura, arte y tradición. Estos cafés se inspiraron en los de Venecia, pero posteriormente tomaron un aspecto más parecido a los de Viena. Los más conocidos son el Café San Marcos, Café Tomaseo o Café Torinese.

Más información en: infoviajes.contacto@gmail.com