Alemania es país de cuentos, hadas y leyendas. Pero hay una ciudad en el estado de Baviera que tiene un encanto merecido (y de postal) y no se le reconoce todavía, quizá por desconocida.

Ulm, una ciudad ni grande ni pequeña, que alberga la torre de iglesia más alta del mundo, paseos por el Danubio de ensueño y, además, fue un día la casa de Albert Einstein.

La Catedral

Ulmer Münster

La catedral de Ulm, o como ellos dicen, el Ulmer Münster es la construcción luterana más importante de la ciudad. Se comenzó a edificar en 1377 con la propia financiación de los ciudadanos y no se finalizó hasta 1890.

Durante todos esos siglos los planos fueron cambiando, por eso conserva algunas vidrieras medievales a pesar de ser una catedral de estilo gótico. Si asciendes los 768 escalones (en caracol), llegarás a la cumbre de la torre de iglesia más alta del mundo. En total, unos 162 metros de altura, desde donde obtendrás una increíble panorámica de la ciudad y sus alrededores. El esfuerzo físico se verá recompensado.

La Rathaus (o el ayuntamiento)

Ulm rathaus

Te llamarán la atención los murales y pinturas de la fachada de este edificio. Destaca también su famoso reloj astronómico. Al lado te encuentras con la biblioteca municipal, cuya construcción te dará un pequeño aire al famoso Museo del Louvre por su forma piramidal acristalada.

Puedes tomarte un café en la última planta de la biblioteca si vas en invierno o puedes disfrutar de un delicioso helado italiano de la gelateria en frente del ayuntamiento.

Stadthause

Stadthaus Ulm

La traducción Stadthaus sería algo así como la Casa de la Ciudad. Se trata del Museo de Ulm. Cerca de la catedral, en la Münsterplatz, es un edificio que desentona completamente con la construcción gótica del Münster, pero que resulta convivir en armonía en la misma plaza.

El 15 de noviembre de 1986, un jurado seleccionó el diseño del arquitecto neoyorquino Richard Meier para construir el nuevo museo de la ciudad. Protestas no faltaron, pero ahora no se entiende esta plaza sin el moderno diseño de su museo y la histórica construcción del Münster. Los fines de semana, en esa misma plaza, levantan el mercado. No dejes de probar las currywurst, esas salchichas alemanas tan ricas.

El barrio de los pescadores

Ulm no es una ciudad demasiado grande y probablemente te topes sin querer con este barrio, que ellos llaman el Fischerviertel. Un bonito paseo entre anticuarios, casas de vigas en blanco y negro y restaurantes donde hacer una parada para comer (sugerimos spätzle). Recorre las estrechas callejuelas siguiendo los canales del Danubio.

El Danubio

Familias, amigos y parejas navegan por el Donau en el festival Nabada.

El Donau o Danubio atraviesa la ciudad dividiendo Ulm de Neu-Ulm (Nuevo Ulm). Curiosamente ambas están en provincias diferentes y tienen legislaciones diferentes para según qué cosas. En Neu-Ulm se puede comprar cerveza después de las doce nocturnas. Aunque eso no es lo que interesa de la división del Danubio, la verdad.

Lo que realmente impresiona son sus vistas, sus paseos, ese verdor del agua y los amaneceres que se pueden ver en el puente para atravesar una ciudad a otra. En verano el río se viste de colores, porque celebran el Nabada, una fiesta local que se celebra el penúltimo lunes de julio.

Los habitantes se construyen sus propias barcas, aunque puedes ver a parejas y familias con las típicas barcas hinchables de plástico. Los jóvenes juegan a tirarse los unos a los otros al río. Pero cuidado: acabar mojado en Ulm más tarde de las siete (aunque sea verano) no es una muy buena idea ¡sigue haciendo un poco de frío!

El Bar Olga

Hay muchos bares en esta ciudad. Cada cual más original y de cuento, pero sólo hay uno donde la noche se convierte en sorpresa. Ese es el Bar Olga, un sitio sin demasiada parafernalia, donde puedes tomar una pinta (o dos, o tres, o las que se precie) de cerveza, echarse unas risas y acabar tomando un kebab en la esquina de al lado.

Einstein

Getty Images

Y, por si no lo sabías, la ciencia tiene su hueco en Ulm. El científico más venerado y laureado del siglo XX nació aquí: Albert Einstein. Cerca de la estación de tren hay un monumento que conmemora este personaje y que recuerda que ahí estuvo la casa donde nació. Aunque lo cierto es que la familia del científico se mudó un año después de su nacimiento a Münich. A pesar de eso, Ulm tiene el privilegio de ser ciudad natal de Einstein.

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