Nuestros viejos profesores y científicos nos enseñaron antaño que los conceptos que están detrás de una idea, de una teoría o de una filosofía son la clave para comprender el mundo que nos rodea, que venimos disfrutando, y que tenemos la obligación de cuidar como si de nuestra propia casa se tratase. No en vano, este planeta es, por el momento el único de que disponemos y podemos habitar.

Debemos conocer el pasado para comprender el presente y tomar cuantas medidas seamos capaces de desarrollar para garantizar el cuidado de la naturaleza, nuestro planeta y casa común de todos quienes lo habitan.

Un ejemplo perfecto de esa antigua enseñanza lo representa en la actualidad el concepto de sostenibilidad que, a todas horas, está ya presente en todas las actividades económicas, políticas, sectores y medios de comunicación como si fuera una novedad (esperemos que no moda pasajera) y una obligación a tener que cumplir todos y cada uno de nosotros (loable y asumible de buen grado) aunque en el fondo, si lo pensamos detenidamente, no es una idea tan nueva pues nuestros antepasados recientes, sin saberlo, ya lo practicaban.

Lago McDonald.

Uno de los ejemplos más representativos de aquellos sectores más activos en la asunción y puesta en práctica del concepto de sostenibilidad lo constituye, sin duda alguna, el sector turístico.

La Organización Mundial del Turismo estableció que el "desarrollo turístico deberá fundamentarse sobre criterios de sostenibilidad, es decir, ha de ser soportable ecológicamente a largo plazo, viable económicamente y equitativo desde una perspectiva ética y social para las comunidades locales".

Sobre estas bases el concepto de sostenibilidad aplicado a la actividad turística que se precie de ser sostenible debe ejercerse con el debido respeto a al medio ambiente, desarrollarse dentro de los límites de la viabilidad económica y respetar elementales criterios éticos y sociales en los destinos o comunidades locales donde dicha actividad turística se lleve a cabo.

El turismo bien concebido y gestionado conforme al concepto de sostenibilidad actualmente vigente, ha supuesto otorgar a esta actividad un nuevo significado que afecta a toda la cadena de valor involucrada en este sector, desde los turoperadores, hoteleros, compañías aéreas, receptivos y, por supuesto, para los viajeros y turistas. Todos estamos implicados en hacer realidad el cuidado debido a nuestro planeta allá por donde viajemos.

En esa noble tarea global, y que afecta a todos y cada uno de nosotros, ha desembocado un aluvión de planes, estrategias y normas cada vez más exigentes y apremiantes con la necesidad de cuidar del planeta sin dejar de lado a las actividades turísticas. Este claro mensaje ha sido entendido y asumido por la gran mayoría de empresas vinculadas al turismo y por los cada vez más concienciados y comprometidos viajeros o turistas.

Así pues, el mundo del viaje y del turismo sostenible se ha comenzado a desarrollar convencido y concienciado de la necesidad de proteger el medio ambiente (nuestra casa común) y conservar y/o proteger la fauna y flora silvestre, su enorme diversidad, sus ecosistemas y, además, proteger la diversidad cultural a la vez que se mejora el bienestar y economía de las comunidades locales.

Junto a las implicaciones que atesora el turismo sostenible está el compromiso con el futuro que todos queremos para nuestro planeta y que muy bien reflejó el insigne científico, divulgador y activista ambiental Carl Sagan cuando escribió con acierto y gran lucidez: "Nuestra lealtad debe ser para las especies y el planeta. Nuestra obligación de sobrevivir no es solo para nosotros mismos sino también para ese cosmos, antiguo y vasto, del cual derivamos".

El turismo sostenible es una actividad que sin duda alguna contribuirá en gran medida, a los objetivos planteados para este mileno por Naciones Unidas, y en su logro estamos todos comprometidos como especie encargada de la salvaguardia de este hermosísimo planeta en el que, por ahora, hemos de sobrevivir.

El enfoque del turismo sostenible parte de la idea de que el turismo es uno de los sectores económicos mejor posicionados para impulsar y lograr plasmar en la vida real el verdadero concepto de sostenibilidad y sus valores asociados al bienestar social, desarrollo económico y fomento de la paz.