La República Democrática del Congo, y en concreto su capital Kinshasa, es un territorio que durante muchos años ha sufrido diversas crisis, pero que gracias a diversos esfuerzos se está convirtiendo en un ejemplo de la vida salvaje, la sostenibilidad y el turismo que respeta la naturaleza. Las cautivadoras costumbres y conversaciones con los nativos y las excitantes excursiones entre selvas impenetrables y ríos llenos de vida son parte del espectáculo que ofrece la República Democrática del Congo.

En el continente africano, el Congo supone una gran aventura, tanto por sus amplias franjas de bosque húmedo como por sus caudalosos ríos y volcanes. Durante el siglo XX sufrió la brutal explotación colonial y posteriormente el autoritarismo y la denominada “Primera Guerra Mundial Africana”, que terminó en 2003 con el ascenso de la dinastía política de Kabila.

Aunque hoy en día disfruta de cierta estabilidad, aún quedan años para poder contar con una estabilidad real, de prudente desarrollo de la enorme riqueza mineral que posee. Del mismo modo, la pequeña industria turística está experimentando un rápido crecimiento, apoyada por los viajeros más aventureros que buscan destinos excitantes y desafiantes en África.

El centro administrativo, económico y cultural del país es Kinshasa. Se trata de una ciudad impregnada de caos, música y ganas de vivir donde la clave está en experimentar todo lo que ofrece. Es una gran ciudad y el mejor sitio para conocer e introducirse en lo que es la vida congoleña. Las mayores áreas de la ciudad incluyen la Cité de I’OUA, sede del Gobierno, y la Zone de Matonge, conocida por su ferviente actividad nocturna.

Los edificios más sorprendentes de Kinshasa son el Edificio de Sozacom y los rascacielos del Hotel Memling, el Mercado Central, el Museo de Kinshasa y la Academia de Bellas Artes.

En el centro de la ciudad destacan otras edificaciones, como el Edificio Gécamines o el Edificio de la Radio-Televisión congoleña. El Palacio de la Nación de Kinshasa es la residencia del presidente de la República y fue construido siguiendo el modelo del castillo de Laeken, en Bélgica. También se encuentra en la ciudad el Palacio del Pueblo, sede de la Asamblea nacional y del Senado, que fue construido entre 1975 y 1979 por China, y es la causa de la mayor parte de la deuda que posee la República Democrática del Congo con China.

Una vez descubiertos los rincones de esta capital africana conviene recorrer otros emblemas congoleños, como el Parque Nacional de los Montes Virunga. Es aquí donde se pueden visitar los gorilas de montaña que viven en las espesas selvas de este Parque Nacional, uno de los más antiguos de África, además de poder llegar hasta la cima del gran volcán Nyiragongo para ver su lago de lava burbujeante.

Se trata del lago de lava más grande del mundo, y fue el causante de la destrucción de la mitad de la ciudad de Goma en 2002. Aunque es uno de los lugares más temidos y respetados por los lugareños, no quiere decir que no se pueda subir a él: quienes terminen el ascenso de unas cinco horas se verán recompensados por una de las vistas al centro de la tierra más sorprendentes de la Tierra.

El río Congo, con una longitud de 4700 kilómetros, es el noveno río más largo del mundo y ofrece unas travesías extraordinarias en barco. La ruta clásica requiere de dos semanas para recorrer 1730 kilómetros en su recorrido entre la selva virgen del Congo, la segunda selva más grande del mundo tras la Amazonia. Este río atraviesa en dos ocasiones la línea del ecuador y es fácilmente navegable en tramos de gran distancia, de ahí los diferentes viajes que se ofrecen en él, destacando el tramo entre Kisangani y el lago Malebo.

Kisangani es la tercera ciudad de la República Democrática del Congo, pero es un remanso de paz que recibe a muy pocos viajeros. Sus calles de arena, su ruidoso mercado fluvial y el húmedo y turbio río Congo que pasa por ella crea un ambiente lánguido, que sorprenderá a todo aquel que lo conozca.

Para culminar con este sorprendente país africano, conviene conocer sus platos típicos, entre los que está el fufu, un bollo pegajoso de harina de mandioca, y el poulet à la moambé, pollo en salsa de la capa exterior de las nueces de palma.

Más información en: infoviajes.contacto@gmail.com