Un idílico paisaje caribeño de arenas blancas y suaves, sin palmeras. Playas de aguas cristalinas en azul turquesa, frías como el Océano Atlántico. Las islas Cíes y los archipiélagos de Ons y Sálvora presumen de espacios indómitos.

El Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia protege la vida y la belleza de sus islas. Paraísos atlánticos sin aglomeraciones. Porciones de tierra protegida de los excesos humanos, que gracias a la limitación de accesos preservan su biodiversidad. Un turismo sostenible y relajado, que se oculta cerca de la frecuentada costa gallega. Rocas, bosques frondosos, faros y playas salvajes son grandes alicientes, aunque toque día de lluvia.

Las Islas Cíes, en plenas Rías Baixas 

El famoso archipiélago que cierra la Ría de Vigo tiene cuota diaria de visitantes y exige permisos del Parque para fondear, hacer submarinismo o pernoctar en el único lugar posible, el camping de la Isla del Medio o Isla del Faro. Presume del faro más conocido de las Cíes y en la zigzagueante ruta que conduce hasta él aparecen algunos de los lugares más emblemáticos de la isla. Las playas de Rodas y Nosa Señora, las dunas de Muxeiro y la sorprendente Pedra da Campá. Una roca agujereada por la que el sol se cuela durante el atardecer.

En el camino del Monte Faro, los excursionistas hacen una parada en el Centro de Interpretación de la Naturaleza y, muy cerca de la cima del faro, el observatorio de aves ofrece unas imponentes vistas del archipiélago más conocido de Galicia.

Un puente conecta la Isla del Faro y la Isla de Monteagudo (la del Norte). Aunque queda cerrado con la subida de la marea, las islas continúan unidas por una inmensa lengua de arena, la impresionante Playa de Rodas que ha sido catalogada por algunos como la más bonita del mundo.

La Isla de San Martiño, o Isla del Sur, tiene forma triangular y está protegida por acantilados, salvo en la ensenada de dunas en la que aparece la playa que comparte nombre con la isla. Las Cíes cuentan con playas y hermosas rutas bien señalizadas. Además de la Ruta del Faro de las Cíes existen otras, la Ruta del Alto do Príncipe, la del Faro de Porta y la del Faro do Peito, (en la Isla del Norte) desde el que se divisa la Isla de Ons.

El archipiélago de Ons

Ons, la isla principal, y sus hermanas pequeñas, Onza y los islotes de Centulo y Freitosa, se encuentran frente a la ría de Vigo. Ons concentra la tercera parte de las visitas que reciben las Islas Atlánticas y es la única habitada. Fuentes y manantiales abastecen a las diminutas aldeas repartidas entre parajes de acantilados, pequeñas ensenadas y cuevas marinas como el Buraco do Inferno. La gruta que conduce a la “entrada del infierno” es una leyenda en sí misma. El increíble sonido de las olas se identificaba, siglos atrás, con los lamentos de las almas condenadas.

Ons está perfilada por acantilados, pequeñas ensenadas de canto rodado y antiguas construcciones. El castro de Castelo dos Mouros, el yacimiento romano de Canexol, y las fortificaciones de Punta do Castelo y el Castelo do Pereira conforman la historia del lugar.

Los visitantes y excursionistas recorren sus rutas naturales, contemplan zonas de nidificación de aves marinas y se dirigen, especialmente, a sus calas, arenales y playas. El baño en las playas de Melide, Fontiñas, Liñeiros (en el oeste) y playa das Dornas, Canexol o Pereiró (en el este) abren el apetito. Saciarlo es fácil, con la gastronomía marinera que ofrecen sus restaurantes.

Sálvora, varada en la boca de la ría de Arousa

La isla da nombre a un pequeño archipiélago. Numerosos islotes entre los que destacan Noro, Vionta y Sagres arropan a la isla más grande, Sálvora, de apenas dos kilómetros y medio de largo. Pendientes suaves y formaciones graníticas redondeadas que tienen su punto más alto en el alto de Gralleiros, de apenas setenta metros de altura. La acción del viento ha modelado los “monstruos de Sálvora”. Caprichosas formaciones rocosas que sugieren figuras humanas o animales, conocidas como “bolos”, que desatan la imaginación de los visitantes.

Las playas do Almacén, dos Bois, dos Lagos, Zafra o do Castelo son paraísos desiertos de aguas cristalinas. La visita al faro, la excursión guiada a la aldea deshabitada, con sus hórreos ordenados en forma de U alrededor de una plaza, sus fuentes o la escultura de la Sirena, madre legendaria del primer noble de la isla, son grandes atractivos de Sálvora. Una isla con hermosas leyendas de amor, entre humano y sirena, y otras vinculadas a la mitología celta y los encantamientos que transformaron en piedra a hombres y embarcaciones.

El pequeño archipiélago está habitado por caballos salvajes, ciervos, jabalíes, gaviotas, cormoranes, garzas y rapaces, y protege preciosos fondos marinos. Las visitas son limitadas y requieren de permisos del Parque. Tan solo está permitido fondear o desembarcar en la Praia do Castelo o en la de Almacén.

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